Decadencia y erotismo

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José Antonio Molina Farro

No hay peor crimen que divorciar el intelecto de la sensualidad más tangible Hamman
Hoy, cuando los valores deontológicos caen uno tras otros como vestimentas. Hoy, cuando la moda son todas las modas y el futuro no es lo que era. Hoy, cuando hay gemidos de dolor en la república. Hoy, cuando el país sangra, pero el dogma pesa más. Hoy, cuando los radicalismos se inflaman y la reconciliación se angosta. Hoy, cuando a decir de Albert Caraco, “rodamos confundidos, desnudos por fuera, vacíos por dentro, y nos preguntamos hacia donde nos encaminamos y no sabemos el porqué de lo que nos pasa”. Hoy, cuando todo es cultura y nada lo es, según el capricho de cada quién. Hoy, cuando los avances de la tecnología gobiernan con fuerza determinante el curso de los acontecimientos, y somos incapaces de aprovechar su deslumbrante potencial. Hoy, cuando nos avasallan la información, la desinformación, el mundo gástrico y de la bilis. Hoy, cuando vivimos la sensación del vértigo de cambios de dimensión civilizatoria. Hoy, cuando suceden cosas que no estaban previstas y no ocurren las que sí lo estaban. Sí, hoy, que corremos el riesgo de ocasionar daños irreversibles al medio ambiente y a lo más sagrado de una nación, su niñez, con libros de texto más que cuestionables por su falta del más elemental rigor científico, olvidando que la cultura no depende de la política, ni es propaganda bajo la vigilancia de un Estado subsumido en la ortodoxia. Hoy, cuando la mayoría de los ciudadanos, y con más fuerza que antaño, opina que la política es una actividad sucia, que repele a los más honestos y capaces, y convoca a una recua de incompetentes, improvisados y turiferarios, que ven en ella una manera rápida de enriquecerse. Hoy, es oportuno recordar a Gramsci, inmenso pensador marxista, “La indiferencia es el peso muerto de la historia”.
Y sí, hoy como nunca hay que tomar partido, pues cómo permanecer indiferentes o callados por hambre, egoísmo, conveniencia o ambiciones mezquinas. Hoy también, en este ambiente enrarecido, procaz, envilecido, es oportuno releer a Mario Vargas Llosa, “La civilización del espectáculo”. Van algunos fragmentos de este magistral ensayo. “En la respetable Royal Academy of Arts fundada en 1768, Chris Ofili estrella de una joven generación, expone sus obras sobre bases de caca de elefante solidificada; también montó una blasfema pieza donde aparece la Virgen María rodeada de fotos pornográficas.
Hay otra obra que despliega a un abanico de niños andróginos cuyas caras son, en verdad, falos erectos.
Hay un óleo que describe el impacto de una bala en un cerebro humano, pero lo que el espectador ve, en realidad, es una vagina y una vulva. En París un cubano produjo unas {esculturas} que consistían en pedazos de carne podrida, encerrados en cajas de vidrio, con moscas vivas revoloteando en torno. Unos parlantes aseguraban que el zumbido de las moscas resonara en todo el local como una amenaza terrífica…en el caso de la pintura es el sistema el que está podrido hasta los tuétanos, y muchas veces los artistas más dotados no se encuentran con el público por ser insobornables o simplemente ineptos para lidiar en la jungla deshonesta donde se deciden los éxitos y fracasos”.
El Premio Nobel habla del amor y del placer: “la civilización del espectáculo está destruyendo uno de nuestros logros más excelsos: el erotismo. Hacer el amor en nuestros días, en el mundo occidental, está mucho más cerca de la pornografía que del erotismo y, paradójicamente, ello ha resultado como una deriva degradada y perversa de la realidad. Un ejemplo entre mil: en España la Junta de Extremadura gobernada por socialistas, organizó, a fines de 2009, talleres de masturbación para niños y niñas mayores de catorce años, campaña a la que bautizó “El placer está en tus manos”, la Junta alegó que era para {prevenir embarazos no deseados} y {para evitar males mayores}, la Junta de Andalucía comenzaría una campaña similar. Vargas Llosa se pregunta ¿Qué proezas tendrán que realizar los alumnos para sacar la nota de excelencia? ¿Dependerá de la cantidad de conocimientos o de la velocidad, cantidad y consistencia de los orgasmos que produzca la destreza táctil de chicos y chicas? ´La masturbación no necesita ser enseñada, se descubre en la intimidad´. “Sacar al sexo de las alcobas para exhibirlo en la plaza pública es, no liberalizarlo, sino regresarlo a los tiempos de la caverna, cuando como los monos y los perros, las parejas no habían aprendido todavía a hacer el amor, sólo a ayuntarse.
El erotismo sacado a la luz pública, vulgarizado, se degrada y eclipsa, produce abaratamiento procaz y canalla de ese erotismo que irrigó, en el pasado, una corriente riquísima de obras en la literatura y las artes plásticas que, inspiradas en las fantasías del deseo sexual, producían memorables creaciones estéticas, desafiaban el statu quo moral y político y dignificaban un instinto animal transformándolo en obra de arte”.
El erotismo es una actividad que saca a flote aquellos fantasmas escondidos en la irracionalidad, que son de índole destructiva y mortífera. Freud lo llamó la vocación tanática, que se disputa con el instinto vital y creativo el Eros- la condición humana.

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