Las barbas en remojo: La Feria

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Sr. López

Tía Marcela tuvo un disgusto terrible con su marido, tío Mario, cuando se supo que su más querido compadre le adornaba la cabeza a su esposa con lucidora cornamenta: -¡No me digas que no sabías!… ¡tapadera! –y el tío capoteo la cosa como pudo. Pero la vida, ¡ay, la vida!, poco después el escándalo fue que la comadre, la de las astas, retribuía con la misma moneda (cuernos) a su marido y el tío nada más dijo: -Tú también sabías –y un cielo impasible desplegó su curva. Todos tapando a todos.
Nos debería dar gusto oír al Presidente declarar sensatamente sobre el juicio que en los EUA por cargos relacionados con el narcotráfico, se sigue contra Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública en el periodo de don Calderón.
Este 18 de enero, el Presidente dijo que en ese juicio en Nueva York, hay tres posibilidades: “(…) una es que García Luna sea inocente y que Calderón no tiene por qué preocuparse (…) -que- García Luna no sea inocente y que Calderón no esté involucrado (…) en política, los amigos suelen ser de mentira y los enemigos de verdad”; y como tercera posibilidad, que Calderón sabía y esté involucrado, pero agregó: “(…) vamos a esperar que estas cosas se aclaren, yo no deseo que le vaya mal a nadie”.
Sensato. No sabe este menda si sea la primera cosa prudente que dice en su calidad de Presidente de México o en su vida, pero sí sabe que esa mesura tiene aromas de cautela.
Por supuesto resalta la insistencia en mencionar a Calderón junto con don García Luna, aunque el expresidente no (NO) está en juicio ni las autoridades de los EUA lo han mencionado como sospechoso de nada. En fin, cada quien sus obsesiones.
¿A qué obedece este arranque de tacto y ponderación del Presidente?… ¿será que de aquí pa’l real lo vamos a oír reflexivo, maduro, muy en plan de Presidente?… ojalá.
Pero en principio, no parece que sea una conversión paulina, no cayó del coche en el camino a su finca en Palenque, no oyó la voz del Señor preguntándole por qué persigue a Calderón (y solo a Calderón, Peña Nieto sereno), no, no perdió la vista y la recuperó milagrosamente… no, su natural es la osadía en el hablar, su pecho no es bodega, dice lo que piensa aunque no lo piense y como es su certeza que antes de él todo estaba mal, tacha y acusa sin recato a los que no define pero llama conservadores, neoporfiristas y mafia del poder. Por eso sentenció alguna vez (18 de agosto de 2019, en Miahuatlán, Oaxaca):
“Los grandes negocios, las grandes transas que se llevan a cabo en México, en el país, siempre llevan el visto bueno del Presidente de la república, nada de que no se entera, el Presidente de México sabe todo lo que está sucediendo, tiene todos los elementos, toda la información (…)”.
Y de esa tonante afirmación seguida del “¡basta de hipocresía!”, por los inescrutables caminos de la precaución, ahora dice que si García Luna es culpable, es posible que Calderón no esté involucrado, que se haya dejado engañar o lo engañaron. Será.
¿Y por qué supone este su texto servidor que esa inusitada prudencia presidencial sea por cautela?… ¡ah!, porque son varios e insistentes los rumores de que la DEA investiga a Alfonso Durazo Montaño, hoy gobernador de Sonora y exsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana del 1 de diciembre de 2018 hasta el 30 de octubre de 2020, cuando se fue a hacer campaña para Gobernador.
Lo malo es que esos rumores no hay posibilidad de aclararlos pues la DEA no va a abrir el pico ni para confirmar ni para negar. Lo peor es la muy sabida falta de escrúpulos de la DEA y en general de las agencias policiacas de los EUA que actúan en el exterior y sin pena ni rubores, si hace falta, inventan expedientes y falsas acusaciones. Ha pasado antes, seguirá pasando.
El problema se enconó mucho en el último trimestre de 2020, por el asunto aquél del general Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa Nacional que detuvieron en los EUA acusado de complicidad con los narcos y que devolvieron a México supuestamente para que acá se le juzgara y en cambio, lo liberaron. El Departamento de Justicia de Estados Unidos había entregado a México el expediente con las “evidencias” del caso, y el Presidente López Obrador ordenó el 15 de enero de 2021, publicarlo y lo publicaron, violando el Tratado de Asistencia Legal Mutua entre los EUA y México, lo que en Washington calificaron como “una profunda decepción”.
Y ese mismo 15 de enero entró en vigor la reforma a la Ley de Seguridad Nacional, limitando (bien), las acciones en territorio mexicano de la DEA, FBI, CIA y otras de sus agencias policiales (y de espionaje). La postura de nuestro gobierno desde lo de Cienfuegos, es que ya no hay confianza para colaborar con esas agencias yanquis en la lucha al narco ni para continuar con el intercambio de inteligencia. Bueno.
Pero en política es fundamental saber escoger enemigos. Y el tío Sam es muy mal enemigo, no el peor del mundo, pero sí del barrio. El Presidente López Obrador debe saber que esas agencias a las que puso límites, ahora andan haciendo averiguatas sobre varios gobernadores, todos de Morena menos uno. Los de Guerrero, Baja California, Michoacán, Sinaloa, de Morena y la excepción, Nuevo León. A todos investigan por rumores de nexos con delincuentes, por haber recibido financiamiento de los narcos en sus campañas y hasta por familiares y amistades que tienen relaciones de parentesco con malandrines. Para las agencias de investigación de los EUA es dogma que el narco financió a los candidatos de Morena, sea mentira o verdad, allá lo aseguran.
El presidente, nuestro Presidente sabe o debe saber, que los gargantones de Washington no se tientan el corazón para enchiquerar a cualquiera que les haya pisado los callos con el agravante de que nunca tienen prisa, esperan, saben esperar, saborean la venganza y la cobran.
Así son, revise la historia. Ojalá y sus cercanos ayuden al presidente López Obrador a remediar las cosas, queda buen tiempo para no tener que poner las barbas en remojo.

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