Tarugos: La Feria

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Sr. López

En la familia materno-toluqueña de este menda, se respetaban las formas, no se alzaba la voz, no había arrechuchos; por contra, los de Autlán, del lado paterno, no se andaban con chiquitas. El banquete de bodas de la prima Olga, toluqueña ella, pero guapa, se quedó con todas las mesas de nuestro lado, vacías, pues Olguita invitó al peor enemigo de su difunto papá, porque ella “no heredaba pleitos ajenos”. En cambio la boda de Lucrecia, en Autlán, por algo parecido terminó en balacera; más divertido. Cada quien su modo.
Están tan bien y tan en paz los asuntos nacionales, que el tema trepidante del momento, es la participación de un contingente del ejército ruso (14 gatos) en el desfile del 16 de septiembre. ¡Cuidado!, el Putin es un taimado, no vaya a estar pensando en invadir a los EUA, haciendo escala en México.
Sin embargo, nuestro Presidente con su mirada de águila, siempre atento a los asuntos nacionales que puedan (o pudieran), no digamos perturbar sino tan solo inquietar el sosiego y la tranquilidad del tenochca sedente, en su lección matutina de ayer, atajó las maliciosas críticas sobre los soldados rusos desfilando en nuestro sacro Zócalo. Con la pausa que habla, hija de la tranquilidad de conciencia y la seguridad que le da saberse siempre del lado correcto de la historia, explicó:
“Ya no tienen cómo enfrentarnos. En el desfile, marcharon, desfilaron, contingentes de Rusia, hicieron un escándalo (…) también desfilaron de China y no hubo tanto escándalo, todo fue Rusia. Se invitó a todos los gobiernos con los que México tiene relaciones, siempre se hace, lo hace la Secretaría de la Defensa (…) el día 15 vinieron comisiones, incluso hasta secretarios de Defensa de dos o tres países y representaciones militares de muchos países del mundo. Estuvo el comandante del Comando Norte de Estados Unidos el día 15, en entrevista con el Secretario de la Defensa (Luis Crescencio Sandoval). (…) Nosotros tenemos relaciones con todos los países del mundo, y a todos se invita, pero no es a partir de que estoy yo como Presidente, siempre se ha hecho”.
¿Ya?… serenos, tenemos relaciones con todos y a todos se invita, siempre se ha hecho. Está bueno saberlo. A ver qué pasa el día que España acepte la invitación; o Francia (se recomienda el 5 de mayo para que vengan a marchar, pero en Puebla)… para dejar claro que México tiene relaciones con todo el mundo y que no somos fijados.
Por supuesto estaría de rechupete que el tío Sam también nos mandara contingentes militares a darse la vuelta por acá y a ellos, a los yanquis, les podemos dar a escoger en qué fecha quieren desfilar por nuestro Zócalo (México, ‘città aperta’).
Pudiera ser el mero 14 de septiembre, para conmemorar el día que tomaron por asalto la capital del país en 1847, ocupación que consumaron el 15 de septiembre; o si la Casa Blanca prefiere, podrían hacer su parada militar el 15 de marzo, para recordar el comienzo de la Expedición Punitiva al mando del general John J. Pershing, quien un día como ese pero de 1916, invadió México; ya en plan de que vean los EUA que no somos rencorosos (no ‘hard feelings’), se les puede sugerir que marchen por Reforma hasta el Zócalo el 21 de abril, recordando cuando en 1914 cañonearon y ocuparon Veracruz.
Y para que no le quepa duda al tío Sam de lo amistoso país que somos, ¿por qué no invitar una representación militar de las fuerzas armadas de los EUA, ese nuestro buen vecino, a darse la vuelta por el Zócalo, el 2 de febrero?… sí, para que conmemoren (ellos), la firma ese día pero de 1848, de los tratados Guadalupe-Hidalgo, cuando nos birlaron más de medio país.
Por supuesto habrá quien note que Rusia nunca nos ha hecho algo feo. Y es cierto. El escándalo por haber tenido a su representación militar desfilando en el Zócalo, es porque Rusia invadió a Ucrania y es peculiar por decir lo menos, que estando a todo trapo su injusta guerra contra un país inmensamente más pequeño, a las autoridades mexicanas les haya parecido muy buen detalle invitarlos a conmemorar nuestra independencia, que es lo que Putin quiere quitarle a Ucrania.
No es asunto menor. Piense usted que México declaró la guerra a las potencias del Eje, Alemania, Italia y Japón, hasta el 28 de mayo de 1942, por lo que oficialmente no teníamos ningún problema con esos países. Así, en apego a la lógica presidencial, bien podría México haber invitado a Alemania al desfile del 16 de septiembre de 1941… ¿por qué no?… hombre, por sentido común. Alemania tenía invadidos 16 países entonces. ¿A poco valía invitarlos diciendo que México tenía relaciones con todos y por lo tanto, podía invitar al ejército alemán a México?… ni con calzador.
Y también sabe la boca a centavo al enterarnos, por informe directo del Presidente de la república, que el 15 de septiembre pasado, nuestro general Secretario de la Defensa, Güicho Chencho Sandoval, recibió y se entrevistó con el comandante del Comando Norte de Estados Unidos, general Glen VanHerck, no solo porque ese es día es la fecha infausta de la ocupación de la capital de México por el ejército yanqui, en 1847, sino porque ese general VanHerck, es el que en marzo de 2021, informó a los EUA y al mundo que entre el 30 y el 35% del territorio mexicano es controlado por el crimen organizado y es ingobernable. Ya podía don Chencho haberlo recibido otro día cualquiera pero no cuando los EUA celebran la invasión, derrota y desmembramiento del país, este, el nuestro. Qué mala memoria.
Nuestro desfile patrio es copia del de Francia para conmemorar su revolución. La idea fue de Porfirio Díaz, cuando la celebración del centenario de la independencia, en 1910. Y por cierto, también fue idea de don Porfirio, el desfile de antorchas que no se volvió a hacer sino hasta 2020, cuando algún malvado se lo sugirió al Presidente López Obrador sin advertirle del tufo porfirista de semejante cosa.
México tiene relaciones diplomáticas con Rusia y Ucrania. Invitar a Rusia es insultar a Ucrania. No nos hagamos tarugos.

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