En los albores de la reconfiguración política nacional

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EDUARDO GRAJALES

A partir de la llegada de un nuevo sistema político en nuestro país, México se encuentra en una etapa de profundas transformaciones sociales que, derivado de los graves conflictos causados por la delincuencia organizada o las crisis económicas, no alcanzamos a valorar su profundidad y el impacto que tendrán en un futuro cercano.

Dentro de los ajustes que se están viviendo en el entorno educativo, energético, fiscal, entre otros, no podría pasar desapercibido el político, cuya estructura sufrirá muy pronto una reconfiguración por dos situaciones particulares: la reorganización de la estructura partidista que en 2020 dará cabida a nuevos institutos políticos, y la reducción del financiamiento a los partidos, permitiendo que el voto mexicano deje de ser, por primera vez, el más caro del mundo.

En el primer caso se avizora ya la emergencia de tres nuevos partidos. De acuerdo al último corte que arroja el Instituto Nacional Electoral, de las 101 asociaciones políticas que alzaron la mano para solicitaron registro partidista, son hasta ahora 36 las que han cumplido con los procedimientos y requisitos necesarios: afiliación de ciudadanos y realización de asambleas en distritos electorales.

En ese sentido y a juzgar por los datos se puede asegurar que hoy tendrían la certeza de ser partido: las Redes Sociales Progresistas, con un avance del 70% en el número de asambleas cumplidas, y de 116% en el porcentaje de afiliados; Grupo Social Promotor, con 108%  y 99%; y Encuentro Social, con un 102% y 60%, respectivamente.

Detrás de ellos y con pocas esperanzas de lograr la meta, ya que el límite para cumplir los requisitos es en febrero de 2020, están las asociaciones Libertad y Responsabilidad Social, con un avance del 64% en el número de asambleas y 43% en el de afiliados; Fundación Alternativa, con 50% y 31%; y Súmate a Nosotros, con 40% y 22%, respectivamente.

Como puede observarse, el sistema de partidos actual tendrá que ir pensando en estos nuevos actores que modificarán las formas en que se ejerce el poder, dando con ello la oportunidad a nuevas expresiones sociales a tomar parte en el debate ideológico nacional en momentos clave.

Finalmente, se espera que en breve el aparato legislativo analice la reducción del financiamiento a los partidos, así como una fiscalización más estricta de los recursos que reciben, el cual hasta ahora es totalmente opas y dispar a la realidad que vivimos, pues tenemos partidos que reciben carretadas millonarias de dinero, pero que lo ocupan más en comprar la voluntad ciudadana que en representar sus diferentes expresiones políticas.

Por tanto, ambos datos resultan esperanzadores ya que obligarán a replantear el sistema de partidos y a romper los cotos y cacicazgos de poder, permitiendo que estas instituciones den un paso más hacia la sociedad y logren la representatividad y legitimidad que tanto anhelamos.

dialectica902@hotmai.com

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