Estado incompetente e impotente: La Feria

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Sr. López

Tía Tina (Tina la bautizaron y Tina la registraron), era de las de Autlán. Heredó de su papá un rancho que parecía hacienda (era hacienda), que junto con las tierras que le dejó su difunto marido, eran una majadería de latifundio en el que no se sembraba nada: hervía en ganado suelto y varias veces al año, mandaba caporales y peonada a bajar reses de montes y collados para arrearlas por cientos al ferrocarril. Tía Tina aguantó eso que llamamos revolución y el agrarismo de Cárdenas, pero ya sesentona, vendió todo a quien quiso comprárselo por lo que quiso comprárselo porque ya le habían matado a siete de sus 11 hijos varones y según dijo: -Con cuatreros y asesinos, puedo, pero con el gobierno defendiendo cuatreros y asesinos, nadie puede –tenía razón. ¡Ah!, por misterio inescrutable, en pocos años en esas tierras ver una vaca era milagro.
Del 2024 al 2030, México será gobernado por una Presidenta. Para lo que vamos a comentar, no importa si es doña Xóchitl o doña Claudita. La que sea. Usted piense en la que prefiera, da lo mismo ante el reto que significa el principal problema que deberá enfrentar la que sea que se tercie la banda y se arrellane en La Silla: la delincuencia organizada.
No se desdeña la importancia de asuntos como la procuración e impartición de justicia; la restitución de los servicios de salud y la solución del añejo problema de la educación pública; la economía y las finanzas nacionales. No. Por supuesto son cosas de la mayor importancia que se deberán atender junto con muchas otras más, como es natural en un país como el nuestro, tan extenso, tan poblado. Pero lo indiscutible es que sin seguridad pública lo demás es lo de menos.
Es absolutamente inútil debatir con el actual gobierno sobre esto, nunca aceptará su fracaso ni que durante esta administración se ha agravado el desastre que es la seguridad pública en el país, muy a pesar de que el Presidente madrugue diario, muy a pesar de que se le dio todo lo que pidió para combatir la delincuencia (y quedó sin excusas).
La realidad es como es, digan lo que digan y ahora a este gobierno lo persigue la declaración de Andrés Manuel López Obrador: Sin seguridad no habrá cuarta transformación. Bueno, no hubo. Punto. El que sigue… perdón, la que sigue
Es deseable que a la señora que asuma el cargo de Titular del Poder Ejecutivo el 1 de octubre del próximo año, ya la estén asesorando los que saben de esta dificilísima materia, los hay en México y de primera calidad -ahí por los rumbos de San Lázaro hay uno, pero, ya sabe, la especialidad de la política mexicana hoy, es desperdiciar talentos-, porque debe saber que nuestra delincuencia organizada ya no es solo nacional y solo dedicada al narcotráfico, la extorsión, el huachicol (robo de combustibles), la trata y tráfico de personas, y tantos otros giros, sino que ya es internacional y forma parte de actividades legales, financiando o controlando empresas y entidades financieras, en México y otros países.
Por si sirve de algo y dada la preferencia que en nuestro risueño país damos a lo que viene de fuera, ahí está la declaración (9 de septiembre pasado), a Claudia Peiró, del medio argentino Infobae, del Fiscal Nacional Antimafia y Antiterrorista de Italia, Giovanni Melillo:
“Tenemos ante nosotros redes criminales que operan a escala global, sistemas criminales complejos e integrados, que llevan a cabo estrategias comunes para la gestión del tráfico legal y la reinversión especulativa de los beneficios (…)”
Sí, las enormes ganancias del delito se tienen que lavar (inventarles un origen legal), pero cuando son inmensas las cantidades de dinero que se obtienen, el dinero adquiere la naturaleza de mercancía, la más valiosa de todas, que permite infiltrarse en el mundo empresarial, particularmente la banca y las inversiones especulativas (la Bolsa). Y esa es precisamente la principal debilidad de la delincuencia organizada, el dinero es rastreable y contra lo que se piensa, siempre deja rastro.
Así las cosas, es inocultable que las organizaciones criminales cuentan con la colusión y complicidad de autoridades fiscales, financieras y forenses, en medio mundo, haciendo una maraña peor que el nudo Gordiano, que no va a desatar México. Todos en todas partes simulan y los campeones mundiales de eso están en los EUA.
Llegados a este punto, nuestro gobierno no debe soñar con un país sin delincuencia. Siempre la hay, desde la noche de los tiempos. Y dado que el crimen organizado es un enredo internacional, imposible de desatar, nuestras autoridades se deben dedicar (¡ya!) a una sola cosa: recuperar a cualquier precio la tranquilidad de la sociedad.
¿Cómo?… bueno eso lo saben los que saben, pero sí que es posible aunque no sea de un día para otro: no se puede dudar de que los delincuentes se pueden regresar a la clandestinidad de los albañales en que les es propio habitar. Ellos son los que deben vivir con miedo, no la gente, no la policía. Repito: hay que dejar que hagan su trabajo los que saben y dejar de administrar este problema con ideología: para el crimen, la ley, inflexible y dura. ‘Dura lex, sed lex’, ley dura, pero ley, decían los romanos hace unos 2,500 años… a ver si vamos aprendiendo.
Y ahora sí, entremos en materia: ayer doña Sheinbaum arremetió contra el Congreso del Estado Libre y Soberano de Morelos, por no haber desaforado al Fiscal de la entidad, a pesar de que los diputados federales votaron a favor de su desafuero. La Constitución del país, la de Morelos y las resoluciones de la Suprema Corte, no dejan lugar a dudas: es facultad exclusiva del Congreso de la entidad, pero doña Sheinbaum, en su papel de repetidora de Palacio, dijo que los diputados de Morelos “quieren engañar”.
Con este botón de muestra ya sabemos a qué atenernos con doña Sheinbaum: la ley no es la ley. El crimen organizado va a hacer fiesta porque cuando a ley se tuerce o se sustituye por ideologías, semejante barbaridad siempre hace al estado incompetente e impotente.

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