CIRO CASTILLO
Este será un Día de Muertos completamente diferente a todos los que hemos vivido en el México reciente.
Será distinto, no únicamente porque una pandemia nos obliga, aunque muchos aún se resistan, a tomar medidas preventivas como utilizar un “cubrebocas” o guardar la sana distancia.
También será diferente porque miles de mexicanos han perdido a un familiar cercano, amigo o conocido, por una enfermedad que ciertamente, sorprendió a todos.
Hoy, en el tradicional Día de Muertos, que es una especie de mezcla entre las raíces precolombinas de nuestras tierras y la influencia española, es un buen día para hacer un alto.
Darse cuenta de lo corta y cambiante que puede ser la vida, pero además, nadie, absolutamente nadie la tiene “comprada”…
UN 2020 DISTINTO
Cuando se supo del COVID_19 se dijo que era una enfermedad de “ricos”, pero a lo largo de los meses hemos visto que no, pues el virus no respeta a nadie.
El último día de diciembre de 2019, cuando el reparto de abrazos y buenos deseos, nadie se imaginó que sería un 2020, precisamente marcado por todo lo contrario.
Los abrazos se dan con cierto recelo, los saludos se tuvieron que modificar y en general, nuestras actividades dieron un giro inesperado. Ni la mejor película de ficción le atinó.
Nos hemos dado cuenta, como ya se había previsto, que una crisis nos recordaría lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer en materia de salud.
Nos hemos dado cuenta que, en las crisis, como la sanitaria, la gente muestra su peor y su mejor parte. Hay quienes actúan de forma solidaria y quienes lo hacen de manera egoísta.
Nos hemos dado cuenta que la desigualdad sigue marcando a nuestra nación, pues aunque el virus ataca a cualquiera, los ricos, los poderosos y los influyentes tienen más acceso a un hospital, a medicamentos y cuando haya, seguramente a una vacuna…
EL DESPRECIO DE LA CIENCIA
Ahora que estamos en una pandemia que se aproxima a los 100 mil muertos, todos anhelamos que aparezca la vacuna que elimine el coronavirus o, al menos, lo controle.
Sin embargo, seguimos despreciando la educación y la ciencia, desde todos los ámbitos.
Aún muchos creemos que invertir en educación y en ciencia es despilfarrar los recursos; sin embargo, la sola creación de una vacuna, en este caso, conlleva todo un esfuerzo detrás.
Una vacuna implica un sistema educativo bien estructurado, apoyo a la investigación, mejores instituciones educativas, maestros bien pagados y facilidades para que cuando surge un alumno brillante, éste tenga la posibilidad de explotar al máximo sus capacidades.
Si seguimos despreciando la educación y la ciencia, entonces no encontraremos las respuestas que necesitamos cuando aparecen crisis como la actual…
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