Ciro Castillo
Lo visto con la movilización del domingo, principalmente en Ciudad de México, nos vuelve a demostrar que hay dos “Méxicos” o, al menos, dos visiones de país.
Lejos de si fueron 90 mil, como así lo reportó el Gobierno de la Ciudad de México, o 700 mil los que acudieron a la plancha del Zócalo —como publicó el diario “El País”—, se mira un país partido.
Tanto unos como otros creen tener la razón y tratan de imponer sus dichos e ideas, en muchos casos ya sin escuchar a los demás, a los que piensan diferente.
FIFIS
Unos, los que marcharon, en su mayoría integrantes de una clase media, media alta o acomodada, consideran que democracia no es la que se vive en la actualidad, a pesar de que en tiempos anteriores una manifestación así hubiese sido imposible.
Una marcha así, aunque fuese sin acarreos, ordenada y sin reparto de tortas (como se presumió) es impensable en naciones como Rusia, donde sí hay una verdadera dictadura.
Tal vez muchos de los que se tomaron una parte del domingo para mostrar su descontento con el gobierno de AMLO tengan razón: hay cosas en este sexenio con las que no estamos de acuerdo, pero también las hubo con Enrique Peña, Felipe Calderón y Vicente Fox; para no ir más atrás en los sexenios del viejo PRI, cuando ahí sí que había, como dijo el escritor Mario Vargas Llosa, una “dictadura perfecta”…
CHAIROS
En contraparte, los seguidores de López Obrador, quienes por momentos parecen caminar a ciegas, salvo excepciones, rechazan a los manifestantes porque simplemente son parte de la oligarquía.
Repiten palabras tan profundas que la mayoría no entendemos a cabalidad como “neoliberales” o “conservadores”.
¿Acaso no fue Lorenzo Córdova quien pronunció el discurso tras la manifestación —nos parece un error)—, el que estaba en el INE cuando López Obrador ganó la Presidencia de la República?
Si como dijo el mandatario mexicano, para descalificar al orador único del mitin, “era un empleado de Peña” y le ordenaba cosas, ¿entonces el expresidente sí negoció con él y le entregó el país?
Marchantes y no marchantes el domingo, opositores al gobierno de AMLO y seguidores dan prueba de que este país sigue sin tener proyecto de largo plazo. Cada grupo cree tener la razón y cuando le llega el momento de gobernar, quieren imponer su ley sin considerar a los demás…
LA CANDIDATA
El domingo, mientras había una manifestación para pedir democracia, casi al mismo tiempo Claudia Sheinbaum se registraba oficialmente como la candidata presidencial de la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, conformada por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
Era como su fiesta aparte, y consideramos que no había necesidad de hacer referencia a la protesta que se replicó sin mucho éxito en unas 100 ciudades.
“Resulta importante, y más aquí en este recinto, señalar la falsedad e hipocresía de aquellos que hablan o marchan por la democracia cuando en su momento promovieron fraudes electorales o nunca vieron la compra de votos o se les olvidó respetar a los pueblos indígenas promoviendo la discriminación y el clasismo”, soltó al respecto, quizá sin considerar que entre los marchistas seguramente hubo gente que votó por el proyecto de López Obrador y habría que entender por qué el cambio de opinión en lugar de descalificarlo.
“Hago un amplio llamado al pueblo de México, a consolidar y profundizar la Cuarta Transformación de la vida pública. Eso significa seguir construyendo un México todavía más justo, libre, fraterno y democrático para conquistar el derecho pleno, de todas y todos los mexicanos a su bienestar, seguridad y felicidad”, dijo, arropada por la plana mayor de Morena, entre ellos gobernadoras y gobernadores, además de enumerar sus 15 principios de gobierno, entre ellos:
Un gobierno honesto, división del poder político con el económico, austeridad y disciplina financiera; garantizar libertades, respeto a la diversidad política, cultural y sexual; igualdad sustantiva para mujeres; garantizar derechos del pueblo de México; promover desarrollo tecnológico, derechos culturales, consolidar proyectos estratégicos, soberanía energética, restauración del medio ambiente, soberanía alimentaria, fortalecer inversión privada y extranjera; además de fortalecer la seguridad pública, como se logró en la Ciudad de México…
ADEREZOS
-Lo de siempre, el chapulineo. Alejandra Barrales (ex del PRD), Sandra Cuevas y Gibran Ramírez cambiaron de color partidista para seguir “mamando” de la teta oficial. Se pusieron los tenis fosforescentes de Movimiento Ciudadano, partido que presume ser joven y no incurrir en lo mismo que han incurrido el PAN, el PRI, el PRD y Morena. Tanta “roncha” sacó, que Patricia Mercado, vocera del candidato presidencial Javier Álvarez Máynez, renunció a este cargo en protesta por las nuevas adquisiciones naranjas…
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(Foto tomada de la cuenta de X de Guacamaya Leaks)
