Presidente cruel: La Feria

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Sr. López

El golpe de Estado fue el 24 de marzo de 1976 y durante siete años y nueve meses, gobernó a la Argentina una dictadura militar repugnante, autora de miles de asesinatos, torturas, desapariciones, violaciones, exilios forzosos y robo de menores (apresando a mujeres “opositoras” embarazadas para quitarles el hijo al momento de nacer en partos clandestinos). Los militarotes arrasaron con todo lo que les parecía contrario a la “recuperación nacional”, disidentes, liderazgos sindicales y de partidos políticos.
Las cifras del horror, estiman 30 mil desaparecidos, 10 mil presos, 22 mil asesinatos, 500 mil exiliados y 500 niños robados al nacer, entregados en adopción a familias de militares y afines al régimen. ¡Cuánto sufrimiento!
Después de perder la Guerra de las Malvinas y ante la quiebra de las finanzas nacionales, los militarotes vieron imposible mantener el poder; se realizaron elecciones y asumió la presidencia Raúl Alfonsín el 10 de diciembre de 1983. Al mismo tiempo nació la Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo que desde antes de la caída de la dictadura ya luchaban por localizar a desaparecidos y bebés robados.
Una de las fundadoras de la Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo, es Estela de Carlotto (el próximo 22 de octubre cumple 93 años de edad), a la que le apresaron a su hija embarazada, Laura Estela, y le robaron el bebé, que buscó 35 años hasta encontrarlo. Su hija fue asesinada. La Asociación ha conseguido recuperar y restituir a su verdadera identidad a 132 personas que fueron bebés robados. En cinco ocasiones, la Asociación ha sido nominada al premio Nobel de la Paz. Doña Estela recibió el Premio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y el premio de fomento a la paz, Félix Houphouët-Boigny (pronúncielo como pueda), otorgado por la Unesco.
Doña Estela vino a México la semana anterior. El Presidente Andrés Manuel López Obrador la invitó a su conferencia madrugadora del viernes pasado. Antes de iniciar la conferencia presidencial la entrevistaron algunos reporteros y comentó que ha venido a México muchos años, reconociendo la postura mexicana en aquél periodo pero que sus visitas han sido también para solidarizarse y encontrarse con los dolores de madres mexicanas que enfrentan la desaparición de sus hijos: “Es un gesto de hermandad que debemos tener porque esto que ha pasado en Argentina ha pasado casi en todos los países latinoamericanos. Nos hemos hermanado por eso y nunca más”.
Al comenzar su mañanera, entre otras cosas, dijo el Presidente:
“Nos da muchísimo gusto que esté con nosotros. Es un símbolo de la resistencia de la defensa de los derechos humanos (…)”, y señaló que “(…) es la defensora en América Latina, en el mundo, de quienes padecen, sufren por el autoritarismo. Que nunca más vuelva el fascismo a nuestra América. Es algo muy especial”. Bonito.
El Presidente la invitó a hablar. Doña Estela, de todos nuestros respetos, amable y con buenas maneras, pero con la fortaleza que enfrentó cara a cara a los militares cuando tenían el poder, todo el poder, dijo en Palacio:
“El nunca más no es una palabra, es una necesidad para toda la gente de América Latina. México no es un país hermano, es hermanísimo. Aquí han recibido exiliados para salvarles la vida. Venimos a México y encontramos un nieto, lo llevamos con su papá a la Argentina. Lo que está pasando en México de bueno o malo también lo vivimos en Argentina”.
A ver, le repito: “Lo que está pasando en México de bueno o malo también lo vivimos en Argentina”.
Con la delicada piel que caracteriza a nuestro Presidente, se le debe haber torcido el hígado… “Lo que está pasando en México de bueno o malo también lo vivimos en Argentina”. Y lo de malo que está pasando en México, doña Estela lo compara con los horrores que sucedieron en la Argentina: no se arredró ante el Presidente.
No le salió bien al Presidente o al menos, como él hubiera querido, este quedar bien con la visita y su intención de dar la imagen de “humanista” fraternal. ¿Por qué?, porque la señora sabe por sus reuniones con madres mexicanas buscadoras de sus hijos desaparecidos, que las autoridades no les prestan ningún apoyo.
Y peor, las Madres Buscadoras de México le escribieron un mensaje directo al Presidente, pidiendo que las reciba “de la misma manera que recibe a víctimas de otras latitudes”.
“Señor presidente, qué bueno que le abre espacio en la mañanera a Estela de Carlotto (…) no son competencias, no se trata de ver quién sufre más (pero) lo que pasa en México y viene pasando desde hace 15 años es igual o más grave, que lo ocurrido en Argentina. Son más de 100 mil personas desaparecidas y más de 50 mil cuerpos y restos sin identificar. Frente a esta crisis, las autoridades no han respondido; ni a nivel federal ni a nivel estatal (…) No estamos en la grilla, no somos opositoras, somos como Estela, madres, familias rotas por el dolor. Buscamos saber qué pasó con nuestros seres queridos”.
Las recibió una vez en julio de 2019. Nunca más. En septiembre de 2021, las Madres Buscadoras de nuestro país, a las que ya les han asesinado a cinco de ellas, hicieron un plantón ante Palacio Nacional y la madrugada del día 15, fueron desalojadas con violencia por la policía de la Ciudad de México. Amnistía internacional reprobó “el desalojo con uso excesivo de fuerza por parte de las autoridades contra las madres que buscaban verdad, justicia y reparación por las desapariciones de sus familiares y otras violaciones a los derechos humanos”.
El 6 de mayo de este año fueron otra vez a Palacio Nacional, tampoco las recibió. Piden al gobierno federal, el esclarecimiento de las investigaciones, aclarar qué tipo de actos se han llevado a cabo, sí hay o no responsables de los hechos o sí se aplicarán medidas de reparación de daños.
Es candil de la calle y oscuridad de la casa, pero doña Estela no se dejó manipular, “lo que está pasando en México también lo vivimos en Argentina”.
Él solo se colocó ya en nuestra historia como el Presidente cruel.

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