Ciro Castillo
Diego y César no tenían la misma sangre, pero eran inseparables, casi hermanos.
Salían seguido a buscar colmenas de abejas para robarles la miel, cuando no existía la amenaza de las africanizadas.
Iban a cazar conejos y palomas, y aunque no tenían mucho éxito, se divertían galán, en la adolescencia.
Ambos venían de estratos sociales distintos, y a pesar de que se llevaban bien, tarde o temprano ocurrió lo inevitable: tomaron caminos distintos, en busca de “su destino”.
Diego emigró primero a Cancún, donde se vivía la fiebre del turismo nacional e internacional.
Años después regresó a su tierra; estuvo un tiempo y luego marchó a Tijuana, listo para dar el brinco al otro lado de la valla, pero fracasó en uno de sus primeros intentos.
Finalmente, ya casado y con hijos, consiguió cruzar a los Estados Unidos, donde comenzó a trabajar en una empresa que pone los rieles de carga a una de esas transnacionales que, dice AMLO, no pagaban impuestos en el período neoliberal de nuestro país.
A pesar de tragos muy amargos como la pérdida de una hija, Diego ya tiene dos muchachos universitarios; son su orgullo, además de dos hijos pequeños que no llegan a la adolescencia.
Una vez, César, quien fue a la universidad y tiene una profesión en México, se encontró a Diego y, conversaron un poco; sin embargo, a pesar de que nunca dejaron de tener cierta comunicación, después de dos décadas no fue lo mismo. Hubo cierta frialdad en la conversación.
—¿Te quedarás en tu tierra esta vez?— preguntó César con algo de inocencia.
—Ya no podría vivir aquí. A qué me dedicaría—,cuestionó Diego.
Aquí está mi ombligo, mi mamá y mi papá que todavía viven, pero allá está mi vida. Lo que gano allá en una semana, aquí me llevaría dos meses…
Tengan para que aprendan
El primero de septiembre, Andrés Manuel López Obrador volvió a hacer lo que sabe hacer muy bien: dar informes.
¡Tengan para que aprendan! soltó en su mensaje que, fue aplaudido por seguidores y cuestionado por detractores que criticaron que hiciera suyos logros que no lo son, como las remesas, las cuales subieron en tiempos del coronavirus, en lugar de bajar.
La diputada federal migrante Elvia Martínez Cosíocriticó: durante la pandemia no hubo dinero para repatriar a los muertos y este gobierno eliminó los pocos programas que ayudaban a las comunidades expulsoras de migrantes como el llamado “Tres por uno”; peor tantito, la 4T ha estado de acuerdo con las políticas anti inmigrantes de Trump y Biden.
Aunque da las gracias y manda elogios para lospaisanos (unos 19 millones) que se tallan el lomo todos los días en la Unión Americana, AMLO saca raja de un hecho en el que nada tiene que ver su gobierno.
Si los mexicanos que viven “apretándose el cinturón” del otro lado de la frontera no dejan de enviar “billetes verdes” no es un logro de éste ni de ningún otro gobierno.
Los compatriotas que decidieron irse, en su mayoría, lo hicieron porque querían progresar y, de plano, aquí es muy difícil conseguirlo.
A menos que aprendas a vivir “en la justa medianía”, tengas una profesión en la que te vaya bien, accedas a la política en las altas esferas o te dejes seducir por el dinero fácil, no hay muchas opciones.
Lo que los paisanos ganan en un día, a veces aquí lo conseguimos en un mes. Los salarios mínimos siguen siendo raquíticos.
Me contaron, hace poco, la historia de un migrante que se dedicaba a dar mantenimiento a viviendas en Estados Unidos y tenía su propio equipo de trabajo; recibía ingresos por unos 500 o 600 mil pesos mexicanos al mes, lo que le permitía tener una“cuadrilla”.
Por desfortuna, un cáncer le arrebató la vida, porque, eso sí, en la Unión Americana si te enfermas, te rascas como puedes, porque no hay tu IMSS, tu ISSSTE, tu Isstech o tu hospital regional; servicios a los que siempre criticamos, sin reparar en lo difícil que serían nuestras vidas sin ellos.
“Gracias a las remesas y a los apoyos de los programas de bienestar…no se han registrado saqueos a comercios ni actos de vandalismo o desesperación por hambre o desatención a las necesidades básicas de la gente”, afirmó López Obrador, quien, ya lo hemos expresado, sabe sacar jugo a las naranjas…
Cifras alegres
Según los datos del mandatario mexicano y corroborados por el Banco de México, el año pasado las remesas se elevaron a 40 mil 600 millones de dólares y en 2021 podrían superar los48 mil millones de billetes verdes.
En julio, las remesas superaron los cuatro mil 540 millones de dólares, remató Obrador quien recapituló sus logros: “récord histórico en remesas, récord histórico en inversión extranjera, récord histórico en incremento al salario mínimo, récord histórico en no devaluación del peso, récord histórico en no incremento de deuda, récord histórico en aumento del índice de la Bolsa de Valores, récord histórico en las reservas del Banco de México.” ¡Tengan para que aprendan!
Aderezos
—Adán Augusto López empezó a hacer su tarea en Gobernación. Uno de los primeros en llegar a cuadrarse fue Manuel Velasco Coello.
—Doña Delfina Gómez no solo no ha dado el ancho en la SEP, sino que ahora es señalada de cobrar diezmo a sus trabajadores en Texcoco, cuando era la jefa ahí…
—Los del verde en Chiapas, quienes antes de la campaña se declararon “amlistas”, no quieren entender que la caída de las elecciones en San Cristóbal tiene mensaje incluido…
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