¡Qué lío!: La Feria

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Sr. López

La gran Celia Cruz gritaba “¡eh, qué lío!”, a la mitad de Burundanga, esa canción inspirada en la Metafísica de Aristóteles, que salvo la mejor opinión de las autoridades, debiera ser el fondo musical obligatorio de todo anuncio oficial en este nuestro país, cuyos actuales próceres están transformando, ya sabremos en qué, pero por lo que se ve, promete acabar siendo una patria chilaquil, con ingredientes al gusto de quien gobierna, pues por lo que se ve hoy por hoy, todo se vale, todo se puede, todo pasa y no pasa nada.
Una buena parte de la administración federal en curso, es una olla desportillada en la que se cocina un fétido revoltijo, “delicatessen” para mascotas de pobre o perros de la calle, que lleva cualquier porquería, nada le sobra hecho de sobras, y vaya usted a saber qué sabor tenga, pero muchos trepadores piden su ración, la engullen golosos y procuran repetir. Cochinos.
“Songo le dio a Borondongo/ Borondongo le dio a Bernabé/ Bernabé le pegó a Muchilanga le echó a Burundanga/ le hinchan los pies… ¡Monina!…”; antier por la noche y ayer por la mañana, la nota estelar de prensa fueron los cambios en el gabinete presidencial.
Este menda, al que nada le han enseñado los años y siempre cae en los mismos errores, oyendo que había cambios, pensó a la velocidad de la luz: ¡ya estuvo!, ¡más vale tres años tarde que nunca!, para afuera el doctor Muerte, el tal Gatell; para afuera por guango, su jefe florero, el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela; para afuera, completito, el gabinete de seguridad, pues ya les tuvo paciencia el país, pero más de cien mil muertos impacientan a cualquiera, hasta a los nacidos en Macuspana; para afuera todos los que están involucrados en el despelote de los programas sociales, de los que la Auditoría Superior de la Federación, reporta tienen profundas deficiencias e irregularidades financieras.
¡Sí!, sin duda y porque todo tiene límite, para afuera la Delfina Gómez, secretaria de Educación, pues ya ayer el Tribunal Electoral federal, por unanimidad de votos, confirmó que cuando era presidenta Municipal de Texcoco, sí se le quitaba parte de sus sueldos a los empleados del ayuntamiento para desviarlos a Morena que ahora va a apechugar con la sanción. ‘Dura lex, sed lex’… ¡Hosanna!
Casi desfallecía la fe en nuestro líder, gurú y faro de luz (casi), cuando se supo que había cambios entre los que sin duda ninguna estaría poner de patitas en la calle al esperpéntico Fiscal Gertz, cuidando la formalidad de advertir al Senado que El Señor no aceptaría ninguna objeción -ni un punto ni una coma de objeción-, para la extirpación fulminante de ese tumor maligno enquistado en el Poder Ejecutivo, pues se supo que le partió el alma a nuestro Presidente ver arrodillada a una ciudadana rogando justicia ante el Ministro Presidente de la Suprema Corte. ¡Le colmó el plato!… sería buen mensaje, no hay intocables.
Todo eso pensó su texto servidor y concibió posible la obviamente urgente remoción de la secretaria de Cultura y de la Directora del Conacyt, negligentes y nocivas, una pasiva y la otra activa, demasiado activa.
Y como suele suceder al tecladista cuando se le desboca la imaginación, pensó que como broche de oro de los cambios en el equipo del Ejecutivo, el Secretario de Gobernación leería en su turno de bateador emergente en la mañanera, un acuerdo presidencial: todas las actividades del gabinete legal y ampliado debían sujetarse en lo sucesivo, estrictamente a lo que dispone la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal: ¡se acabó el desorden!
Pero, ¡otra vez a brindar con extraños y a llorar por los mismos dolores!; el gozo al pozo, los cambios al gabinete fueron el parto de los montes, todo fue para reforzar la construcción del trenecito Maya a cargo de Fonatur, del que la mejor mentira oficial es que lleva poco más o poco menos el 40% de avance en cuatro de sus siete tramos (lo que significa que el avance general puede ser del 20% o el 15% o vaya usted a saber cuánto).
Los 1,554 kilómetros, 21 estaciones y 16 paraderos del tren, se deben inaugurar en diciembre del 2023, les quedan dos años y todavía no tienen disponibles todos los terrenos por donde pasará; y el presupuesto es una quimera pues tampoco tienen proyecto completo que parece lo van haciendo conforme avanzan, aunque con muchos problemas no solo por los cenotes propios de la península sino por los 11,816 sitios arqueológicos con que se han topado. Qué facilito es dibujar rayitas de colores en un mapa y poner contento un rato al Presidente.
Bueno, como sea, a Fonatur se fue Javier May, hombre de todas las confianzas del Ejecutivo. Estaba de Secretario de Bienestar. Y los demás cambios son para tapar los agujeros en el organigrama y reacomodar a algunos de los despedidos. Se repite… Songo le dio a Borondongo…
Don Javier May Rodríguez debe ser muy brillante (en serio). Con estudios de Secundaria y el muy respetable oficio de hojalatero y mecánico, pasó por obra y gracia de ya se imagina quién a diputado tabasqueño, alcalde de Comalcalco dos veces, Senador de la república, subsecretario y secretario de Estado y ahora al frente de Fonatur para hacer a como dé lugar el trenecito, para lo que que aclaró el Secretario de Gobernación “no se necesita que sea ingeniero en vías férreas”… y aunque usted no lo crea es cierto, a condición, claro, de que no dé órdenes a tontas y a locas y haga lo que le digan los ingenieros, los especialistas de Antropología y los de Medio Ambiente.
Así puede usted poner un flautista al frente de un hospital con el único inconveniente de que solo su instinto le dirá cuándo le toman el pelo sus colaboradores, pero de que se puede, se puede.
No es uno nadie para poner prioridades al titular del Ejecutivo federal, esas las manda la ley, pero por importante que sea una obra pública está difícil que esté si no por encima, sí primero que la seguridad, la procuración de justicia o la salud pública.
Por sus prioridades los conoceréis y para México ¡qué lío!

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