Mugre ajena: La Feria

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Sr. López

Toda la familia supo siempre que Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda, por razones desconocidas, sería heredero único de tío Polo, un ochentón, eterno solterón (había rumores sobre sus gustos, pero nunca se le supo nada), que vivía como marajá en un caserón de las Lomas de Chapultepec en la Ciudad de México. Y llegó el día: el tío estiró la pata, se leyó el testamento y sí, Pepe heredaba todo, pero Pepe aparte de gandalla ‘summa cum laude’, es muy inteligente y para sorpresa de toda la familia, no aceptó la herencia y otros sobrinos del fiambre se abalanzaron sobre el legado, para descubrir poco después que el tío Polo dejó más deudas que Haití. Pepe dijo: -A veces conviene no ganar –cierto.
¿Y… qué tal que nos conviene que no gane Xóchitl? Se solicita compostura, haga el favor de dejar en paz a la progenitora de este menda, es nomás pregunta: ¿qué tal que nos conviene que la presidenta de la república sea doña Sheinbaum?
Antes de comentar por qué nos podría convenir, tenga en cuenta dos cosas:
Primera.- Para aprobar leyes en el Congreso de la Unión (diputados federales y senadores), se necesita mayoría simple en cada cámara (la mitad más uno de los diputados, esto es: 251 de los 500 diputados y 65 de los 128 senadores), y para reformar la Constitución, mayoría calificada en ambas (dos tercios de los votos, o sea: 333 diputados y 85 senadores). Para las reformas constitucionales se necesita aparte, claro, la mayoría simple de los congresos estatales, pero esos no pintan, no es desprecio, pero así es (aprueban lo que les echen).
Segunda.- Al menos desde el año 2000, los partidos que ganan la presidencia de la república, pierden el Congreso.
Sí, el tenochca ya con las boletas en la mano, en casilla electoral, armado con la todopoderosa crayola, parece tonto, no es. Intuye que no es bueno dar todo a uno, punto. Vea:
Don Chente Fox ganó pero el PAN, su partido, quedó con 206 diputados y 46 senadores, ni mayoría simple ni calificada. Don Calderón fue Presidente con 206 diputados de su PAN y 52 senadores, igual, ni leyes ni reformas a la Constitución a su gusto. El Quique Copete se pudo sentar en La Silla, pero con 213 diputados y 51 senadores de su lado. Ninguno pudo arrasar en el Congreso, sus iniciativas las tuvieron que negociar y modificar. Y lo hicieron, jamás pidieron que no le quitaran ni un punto ni una coma a sus iniciativas.
En 2018, ya sabe quién se pudo hospedar en Palacio, sí, pero ya sumados todos los de Morena, PT, PES y el Verde, ganó solamente 76 senadores (de los 85 indispensables para poder modificar la Constitución a su gusto), y 324 diputados, más de los necesarios para hacer charamuscas con las leyes, sí, pero no con la Constitución. Con las ganas se quedó y encima, en las elecciones intermedias, perdió 46 curules de diputados. Lo dicho, el tenochca chancla pata de gallo, que se rasca la panza esperando votar, parece tarugo. No es. Se las cobró a la 4T en el 2021.
Para cuentas fáciles, nomás fíjese en cuántos senadores obtuvieron los últimos cuatro presidentes de la república, porque esos duran seis años en el cargo, los mismos que el Presidente, y sin esos, ni teniendo súper mayoría de diputados, se puede reformar la Constitución como le venga en gana al que traiga la banda presidencial.
Entonces, sin fantasear mucho, se pudiera esperar que si ganara doña Xóchitl el bonito paquete de banda presidencial y hospedaje todo incluido (gratuito) en Palacio Nacional, los gallardos integrantes del peladaje patrio, le aplicarán la misma quebradora que a los anteriores cuatro presidentes: uso exclusivo de La Silla y chile y agua lejos en el Congreso.
Ahora imagine usted qué actitud tendrían los legisladores de Morena & Asociados, si doña Xóchitl gana el Poder Ejecutivo. Un sexenio así para quien esté en la presidencia de la república, sería peor que una diarrea con ataque de tos (y hemorroides). Y no se vale imaginar que doña Xóchitl ganará todo, presidencia y Congreso, a menos claro, que la raza de bronce esté más indignada, inconforme, decepcionada y furibunda de lo que uno piense y por primera vez en la historia reciente del país, le dieran todo a la señora… mmm… no, en política no hay milagros: si doña Xóchitl se tercia la banda presidencial, lo más seguro es que tenga un Congreso opositor, dispuesto a todo para reventarle el sexenio. Y los que pagamos el pato somos nosotros, los tenochcas simplex.
En cambio, si gana doña Sheinbaum y el Congreso queda como con los últimos cuatro presidentes, cada año tendrá que negociar la Ley de Ingresos y su Presupuesto de Egresos… y nuestros legisladores bien podrían obligarla a hacer lo que ellos manden, que es atribución exclusiva de los diputados aprobar en qué se gasta y cuánto. ¡Ah!, y urge que la Cámara de Diputados, eche a la calle sin miramientos, al actual Auditor Superior de la Federación y ponga una persona seria, que sí fiscalice y persiga a los rateros que ha cobijado… y en esto, la Presidenta no podría ni meter las manos.
Además: doña Sheinbaum tendría que levantar el tiradero que le dejará este Presidente. Pronto veríamos la transformación de Claudia, enfrentada a la pila de estropicios de este gobierno. No habría segundo piso de la transformación sino la metamorfosis de modosita favorita a vampira.
Aparte, doña Sheinbaum tendría que lidiar con esta nueva clase militar dada a los placeres del presupuesto sin fiscalización; tendría que decidir qué hace con la bomba de tiempo de las finanzas nacionales, la creciente influencia de la delincuencia organizada junto con la caterva de mantenidos que trabajan de siervos del señor de Palacio, son miles, caros e inútiles. Y doña Sheinbaum fama de tonta y dejada, no tiene.
Doña Claudita tendría que dar varios manotazos en el escritorio para hacerse con el real control político del país y neutralizar la revocación de mandato que este Presidente le deja como espada de Damocles, por si no se dedica a encubrirlo, a perder su sexenio limpiando mugre ajena.

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