Los cerdos: La Feria

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Sr. López

Estaba en agonía tía Pepa, la mamá de Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda. Así, mandó por él y a solas le preguntó por un asunto que no le voy a contar, relativo a su participación en la inestabilidad de faldas de una sobrina suya muy querida. Le dijo que por una vez en su vida dijera la verdad y le respondió: -Mamá, mejor muérete en paz –y no abrió el pico.
Cada vez falta menos para que termine el periodo presidencial de Andrés Manuel López Obrador (nueve meses y cuatro días), y crece la expectativa. Sí, se palpa en el ánimo de la gente: ¿el Presidente nos va a decir la pura verdad, a las claras, a lo pelón?
Podemos confiar en que sí, en que el señor-presidente, apegado a su invariable conducta, se conducirá con verdad y antes de entregar el cargo, nos dirá sin trapitos calientes, lo que él sabe muy bien (porque todo lo sabe y lo sabe muy bien, como probó al explicar en una frase en qué consiste la industria petrolera, que no tiene ninguna ciencia: se hace un hoyo, se mete un tubo y ya; ¿sí se acuerda, verdad?). Él, sin duda, nos sacará de la incertidumbre a todos los del peladaje.
La pregunta es: ¿de qué país habló en su sexenio?, de qué país fueron todos los otros datos con que nos ilustró en las 1,195 conferencias mañaneras, contando hasta hoy desde el 5 de diciembre de 2018. (Y por cierto, a ver cuándo sus colaboradores le hacen notar que es el ser humano que más ha hablado en toda la historia del planeta, por si lo quiere presumir, nada más en las madrugadoras van cerca de 7 millones de palabras, por si le parece poco).
A nuestro asunto: la premisa es que el huésped (temporal) de Palacio Nacional, no miente (ni roba ni traiciona), y él mismo lo dijo ayer: “no podría hablar de una transformación, de cambio, si mentimos (…)”. Y se advierte a usted, que no se vale revisar si nos ha mentido para concluir entonces que según sus propias palabras, no hubo transformación, sino al revés: siendo dogma que no nos ha mentido, la transformación es una realidad (y si usted no lo ve así, es su problema por andar fijándose en la realidad, no sea necio).
Entonces, como todo lo que nos ha dicho es verdad, se insiste: solo nos falta saber a qué país se refiere. Ya lo dirá, cuando lo considere prudente. Hay tiempo, no coma ansias. Él sabe.
Pero por si a alguno le anda fallando la fe en el supremo (porque cuando menos es el Supremo Comandante de las Fuerzas Armadas), que haga tantita memoria y recuerde que en diciembre de 2019 lo dijo de una buena vez por todas: “La mentira es del demonio, la verdad es revolucionaria, la verdad es cristiana”. ¡Cruz, cruz, que se vaya el diablo y que venga Jesús!
No es un batidillo mental ni revoltijo de religión con política en un país laico, sino que él, cándido como es, confiesa sus convicciones morales sólidamente cimentadas en la figura de Jesucristo el Redentor, tal y como declaró el 1 de diciembre de 2018, el 25 de junio de 2019, el 24 de diciembre de 2021, el 22 de noviembre de 2022, el 25 de enero de 2023; él sigue a Cristo Jesús y sus palabras textuales el 4 de junio de 2021, fueron:
“(…) mi cristianismo, lo que yo practico, tiene que ver con Jesucristo, porque yo soy seguidor del pensamiento y de la obra de Jesús, creo que es el luchador social más importante que ha habido en el mundo, en la Tierra”. Tome nota: según el sermón de Palacio, Jesucristo fue un luchador social, visión microscópica del principal personaje de la historia mundial cuyo nacimiento señala la cuenta de los tiempos. ¡Aleluya, aleluya!
Y para dar su valor exacto a las palabras presidenciales, para que no haya sombra de duda sobre su mérito, no tenemos más remedio que acudir a él mismo, para enterarnos (recordar), quién es y de qué calibre. Lo dijo en una entrevista en Milenio Televisión, el 21 de marzo de 2018, cuando se describió a sí mismo con toda humildad:
“Soy republicano, soy demócrata, soy legítimamente ambicioso, soy honesto, soy pacífico, soy consecuente, soy libre, soy congruente, soy respetuoso, soy amplio, plural e incluyente (…) seré como Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas, hombre de nación (…) sin ego, soy Andrés Manuel López Obrador”.
¿Qué le parece?, tome ejemplo, la próxima vez que le pregunten su nombre, responda: “Sin vanidad, soy Fulanito de Tal”; o “No es jactancia, pero soy Fulanito de Tal”; o copie al Presidente y diga: “Sin ego, soy Fulanito de Tal”.
Emociona, conmueve su humildad y objetividad. Le debe haber costado mucho trabajo pero lo dijo porque lo tenía que decir: “seré como Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas”… de veras, no nos lo merecemos.
Por todo esto es que da tanta tristeza que según las cuentas de Luis Estrada, director General de SPIN, de los 10 millones de seguidores del Presidente en Facebook, solo el 1% (cien mil), sintonicen sus mañaneras, advirtiendo que para contar a un seguidor atento a las madrugadoras, se necesita que permanezca conectado al menos tres (3) segundos, por lo que es posible que se estén desperdiciando en buena medida las más de dos horas que dura cada una.
Esa falta masiva de atención explica que nosotros los del peladaje, nos confundamos y caigamos en la duda pecadora sobre los informes que nos proporciona el líder nacional, como ayer cuando en plena mañanera, con el Presidente de testigo, la nueva titular de la Comisión Nacional de Búsqueda de personas desaparecidas (CNB), Teresa Guadalupe Reyes Sahagún, explicó que si bien habían reconocido solo a 12 mil desaparecidos de los 110 mil registrados, siguen buscando a 92 mil que cambiaron de estatus porque de muchos “no salieron muchos indicios en vida” (cierto, qué tal que están medio extraviados o medio muertos, hay que entender).
Presidente: no desperdicie su tiempo, ya no se afane en que la raza entienda la bondad de su gobierno, recuerde las palabras de quien usted sigue, Jesús, donde dice -evangelio según san Mateo, capítulo 7, versículo 6-: “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas a los cerdos”.

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