Cerrar la boca: La Feria

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Sr. López

La prima Chela desde niñita andaba en colectas y campañas, pidiendo firmas y repartiendo papelitos, para lo que se le ocurra: juntar ropa para niños pobres de Bangladesh, mandar comida a Biafra, acopiar medicinas para las víctimas de un terremoto en la Micronesia, protestar por la condena a muerte de un asesino confeso en Liberia, urgir a Japón a detener la caza de ballenas… no paraba. Ya casada, con tres hijos, el marido le paró el alto: que cuidara de sus niños, de su casa y luego, que pusiera un dispensario médico en la colonia de junto, donde había pobres para aventar para arriba. Enmudeció el palenque… y no puso el dispensario.
El jueves por la noche salió la respuesta del gobierno federal a la Resolución del Parlamento Europeo (PE) que urge a nuestras autoridades a “garantizar la protección y la creación de un entorno seguro para periodistas y defensores de los derechos humanos, cuya situación empeoró en el gobierno de López Obrador”. La redacción a marro y los broncos conceptos de la respuesta, hicieron dudar a este menda sobre su veracidad pero a la mañana siguiente (viernes) el propio Presidente asumió la autoría. ¡Zaz!
Le reclama al PE que se sume a “la estrategia reaccionaria y golpista del grupo corrupto (…)”, ¿cuál grupo?, nos urge saber quiénes quieren dar un golpe de Estado… nombres, nombres… Como sea, a los del PE los puso pintos: injerencistas, hipócritas, corruptos, mentirosos, panfletarios, borregos, cómplices. ¡Áchis!
Les reclama que se metan en nuestros asuntos y les arroja como arma letal el apotegma de Juárez (que ni es de Juárez, él lo dijo pero es de Kant), sobre el respeto al derecho ajeno, aunque esté cuesta arriba defender su derecho a insultar periodistas y organizaciones civiles (sin mencionar su ninguneo y calumnias a feministas, padres de niños con cáncer y un etcétera que le ahorro).
Igual, qué feo que nadie ayude a nuestro Presidente, en este caso diciéndole que México y la Unión Europea tienen firmados muy formales acuerdos de cooperación precisamente, en materia de promoción y protección de los derechos humanos, que es lo que el PE reclama. No hace tanto, el 25 y 26 de octubre de 2018, México y la Unión Europea celebraron en Bruselas, la Octava Edición del Diálogo de Alto Nivel sobre Derechos Humanos, en la que se trató sobre la situación de los defensores de los derechos humanos y los periodistas. No andan de metiches, nosotros andamos de habliches y no cumplimos nuestros compromisos. Ayúdenle.
Como sea, es desagradable que de casa ajena se opine de la propia y nuestro Presidente es muy enfático en la defensa de que nadie se entrometa en nuestros asuntos. Mucho ha dicho que respeten igual que México respeta y no se mete en lo que no le importa (resumen cafre de la Doctrina Estrada, que tanto invoca nuestro Ejecutivo). Por eso dijo el 7 de enero de este año: “Nosotros siempre hemos actuado con respeto a la política interna de otros países, así lo establece nuestra Constitución”. A todo dar.
Pero sí hay injerencismo de parte de los gobiernos de algunos países y si no es injerencismo, cuando menos son casos en los que opinan y hasta intervienen en asuntos ajenos a sus propios países. Unos ejemplos:
A fines de septiembre de 2021, un Presidente latinoamericano exhortaba a intervenir en Haití, diciendo que había de buscarse “la forma en que intervenga Naciones Unidas, porque hay un completo desgobierno en Haití, hay muchísima violencia (…) hay bandas de delincuentes en Haití (…) hay que hacer algo (…) ¿dónde están los organismos de defensa de derechos humanos a nivel internacional?”
¿Será intervencionismo?… desgobierno, violencia, bandas delincuenciales… duda uno.
Ese mismo Presidente, el 28 de octubre de 2020, criticó ácidamente la estrategia contra la pandemia del Covid 19, en los países europeos, diciendo: “Los toques de queda son para ponerse por encima de la gente (…) lamento que eso esté sucediendo en Europa (…)”. Híjole.
Ese mandatario a principios de febrero de 2019, planteó “la necesidad de revisar la duración de los gobiernos de los Estados Unidos, porque con un periodo de cuatro años, aunque se permita la reelección, no hay estabilidad”. A lo mejor no es -uno qué va a saber-, pero parece injerencismo mondo y lirondo.
Y el mismo político de altos vuelos, en diciembre pasado mandó un equipo de funcionarios de su gobierno a Perú, a apoyar al recién llegado presidente Pedro Castillo, explicando que había un “intento de destitución” y que Castillo “nos pidió apoyo para enfrentar las dificultades políticas de una campaña en contra, mediática en la que se le ataca por incapacidad”.
La cosa salió mal y a Castillo se le fue el mundo encima, bueno, Perú encima: el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso peruano, calificó la intervención de ese equipo de extranjeros como “una clara intromisión en los asuntos internos de Perú” y el diplomático Hugo Palma, exvicecanciller y exembajador peruano en Belgrado, Brasilia, París, Quito, Roma y Tokio, declaró:
“Mientras no se demuestre lo contrario, la población peruana y la mexicana y el Congreso de Perú tienen derecho de pensar que, sin una completa, transparente y satisfactoria explicación, esto tiene que ser considerado como un acto de injerencia”.
¡Ah, sí!, el Presidente acomedido es Andrés Manuel López Obrador, el que pidió que se intervenga en Haití, el que criticó la estrategia en Europa contra la pandemia, el que dice que es necesario revisar el periodo presidencial de los EUA, el que manda funcionarios mexicanos (entre ellos al Secretario de Hacienda), a meter las narices en un asunto político interno de Perú.
En Perú en cuatro años llevan cinco presidentes. Son muy bravos y nada dejados. De nuestro presiente dijeron que su injerencismo “es infeliz en una relación bilateral de respeto, porque se cuestiona nada menos que un proceso constitucional que es parte de la estructura legal del Estado peruano”.
El respeto al derecho ajeno es la paz y también cerrar la boca.

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