Tras la pandemia: Ensalada de grillos

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CIRO CASTILLO

Circularon en las últimas 72 horas videos de pandilleros salvadoreños semidesnudos, con solo un cubrebocas y confinados.

Medios internacionales como El País dieron cuenta de la estrategia de “fuerza letal” ordenada por NayibBukele, presidente de El Salvador. 

Las imágenes provocan escalofríos y nos hacenrecordar las fotografías de los campos de concentración nazis en Alemania, las cuales llegaron a muchos de nosotros como una película en blanco y negro.

Lo preocupante es que, si hiciéramos un sondeo, seguramente encontraríamos que una mayoría de la sociedad está a favor de este tipo de medidas drásticas y coercitivas, a pesar de que van en contra de los derechos humanos.

Argumentarían que, en este caso, Bukele está defendiendo a la gente de las pandillas y que éstos delincuentes no respetan los derechos humanos de la gente.

Es contradictorio porque nos gusta la libertad de hacer lo que nos plazca, pero desde el comienzo de la pandemia por el COVID-19 regresó la tentación del autoritarismo.

Quisiéramos que los gobiernos sellaran fronteras, cancelaran vuelos, cerraran las terminales de transporte y aplicaran, por decir lo menos, un toque de queda.

Nayib Bukele, el mismo que cuando comenzó la pandemia ordenó impedir que un vuelo procedente de México, arribara a su país con supuestos contagiados de COVID-19, aunque fueran salvadoreños, es una muestra de esa nostalgia o seducción que provoca el autoritarismo.

La pandemia del COVID-19 nos ha obligado, aunque voluntariamente, a quedarnos en casa lo más que se puede. Solo los que tienen obligación o necesidad de salir a trabajar lo siguen haciendo.

Las preguntas son, cuando vemos estas imágenes y se toman estas decisiones, no muy lejos de nuestro contexto social: ¿Cómo estaremos cuando termine la pandemia o más bien, cuando medianamente volvamos a la “normalidad”? ¿Seguiremos con nuestras ideas de libertad o nos seducirá el autoritarismo? ¿Seguiremos siendo los mismos tras la pandemia?

CONTROL TOTAL DEL PRESUPUESTO

Para nadie es un secreto que el titular del Poder Ejecutivo en los estados y en la Federación tiene un poder casi totalitario. Por algo existe aquella frase de que, al Presidente no se le dice que no.

Pese a ello, a lo largo de los sexenios se han tratado de guardar las formas y solo de repente hemos visto una que otra confrontación entre integrantes del Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo.

Los que cuestionan al titular del Poder Ejecutivo en turno son los legisladores de oposición, pero cuando está alguien de su mismo color partidista hacen todo lo apuesto.

Por eso no es extraño que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, haya planteado reformar la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, la cual le permitiría, en casos de crisis, como la que ahora vivimos en materia sanitaria y económica, hacer y deshacer con el presupuesto.

Él, de acuerdo con la iniciativa que sería votada en una sesión extraordinaria el próximo martes en la Cámara Baja, podría cambiar el dinero de una bolsa del gobierno a otra, sin tener que esperar una aprobación del Poder Legislativo ni rendir cuentas.

EL MODITO: PAN

“No nos gustan sus moditos. Distorsiona el equilibrio de poder que debe existir en cualquier democracia”, soltó Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, este martes en conferencia virtual.

Hasta el ex perredista y hoy morenista, Porfirio Muñoz Ledo, se ha opuesto a esta posibilidad que tendría eco en ambas cámaras donde manda el morenismo: de Diputados y de Senadores.

Por eso, volvemos a preguntar, a poco más de un mes de que termine oficialmente la Jornada de Sana Distancia: ¿seremos los mismos tras la pandemia?

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