CIRO CASTILLO
Y llegó el día. Aquella alianza que siempre fue “la comidilla” del hoy presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha mutado.
Impensable, pero cierto, ha surgido lo que ya se ha comenzado a llamar: PRI-Mor. Es la alianza entre el Revolucionario Institucional y el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Fue el tema de la Guardia Nacional el que unificó a ambas fuerzas políticas en la Cámara de Diputados este 16 de enero.
Un día después, en la conferencia mañanera, los reporteros preguntaron al presidente López Obrador su opinión y dijo que ya quisiera que todos estuvieran a favor; sin embargo, está consciente de que también debe haber disidencia.
Al PRI-Mor, como era de esperarse, se sumaron legisladores del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), lo cual no es ninguna sorpresa. El partido del tucán siempre ha sido “acomodaticio” y más ahora que ha quedado herido de muerte.
Así fue la votación, según datos publicados por El Economista: De los votos a favor 249 fueron de Morena, 42 fueron del PRI, 26 de Encuentro Social, 27 el PT, siete del PRD y 11 del Verde Ecologista.
De los votos en contra, 77 fueron del PAN, 27 de Movimiento Ciudadano, 13 del PRD y dos más fueron de legisladores sin partido.
Sobre los votos en abstención tres fueron de Morena y uno de Encuentro Social; hubo 15 votos que no se emitieron por ausencia de los legisladores.
¿Hasta cuando durará la alianza entre el PRI y Morena? ¿El PRI-Mor llegó para quedarse? ¿Seguirán siendo aliados en otros temas? ¿Quién le está jugando su cabeza a quién? ¿Qué intereses están cuidando los priístas, quienes están completamente en la lona después de los comicios del primero de julio? ¿Qué negociaron?
LA GUARDIA NACIONAL: ¿CON MELÓN O CON SANDÍA?
Ahora bien, se armó tremenda polémica por el tema de la Guardia Nacional.
Hay políticos “de oposición” que consideran peligroso que miles de militares y marinos formen parte de una gran agrupación que estará a cargo de la seguridad.
Ellos consideran que México está al borde de una “militarización”, y todo el poder estaría en manos de un solo hombre: el Presidente.
Tanta es la preocupación que hasta los legisladores que apoyaron en campaña a López Obrador, tienen sus dudas y las han expresado.
Tatiana Clouthier votó en abstención por la aprobación del dictamen de la Guardia en lo general, mientras que el miembro del Partido del Trabajo, Gerardo Fernández Noroña se ausentó durante la votación.
En contraparte, la realidad parece que ha rebasado a las nuevas autoridades, quienes habían prometido que al llegar al poder sacarían a las fuerzas armadas de las labores de policía.
El mismo tema del robo de combustibles ha demostrado que hay pocas corporaciones que pueden hacer frente a la delincuencia organizada.
El riesgo que ven algunas organizaciones de la sociedad civil que, por cierto, ahora están más relajadas, es que las fuerzas armadas se conviertan en el “puño de hierro” del Ejecutivo.
La decisión final todavía pasará por el Senado de la República, pero todo indica que habrá Guardia Nacional. Ayer, el mismo Presidente pidió que en esta nueva corporación, el ejército tenga “más peso”…
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