Ingenuos: La Feria

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Sr. López

Tío Juan de Dios vivió (bien) de dar conferencias a familias católicas en salones de parroquias, colegios confesionales y salas de cine rentadas por obispos. Era un pozo de sabiduría y citaba de memoria a Santo Tomás, encíclicas, bulas, los evangelios y el Antiguo Testamento. Una vez este menda le pidió que por favor le dijera dónde podía encontrar una frase que había dicho del Eclesiástico (no confundir con el Eclesiastés), y respondió tan fresco: -No, hijito, las citas me las invento, ni curas, ni obispos ni grey saben nada, yo tampoco -rigurosamente cierto.
Es sabido que estamos en plena campaña por la presidencia de la república desde hace el suficiente tiempo como para que sea del todo ilegal. Pero, ya sabe, cambiando de “candidata” a “defensora de”, “representante de”, basta. No hay ley que valga, igual que no hay regla que impida trampas en una mesa de tahúres.
También sabemos todos los tenochcas debidamente destetados, que los candidatos, mienten y ofrecen cosas inalcanzables pero como saben que sus oyentes las quieren oír, las dicen: cero corrupción, tendremos un estupendo sistema de salud, la educación será prioritaria, la seguridad pública será recuperada; aparte de ofertas que rayan en lo ridículo o lo estúpido, como bajar el precio de la cerveza y legalizar ‘un poco’ el robo (que sí ofrecieron en 2021 ciertos candidatos que no vale la pena mencionar, nadie los conoce y perdieron), o: la gasolina costará 10 pesos como dijo el 20 de noviembre de 2016, ya sabe quién, el que ofreció no aumentar la deuda (vive en Palacio).
A esta administración federal le quedan once meses del total de su desperdiciado periodo. Aunque es seguro que debe haber ejecutado acciones acertadas (se solicita información), este gobierno fue un desperdicio por su clamoroso fracaso en esas pocas cosas, tan difíciles, pero las más importantes en que lejos de dar buenos resultados, las abandonó o acumuló reveses que al país le significan un injustificable retraso: para la economía es un sexenio perdido; en salud el daño es severo, igual que en educación; en seguridad, empeoramos gravemente; y de lo que más se jacta, de la eliminación de la corrupción, es afirmación de humorismo involuntario: nunca hemos tenido estos niveles de corrupción, abiertamente cobijados desde presidencia de la república (decretando de ‘seguridad nacional’ sus obras insignia, para intentar que no se revisen las cuentas; promulgando certificados de buena conducta a evidentes saqueadores del erario; negando lo obvio ante los públicos excesos y tropelías de parentela y cercanos).
Por si hay quien considere que los programas sociales implantados por este gobierno, son uno de sus aciertos, lamenta el del teclado, decirle que no, porque son prueba de su inmensa capacidad de hacer de lo bueno, malo; de lo correcto, chueco. Empezando por esas becas para jóvenes que terminan gastándose en cerveza y ‘churros’ (usted entiende), sin reglas de operación ni padrones confiables que encubren robos institucionalizados ya detectados. Siguiendo con la pensión para los viejos (‘tercera edad’ es idioma políticamente correcto y manipulador, viejo es viejo y no ha sido nunca insulto… hasta ahora), pensión que indebidamente se otorga a lo menso, a todos, ricos y pobres, en vez de solo a los más desprotegidos y así, disponer de más dinero para los verdaderamente necesitados. Sin mencionar lo que significan esos programas para los futuros presupuestos de egresos del país; y no los va a cancelar nadie so riesgo de que lo linchen. Ya ni modo.
Bueno, como sea, ya sucedió y ya se va este gobierno, este Presidente. A lo hecho, pecho. Ya no vale la pena ni siquiera el recuento preciso de los daños. Ya llegará el siguiente gobierno federal y sea de Morena o del Frente opositor, empezará a fluir información, habrá escándalos, algunos huidos y algunos apresados. Lo hemos comentado antes: no ha nacido quien llegue a la presidencia de la república para empeñar su gobierno en defender a los que se fueron, ni en obedecer al que ya es parte de la nada política aunque viva en Palenque.
Lo importante ahora sería que nosotros los del peladaje nivel banqueta, nos hubiéramos aprendido la lección. Por andar de crédulos, votando con el hígado y eligiendo a lo puro maje al primer listo que nos endulza el oído, tenemos lo que tenemos: un gobierno ineficaz, incapaz, impotente y dedicado a una permanente campaña auto-adulatoria en defensa de sí mismo.
Si aprendimos la lección, doña Claudita no será presidenta de la república, porque elegir a la persona previamente elegida por el actual Ejecutivo es tanto como pedir otra cucharada de desechos sólidos (caca) y no, eso no se hace, se traga uno la que le tocó y corre a hacer gárgaras para eliminar el regusto asqueroso. Pero si gana el Frente opositor con doña Xóchitl, debe tener claro la señora que al menos desde la prensa, estará sujeta a rigurosa crítica, no tenemos tiempo que perder y ojalá tenga muy claro que no se le tolerará un gabinete de compromiso: ha dicho que se rodeará de los mejores. Bueno, a cumplir.
Otra cosa que sería deseable que tengan claro ambas candidatas, es que no les vamos a permitir la mentira como trampolín al poder, ni el engaño como estrategia de gobierno. Mentirán, claro, pero que sea en aquello que impida males mayores, teniendo muy presente que hay muchas mentiras evitables, echando mano del recurso tan útil de mantener la boca cerrada. Pero que las dos damas sepan que ya no está el palo para cucharas: ni mañaneras ni presidencia omnisapiente.
La divisa del próximo gobierno debe ser: trabajo, trabajo y más trabajo, sin agobiador protagonismo, sin verborrea y con realismo, duro, sin hacer caso de la frase del Mahatma Gandhi: “más vale ser vencido diciendo la verdad que triunfar con la mentira”, no, queremos un México que triunfe de verdad y sin mentiras.
Por cierto, esa frase de Gandhi tan repetida, tantas y tantas veces, no tiene comprobación de que la haya dicho nunca. Ya, no seamos ingenuos.

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