¡Chanfle!: La Feria

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Sr. López

El jueves de la semana pasada se supo que en la Cámara de Diputados se reactivaría el proceso de desafuero contra el fétido diputado y Presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, Alito, para someterlo a un proceso judicial con órdenes de aprehensión y todas las demás ingeniosas maniobras con que el gobierno federal hace charamuscas con la presunción de inocencia y mantiene a raya a algunos de sus opositores.

De inmediato se desató la sospecha de que estábamos ante un claro acto de intimidación contra don Moreno, para conseguir votos de diputados del PRI que permitan la reforma constitucional electoral del Presidente o que ya resignados los caballeros de Morena a no conseguir acomodar la Constitución al sacro gusto del Presidente, nada más le están presentando a cobro la factura a don Alito.

Pero algo anda mal en esto. Algo de plano no cuadra. No es nada difícil que don Alito le pinte un violín a Morena & Asociados. Y aquí es donde surge la duda maldita: A escoger: alguien le juega las contras al Presidente de la república en la Cámara de Diputados o el líder de los diputados de Morena es (a) distraído, (b) de capacidades diferentes (c) traidor.

Desechemos que haya alguien que le juegue las contras o traicione al Presidente, no por decencia política sino por instinto de conservación: reviste un peligro cierto andarle queriendo ver la cara al Presidente de la república, más a este Presidente cuyo fuerte no es la venganza pero ¡ah, qué bien le sale! Nos quedan dos posibilidades: que el líder del partido mayoritario sea un despistado o un idiota.

El proceso de desafuero contra Alejandro Moreno, depende de lo que decida la Sección Instructora de la Cámara de Diputados, misma que puede declarar válido el desafuero para que el Pleno de los diputados decida (o no), quitárselo a fin de que en ese caso, la Fiscalía de Campeche pueda seguir con el proceso penal en su contra por enriquecimiento ilícito. La Sección Instructora también puede exonerarlo y declarar que “no ha lugar”; o puede quedar empatada la votación a favor y en contra de Alito, dejando en el limbo el asunto, atorado, empantanado, pendiente, sin resolver.

Antes es aconsejable aclarar que una vez resuelto por la Sección Instructora que sí procede el desafuero, el asunto pasa al Pleno de la Cámara de Diputados (sesión con los 500 diputados o los que estén presentes, siempre que sean mínimo, la mitad más uno, 251, para que haya “quorum”), y basta la mayoría simple (la mitad más uno de los votos de los legisladores presentes), para quitar el fuero, porque NO es Juicio Político, en el que sí se exige el voto de dos tercios de los presente (votación calificada), pero en el Juicio Político, en lugar de que decida el Pleno de los diputados, el asunto pasa a la Cámara de Senadores, que es la que decide, ahí sí como dijimos, por mayoría calificada. El Juicio Político no quita el fuero, sino el cargo (junto con el fuero, claro); en tanto que el proceso de desafuero (Declaración de Procedencia, se llama), nada más quita el fuero para que sin perder el cargo, las autoridades judiciales puedan proceder en contra del funcionario.

Se preguntará usted cuándo procede uno y otro (Declaración de Procedencia o Juicio Político). Bueno, la Constitución determina que los funcionarios públicos pueden incurrir en cuatro tipos de responsabilidades: política, penal, administrativa y civil. Solo por las dos primeras (responsabilidad política o penal), se requiere de la intervención del Poder Legislativo para proceder contra un funcionario. Por cierto, la responsabilidad política consiste en “actos u omisiones que redunden en perjuicio de los intereses públicos fundamentales o de su buen despacho”. ‘Tá bueno.

Nos quedamos arriba en que la decisión de la Sección Instructora de la Cámara de Diputados puede quedar en empate, en nada. ¿Cómo es posible que quede empatada la votación?… ah, pues es posible porque la Sección Instructora se integra por cuatro diputados, cuatro, número par, el único número que no es recomendable en una instancia que tome por votación decisiones con consecuencias judiciales, pero en esta nuestra risueña patria, eso y más pasa sin que a nadie se le descomponga el copete.

Desde abril de 2018 la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad que la dichosa Sección Instructora aumentara a cinco el número de sus integrantes para que no volviera a haber empates y mandó su dictamen aprobado a la Cámara de Senadores, donde reposa en algún cajón. Nunca entró en vigor.

Y más: en noviembre de 2019, los diputados decidieron que Morena tuviera dos posiciones en la Sección Instructora y una su socio el PT, dejando la cuarta para el PRI, de manera que el partido mayoritario mandara… pero (y aquí viene el redoble de tambores, anunciando el mejor acto del Circo San Lázaro):El 3 de septiembre de este año de 2022, se decidió integrar la Sección Instructora que analizará y decidirá si se le quita el fuero a Alito, con dos diputados de Morena (Jaime H. Pérez y Leonel Godoy), uno del PRI (Rubén Moreira), y el cuarto del PAN (José Elías Lixa). No se necesita ser doctor en Ciencias Políticas ni en Entomología (estudio de los insectos), o Psicología de Malandrines, para comprender que más le vale a Alito estar bien con el PAN y tenerlos de muy buen humor, porque del voto panista depende que le quiten el fuero o no. Ya se le hacía rara a este menda la decidida postura de Alito contra la reforma electoral del Presidente.

¿Qué estaba haciendo el líder de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, cuando se integró así la Sección Instructora?… ¿estaba distraído?… ¿fue al baño? Le birlaron el principal instrumento que tenía el Presidente para apretar gónadas de diputados y diputadas (sí, también a las damas), y se reforzó la influencia del PAN en el PRI… y don Nachito, como el Chapulín Colorado ha de pensar “se aprovechan de mi nobleza”, mientras el Presidente explica “todos mis movimientos están fríamente calculados”. ¡Chanfle!

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