Maña y transa: La Feria

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Sr. López

Hace mucho le conté de la prima Licha (Alicia), a la que el Buen Dios no obsequió con las prendas de la hermosura, era más que feíta pero adoración de su papá, tío Daniel, un adinerado ferretero quien se propuso hacerla Reina de la Preparatoria, comprando al contado en la dirección del colegio, todos los boletos que se suponía debían vender las candidatas. Lo penoso fue que el mero día del festival escolar, con Licha ya entronizada, los maldosos de Secundaria y Prepa, treparon a otra a su lado y no pararon de echarle porras hasta que Licha se levantó y se largó aventando cetro y corona (de diamantina). Penoso.
Hay quienes confunden el poder del Presidente con el de Morena. Ni de lejos son lo mismo. Y también los que confían en que la popularidad del Presidente (relativa, por cierto), se transferirá a quien quiera que sea su candidata (o) a sucederlo, pero la popularidad no es contagiosa ni se adquiere por piquete de mosco.
Vienen a cuento ésas aclaraciones por el proceso electoral en curso (aunque para eludir la ley, no lo llamen así, morenistas ni opositores).
Los más apasionados cuatroteístas, dan por descontado el triunfo en 2024, sin necesidad de saber quién será su candidata (o) porque encandilados como están, por el Presidente, no conciben que el electorado pueda abandonarlo en tan importante trance, cuando se trata de amacizar la continuidad de su proyecto de país (se solicita información).
Pero el tenochca simplex no va a encontrar en la boleta electoral a su líder tan amado y ya ve cómo es la gente, unos se distraen y otros se olvidan, aparte de los que no voten por la candidata (o) de Morena nomás por moler, porque la prolongada pasarela de las corcholatas oficiales, propició que algunos se la creyeran y de verdad se entusiasmaron por don Ebrard o don Augusto, y no por doña Sheinbaum que es la personificación de la Mata Pasiones (en política, uno no se mete en otras cuestiones, personalísimas); y no se menciona a don Monreal, el Noroñas ni al Velasco, porque no cuentan ni pintan, Monreal porque al doblarse ante el Tlatoani, perdió la credibilidad y el respeto de la raza; el Noroñas, porque es un majadero, necio muy terco y poco más; y Velasco, porque nada más se quiso vacunar políticamente, para evitarse el sofocón de la corretiza que teme sufrir por el asunto de los videos de los hermanos del Presidente, ordenados por él y filtrados a la opinión pública sin explicación creíble pero de su responsabilidad, eso sí.
Como sea, del lado del partido en el gobierno hay algunos que saben muy bien que traen varios ases bajo la manga, el más importante, que al señor de Palacio no le da asco hacer trampa y menos cuando se trata de salvar al país (lo crea o no, con ese discurso, todo se vale); los otros ases son sus 22 gobernadores, que van a operar en la campaña y el mero día de los comicios; sus ‘Servidores de la Nación’ que también van a mover beneficiarios de los programas sociales el día de las elecciones; y por encima de todo, las carretadas ilimitadas de dinero de que disponen, porque el erario es suyo. Y viendo las cosas con frialdad, sí, casi la tienen ganada, casi.
El ‘casi’ obedece en primerísimo lugar a la aparición del factor ‘X’ (de Xóchitl), que no se esperaba el Presidente que la oposición resucitara así tan de repente y de la mano de la sociedad civil organizada; en segundo lugar, porque Morena no es partido político y todo dentro de él, depende de la autoridad de su fundador, todo, incluyendo la designación de sus tres corcholatas por sus puros pantalones; y en tercer lugar porque Morena fue y es un muégano variopinto en el que hay gente de todos los partidos y tendencias, entre ellos arribistas, trepadores y bandidos, y otros sinceramente convencidos, pero todos, pegoteados por la autoridad de su fundador cuando candidato, hoy Presidente de la república.
Pero esa autoridad presidencial en los partidos en el poder, se diluye hasta esfumarse desde el momento en que hay candidato a sucesor, pues los seguidores se trasvasan hacia el que va a llegar olvidando al que ya se va. Los verdaderos partidos políticos tienen liderazgos y cuadros de mando que mantienen razonablemente en orden a sus huestes, no es el caso de Morena. Y encima, el día en que la gente esté sola en su casilla, crayola en mano y votando en secreto, muy poco los van a influir los deseos de un Presidente políticamente agónico que quedó a deber mucho. Y entonces los otros datos que valdrán serán los que resulten de contar los votos.
Imitando mal los procesos de selección de sucesor presidencial del PRI imperial, este Presidente quiso embozar el dedazo y hacer que el país creyera en una encuesta en la que nadie cree (aunque fuera legítima, que no lo es), porque no es verosímil que quien durante toda su larga vida política ha sido tercamente la primera y última palabra en todo, para esto se haya transformado en demócrata.
Si la encuesta en curso de Morena resulta a favor de doña Sheinbaum, aunque Ebrard y Monreal le muestren su apoyo, será de dientes para afuera, porque aunque fuera un resultado legítimo, han sido ofendidos y maltratados y saliéndose o no de Morena, van a torpedear a la señora. Lo han hecho antes en distintos procesos. Y si por prodigio celestial, no fuera ella la candidata, tampoco va a trabajar en la campaña arrimando votos a otro, es mucho lo que le hizo creer su líder para que resulte que siempre no.
Por cierto, el electorado, a brocha gorda, tiene un 25% de amas de casa, un 26% del sector privado y un 24% de trabajadores por su cuenta… 75% de los votos y en esos sectores no hay mayoritariamente, adoradores de la 4T. Y por regiones, el electorado está distribuido, más o menos: Norte, 23%; Centro-occidente, 18%; Centro, 35%; y Sur, 24%… nada muy a favor de Morena.
Pero nada de esto asegura la derrota de Morena, excepto una verdadera votación masiva. No es imposible, cuando la elección de Zedillo, votó el 77.16% del padrón electoral y eso sí impide toda maña y transa.

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