“El Traidor”, de Anabel Hernández 

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EDUARDO GRAJALES

El Traidor, el diario secreto del hijo del Mayo, de Anabel Hernández, es un libro recomendable para aquellos interesados en conocer las entrañas de la ya conocida pero poco documentada relación existente entre el narcotráfico y el Estado mexicano, y que sirve también para explicar la reciente detención del ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, en Estados Unidos.

A través de la narración de los testimonios de uno de los principales actores de esta trágica realidad nacional, Vicente Zambada Niebla, o Vicentillo como le conocen al hijo del capo Ismael El Mayo Zambada, esta pieza de investigación describe a detalle las confabulaciones que existen entre los actores de la política nacional, miembros del Ejército mexicano y de las corporaciones policiacas, así como de algunos medios de comunicación, empresas privadas, entre otras organizaciones, que hacen del narcotráfico una de las mayores y más redituables empresas criminales.

A lo largo de 336 páginas, la autora nos lleva a conocer las redes que en la actualidad hacen de esta organización criminal un emporio comercial cuyas ganancias rebasan los millones de dólares anuales, con los cuales alimenta una gran estructura supranacional que trasciende gobiernos nacionales y extranjeros, y que explica muy bien el porqué de la desencadenada guerra sangrienta por el control de territorios que hoy ha invadido casi la totalidad de la geografía nacional.

A través de las confesiones durante años inéditas del Vicentillo ante el gobierno estadounidense y que fueron proporcionadas a la periodista por uno de los abogados del Mayo Zambada, Félix Gaxiola, Anabel Hernández muestra el rostro de uno de los carteles más inteligentes en la actualidad como es el de Sinaloa, desde su estructura empresarial legalizada y sus relaciones de poder hasta sus estrategias de seguridad y los amplios esquemas de soborno que tiene para mantenerse vigente en un mercado cada vez más competitivo a nivel mundial, en el que lleva poco más de 50 años.

Llama la atención en particular las múltiples cita que hace de Chiapas el Vicentillo detenido en 2009 por agentes de la DEA en nuestro país, quien describía para ese entonces al estado como uno de los lugares donde el cartel mantenía pistas clandestinas, desembarcaba cargamentos provenientes de Sudamérica, y contaba con la protección de altos mandos de las fuerzas armadas y de procuración de justicia en la región.

Sin duda, es un documento periodístico interesante que bien vale la pena leer, y que nos lleva a una obligada reflexión del papel del Estado mexicano y de la nueva administración ante uno de los retos más difíciles de enfrentar no solo por su capacidad operativa, sino por la gran penetración que ha tenido en la sociedad y en las mismas estructuras del poder que la representan.

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