CIRO CASTILLO
La pandemia del COVID19 vino a desnudar la real situación de los sistemas de salud de todos los países, incluso de los que han sido considerados potencias.
Nadie, estábamos preparados para un virus que ha cobrado la vida de más de 114 mil personas, sólo en México, y eso considerando que las cifras oficiales no son las reales, y no porque nos quieran mentir, sino porque fueron rebasados y el conteo se les salió de control.
Uno de los rubros más afectados por la pandemia es el educativo. Ya sabíamos que éste era uno de los más problemáticos, con una serie de carencias y defectos; sin embargo, ahora la cosa es tantito peor.
Nos dimos cuenta que las autoridades estaban atrasadas en el uso de las tecnologías. Nos dimos cuenta que los maestros, especialmente los de generaciones anteriores, cojeaban de la misma pata. Apenas y saben utilizar una computadora.
Nos dimos cuenta que los alumnos, a pesar de que han nacido con la tecnología, no estaban listos para depender únicamente de ella; prefieren las clases presenciales, y de acuerdo con organismos como el UNICEF será mucho el daño que la pandemia causará a la educación de millones de alumnos, especialmente a los más pobres.
A lo anterior agréguele que sigue habiendo zonas del país donde la telefonía celular y el Internet no han llegado. Sigue habiendo escuelas donde no hay luz, “cuantimenos” que haya tecnología.
La pandemia del COVID19 también evidenció que, aunque nos digan lo contrario y aún con dos años de Cuarta Transformación, en México sigue habiendo una marcada disparidad educativa. No reciben la misma educación los ricos y los pobres.
Hasta ahora, lo más seguro es que el regreso a clases de forma presencial se atrase, aunque estemos en semáforo verde. Hay miedo y existe presión de los padres de familia y un sector del magisterio que no quiere regresar a clases.
La pandemia ha cobrado vidas y golpeado al sector económico de forma inimaginable, pero también ha mostrado lo que somos en materia educativa. Aún estamos muy atrasados. Desnudados…
ABUSO DE AUTORIDAD
Nuestro compañero Rodolfo Hernández, periodista en Tapachula, denuncia un acto de abuso de autoridad de parte de elementos de la Policía Ministerial en el tramo Tapachula-Ciudad Hidalgo.
Las víctimas, en esta ocasión, fueron él y su familia, a quienes los supuestos policías que viajaban a bordo de un vehículo Jetta, sin placas de circulación, quisieron amedrentar con el viejo cuento de que los confundieron con centroamericanos.
Para fortuna Rodolfo Hernández, su familia y el taxista, los hechos ocurrieron a plena luz del día y las cosas tomaron otro rumbo cuando él se identificó como reportero, pero qué será de aquellos que no pueden identificarse.
Ahora que la FGE está en un período de renovación, no estaría de más que su nuevo titular Olaf Gómez Hernández, voltee a ver este tipo de anomalías y empiece a barrer la casa de este tipo de funcionarios públicos que, ahora por fortuna, fueron desnudados…
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