CIRO CASTILLO
México comparte en el Sur, más de mil 170 kilómetros de frontera con Guatemala y Belice; sin embargo, los gobiernos federales siempre han visto a esta región del país como “la cola de la cola”.
La mayoría de los mexicanos, incluso los que vivimos en el Sur-Sureste, tenemos “tatuada” en la cabeza la idea de que el país termina aquí, pero es todo lo contrario: aquí comienza.
Ese olvido que siempre han padecido los estados, principalmente del Sur, ha permitido que gobierno tras gobierno, la cosa siga igual o peor. Hicieron lo que les vino en gana.
En Chiapas, los últimos dos, el de Juan Sabines Guerrero y Manuel Velasco Coello, dieron al traste con cualquier esperanza de mejoría.
Pablo Salazar, quien también tuvo sus “pecados” políticos, dejó a su partida una deuda de 700 millones de pesos; sin embargo, dos sexenios después, alcanza una cifra superior a los 22 mil millones, y claro, hay que pagar intereses mes con mes.
Recientemente, las caravanas de migrantes, hicieron que el país entero, incluso, el gobierno de Estados Unidos volviera a fijar sus ojos en el Sur, y recordara que su frontera no inicia en el Río Bravo sino en el Río Suchiate.
Otra vez hay una esperanza: que este interés norteamericano por el Sur de México, empujada por un Presidente de la República que es de esta región del país, traiga mejores dividendos.
No hay que perder de vista que a los norteamericanos les interesa el desarrollo de entidades como Guerrero, Oaxaca y Chiapas, no porque sean unas “hermanitas de la caridad”, sino porque estos estados pueden contener las oleadas migratorias que ahora se conforman en “caravanas”.
Claro que no sucederá de la noche a la mañana ni habrá una varita mágica, pero podría haber una transformación de la realidad de estados como Chiapas donde más del 80 por ciento de la población vive en pobreza o “pobreza extrema”.
OBRADOR-ESCANDÓN: VIEJOS CONOCIDOS
La vieja amistad entre Andrés Manuel López Obrador y Rutilio Escandón Cadenas, podría ser otro factor que detone el crecimiento de la entidad más empobrecida del país: Chiapas.
Ambos se conocen desde los tiempos en que militaban en el PRD, por lo que no es distinta la forma en que ven la realidad del Sur-Sureste.
Saben que si a Chiapas se le gobierna con “tantita” sensibilidad y se ejerce el presupuesto, la situación dará un giro.
No entienden por qué, si tiene riqueza acuícola, ganadera y territorial, para salir adelante, así como una gran diversidad turística y cultural, las cosas siguen igual o peor…
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Las caravanas de migrantes, que iniciaron en octubre pasado, hicieron que los gobiernos volvieran a mirar al Sur.
