Sexenio de la muerte: La Feria

0

Sr. López

La noche del lunes pasado en el Hospital General de Zona número 18 del IMSS, en Playa del Carmen, Quintana Roo, en una camilla se ingresaba a una niña de seis años al elevador; antes de que terminara de entrar, el elevador se reactivó, prensó a la niña y murió, después de denodados, desesperados y desordenados esfuerzos de varias personas que intentaron liberarla.
Tragedia sin reparación posible. Tragedia que no deja indiferente a nadie, por la cortísima edad de la niña, por lo cruel que es la aleatoria desgracia. ¡Ah!, si el elevador hubiera tardado unos pocos segundos más en echarse a andar. La maldita precisión del caos.
Es un accidente, claro, pero no es un accidente por imprudencia, usar un elevador no es una actividad de alto riesgo que requiera de la presencia de especialistas para dar asistencia técnica y capacitación a los usuarios y de personal de Protección Civil que los provea de cascos, chalecos y una tarjeta de qué hacer en caso de emergencia.
Puede ser un accidente por negligencia en el mantenimiento, pero hasta de eso duda uno al saber que el IMSS tiene contratada a una empresa para eso y que precisamente ese día, personal de esa empresa se presentó a atender un reporte de falla que terminaron de arreglar poco después de las cinco de la tarde. El accidente ocurrió a las 10:30 de la noche.
Por último, descartando un sabotaje, es probable que sea un accidente fortuito, porque los artilugios eléctricos y electrónicos, no tienen palabra y lo que funciona a la perfección, en un instante deja de hacerlo; y en este caso se deben haber conjuntado dos fallos simultáneamente en las puertas: el bloqueador mecánico y la fotocélula, esa lucecita que todos alguna vez hemos bloqueado para detener el ascensor. Algo pasó. Todo falló. Y una niña murió.
Debe decirse que es un desatino responsabilizar al Director General del IMSS, Zoé Robledo, del accidente y muerte de la niñita, eso es una barbaridad, pero no puede pasarse por alto la grosera majadería de atender asunto tan grave y triste, a golpe de tuitazos, el primero de 24 palabras diciendo que instruyó se investigue a fondo, colaborando con las autoridades y con transparencia… ¿y la niña?… ¿y sus padres y deudos?… y luego otro tuitazo de 31 palabras: “Expresamos nuevamente condolencias a los familiares de la menor. Hechos que no debieron, ni deberán volver a suceder. La familia tiene y tendrá nuestro completo acompañamiento y apoyo durante este proceso”… ¡ah, qué maravilla!, ¡qué sensibilidad!, ¡qué nobleza de sentimientos!, les dedicó en total nueva palabras a los deudos. No sé a usted pero a este menda le sabe a mentada de madre que alguien le dé un pésame por tuit. Y esa vía abierta a todo el mundo ofende a quien se está bebiendo su llanto. Sobre el dolor la ofensa.
De verdad, don Robledo, mejor no hubiera echado esos tuitazos, a menos que lo haya hecho importándole poco los deudos, para cuidar su imagen, sus personales aspiraciones y buscando la aprobación de la gente.
Imagine don Robledo qué diferente sería si la prensa reportara su intempestiva llegada a Playa del Carmen para visitar a los deudos, tener una conversación privada con ellos y al salir, negarse a responder preguntas a los reporteros: -No es el momento, señores, respetemos la pena de esta familia –no arreglaría nada pero sería, hubiera sido un trato personal, privado, respetuoso. Oportunidad perdida, como otras que no es el momento por respeto a esta tragedia.
También debe decirse que los comunicados del IMSS sobre este accidente, todos, configuran una estrategia de evasión de la responsabilidad institucional. Como de costumbre en este gobierno, se busca culpable, se solicita chivo expiatorio. Son adoradores de Pilatos, viven lavándose las manos.
Empezaron consiguiendo orden de aprehensión contra el camillero al que fueron a esposar en su cama porque resultó herido en el accidente; por ventura el Juez de la causa de manera expedita y con sentido común, lo liberó… ¿de qué se le ocurrió a los cuidadores de la imagen de su patrón don Robledo, acusar al camillero?… ¿de entrar despacito?… ¿de llevar a la niña por el elevador, pudiendo llevarla cargada por las escaleras?… ¿de no hacer pruebas al elevador antes de intentar usarlo ya con la niña en la camilla?… ¿o de negligencia criminal por usar el ascensor sabiendo que carece de la fuerza de King Kong para vencer al ascensor?… como sea, el Juez lo liberó, menos mal, aunque no se puede descartar que haya sido el propio IMSS el que se haya desistido discretamente ante el Juez, porque no iba a estar nada fácil la reacción de todo el personal del Instituto.
Ahora van contra la empresa de mantenimiento. Eso ya tiene algo de lógica pues la prueba de que el ascensor no estaba en buenas condiciones está a la vista… a menos que el reporte de la falla que supuestamente repararon, no tenga que ver con las puertas, que sea otra falla distinta. Aunque no lo parezca, no es tan fácil atorar a la empresa, pero eso lo decidirá la justicia vaya usted a saber en qué año.
Por cierto, más le vale al IMSS que sean falsos los informes que ya circulan en portales digitales de prensa, sobre la empresa de mantenimiento a la que tachan de empresa fantasma. Más les vale porque ese filón no lo van a desperdiciar los mineros de noticias. Con tantita chispa, el IMSS debería exigir a la empresa una conferencia de prensa en sus oficinas, dejando claro que sí existen y afrontan sus responsabilidades.
Pero resulte lo que resulte con la empresa, el IMSS es responsable de lo que le pasa a la gente dentro de sus instalaciones, no es gracia el pago de las indemnizaciones que correspondan, es una obligación, ellos seleccionaron a la empresa de mantenimiento, y por decencia debiera presentar formalmente disculpas a los deudos de la niña.
No lo harán, saben que los escándalos en México duran pocos días y así vamos de tragedia en tragedia, con un gobierno que haga lo que haga ya está en la historia como el sexenio de la muerte.

Deja una respuesta