Las promociones “flexibles” de Interjet, un gran dolor de cabeza

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CIRO CASTILLO

EDG INFO 

(Crónica)

A la maestra María Elena Vargas Ferrao le pasó lo que a cientos de personas: confió en las “promociones flexibles” de Interjet, una de las areolíneas que acumula más quejas ante Profeco, y aquello se convirtió en un calvario.

La profesora de una secundaria técnica en Tuxtla decidió comprar un boleto con la empresa para el cuatro de abril de este año; sin embargo, por motivos de la pandemia le fue cancelado.

Ella pagó 3 mil 900 por un boleto de ida y vuelta, más otros mil 700 por su inseparable acompañante, Chuby, un perrito.

En aquel momento, ella comprendió la cancelación porque el país estaba iniciando otra pesadilla: la pandemia.

Le dijeron que guardara el “baucher” de la compra y que éste sería utilizado en un próximo vuelo para el 15 de julio y que el pago adicional que había realizado no se perdía.

La profesora, porque las clases concluyeron pronto y porque quería estar con su hija que vive en Ciudad de México, pidió adelantar el viaje para el 4 de julio y fue ahí donde comenzó la tortura, el dolor de cabeza.

Le dijeron que por el cambio había que pagar otros 230 pesos adicionales a la primera compra, para ella y para su acompañante, el perrito. En total, solo por el “can” serían 2 mil 28 pesos.

El problema fue que días antes del viaje del 4 de julio les notifican, a ella y su hija, que nuevamente el vuelo se cancela.

Inconformes con la situación verifican la situación por Internet y con llamadas directas al Aeropuerto Internacional Ángel Albino Corzo y se percatan que la aerolínea sigue vendiendo boletos del vuelo 2781, que supuestamente habían cancelado. Primero se indicó que saldría a las 8:35 de la mañana y luego que a las 8 de la noche del 4 de julio.

Creyendo en la “política de flexibilidad” de Interjet, la maestra se trasladó al Aeropuerto Ángel Albino Corzo y el problema prosiguió.

EL CUATRO DE JULIO

La maestra fue la mañana del 4 de julio a verificar cuál era la situación de su vuelo pero no estuvo nunca ningún trabajador de Interjet.

“Yo me presenté como si no supiera nada. Nos regresamos otra vez y volvimos a ir como a las 5 de la tarde.

Cuando yo llego, entro a la ventanilla de Interjet yle enseño la confirmación del vuelo en el celular” a la trabajadora, cuenta la maestra, con incertidumbre por lo sucedido.

La señorita del Interjet asegura que no aparece nada y que no está incluida en el vuelo. 

“Su argumento fue que marcaría a Atención a Clientes, donde tardaron mucho tiempo en responderle y cuando le responden, ella dice que el boleto tiene un baucher que tiene que ocuparse”.

La empleada de Interjet, nerviosa, dice que se canceló el boleto y luego de una acalorada discusión, ofreció incluirla en el vuelo, pero quiso cobrar dos mil pesos más por el adicional de la mascota. 

Argumentó que los más de 2 mil pagados con anterioridad, eran por el cambio de vuelo.

En total había gastado 6 mil pesos por el boleto de ida y vuelta adquirido el 4 de abril, por el adicional del perro y le querían cobrar otros 2 mil, para hacer un total de casi 8 mil pesos que, se rehusó a pagar.

Ese día, aún con la inconformidad y el trago amargo, tuvo que regresar a su domicilio en Tuxtla Gutiérrez y cuando por fin viajó a México, utilizó los servicios de otra compañía.

Los más de 6 mil pesos pagados en total siguen en veremos, en manos de Interjet, quien en ningún momento se ha comunicado con ella para encontrar una salida al problema.

Como la maestra María Elena cuántos pasajeros más habrán tenido que vivir la misma pesadilla, el mismo enojo, el mismo cuento.

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