CIRO CASTILLO
Cuando una persona llega a los insultos es que faltan palabras para debatir o para argumentar contra algo o alguien con quien no está de acuerdo.
Por supuesto que son millones de mexicanos los que comulgan con las políticas implementadas por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pero también otros tantos millones que no están de acuerdo.
Unos, son fieles al pensamiento del tabasqueño desde sexenios atrás, cuando nadie creía que el tres veces candidato presidencial llegaría hasta Palacio Nacional.
Otros, nunca han creído en las ideas del expriísta y experredista, a quien siguen considerando un obcecado, un populista y tantos otros calificativos que se han acumulado en el camino.
Hay otros más, que creyeron en su proyecto, en su palabra, en sus dichos, en sus chistes (como cuando en un debate soltó “Ricki Rickin Canallín”) y ahora están arrepentidos de haber votado por él, porque no es lo que esperaban o no ha hecho lo que creyeron que haría.
Ahora bien, en eso de llegar al insulto porque las palabras ylos argumentos se ha terminado, no estamos de acuerdo.
¡Que chingue su madre El Peje!, soltaron unos pasajeros cuando AMLO ya se bajaba de un avión que lo traía de Guadalajara a la Ciudad de México el domingo en la tarde. Sin palabras…
¿GAJES DEL OFICIO?
Los pasajeros que insultaron a Obrador cuando descendía del vuelo 0237 de Aeroméxico son unos cobardes, aunque el aludido, en la mañanera de este lunes, “colmilludo”, haya dicho que son gajes del oficio.
Lo hicieron porque se sabían ganadores, porque sabían que no habría una reacción del Presidente de México.
Si AMLO les respondía igual, se bajaría a su nivel. Si alguien de su equipo hubiese respondido, causaría el mismo efecto. El Presidente llevaba las de perder y ellos las de ganar. Prohibido prohibir, ha dicho él mismo y tenía que aguantarse.
De tener la seguridad que había con el PRI o con el PAN, el Estado Mayor no les hubiera dado tiempo ni de “abrir la boca”.
Los cinco pasajeros que venían hasta la cola del avión tampoco se atrevieron a encararle cuando el vuelo comenzaba, sino hasta el final.
El que tuvo más valor fue un solitario joven que volteó a ver al Ejecutivo y le señaló que era un “mal Presidente”. Luego tomó su equipaje y se retiró diciendo: “¡Fuera Amlo!”.
En fin, podemos no estar de acuerdo con las políticas y forma de conducción de AMLO, en el tema de la pandemia, de la salud, la seguridad, la educación y los programas sociales; din embargo, caer en el insulto vago solo polarizará más a una nación. No nos quedemos sin palabras…
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