CIRO CASTILLO
Algo no cuadra en el tema migratorio. Después de que todos fuimos testigos de una política de puertas abiertas en el inicio del nuevo sexenio, parece como si hubiera un “reculamiento” o una marcha atrás.
¿Será que algo le dijeron a doña Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, en su reciente reunión con su homóloga norteamericana, Kirstjen Nielsen, en Miami? ¿No vaya ser que le leyeron la cartilla?
Parece como si el gobierno federal, después de abrir los brazos a los miles de centroamericanos que buscan llegar a los Estados Unidos vía México, ahora estuviera entre la espada y la pared.
Por un lado, un Donald Trump desatado y en campaña, atacando a “tuitazos” al gobierno obradorista, a quien señala de no hacer mucho para contener la migración.
Por otro lado, una nueva oleada migratoria que en pocos días captará de nuevo la atención, si el rumor de la “caravana madre, que estaría integrada por unas 20 mil personas es real y comienza este 30 de marzo, en Honduras.
Este jueves, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que su sexenio está listo para dar visas de empleo temporal a los miles de migrantes en estados del Sureste como Chiapas; sin embargo, ¿serán suficientes y en verdad es eso lo que buscan los migrantes centroamericanos?
Los indocumentados parecen que no tienen mucho interés en tomar empleos temporales en Chiapas, sino en encontrar facilidades para cruzar México y tocarle la puerta trasera a Donald J. Trump, quien insiste en su muro.
Pero también surge de nuevo una duda ¿esas caravanas migratorias son realmente legítimas? Es decir, ¿obedecen a un fenómeno social o alguien está meciendo la cuna con intereses políticos? Algo huele mal…
DE LA BALSA A LA BESTIA
Aquellas historias de cubanos que se echaban a la mar en balsas han sido cambiadas por cubanos que llegan a Chiapas, donde hace poco era muy fácil obtener un “salvoconducto” que les permitía cruzar por México.
Ayer, otros 500 migrantes, en su mayoría cubanos, emprendieron el viaje desde Tapachula, con destino a Huixtla, donde también llama el creciente descontento social y la acción del gobierno municipal de impedirles el paso.
CERO TOLERANCIA A INVASIONES
Cuentan que el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, dio un manotazo sobre la mesa y ordenó: ni un paso atrás contra las invasiones.
Este jueves se realizó un nuevo desalojo, ahora en un predio de 28 hectáreas en Las Brisas-Loma Larga, ejido Francisco I. Madero, en Tuxtla Gutiérrez, con saldo de al menos 35 detenidos.
La señal lanzada por el fiscal general, Jorge Llaven Abarca, quien ha coordinado estos operativos que requieren gran esfuerzo humano y logístico, es clara: van contra todos aquellos que tengan predios invadidos.
Ahora le tocó a la organización MOCRI-EZ, pero las otras agrupaciones, en especial, sus líderes, quienes habían venido manejando el negocio tendrían que poner sus barbas en remojo.
Como era de esperarse, el aplauso es unísono de parte de sectores como el económico, pues garantizar la propiedad es una obligación del Estado.
¿Y QUÉ SIGUE?
Uno de los próximos desalojos sería en el Cañón del Sumidero, área natural protegida que por años ha sido “la comidilla” de líderes que convencen a personas necesitadas de tomar terrenos que, en este caso, son propiedad federal.
La costumbre apropiarse de los predios y luego comenzar a presionar a la autoridad en turno, quien muchas veces sacaba raja política en la negociación, pero el cuento se acabó.
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