Dasha Horita, la chiapaneca que retrata Fridas en Brasil

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Los celulares y las cámaras digitales vinieron a democratizar la fotografía, opina la fotógrafa tapachulteca, quien, además, considera que a la foto hay que sentirla en papel

CIRO CASTILLO

EDG INFO

ENTREVISTA

Unión Juárez, Chiapas.- Desde que su madre la presenta, cautiva por su sencillez y esa gracia de quien se siente seguro de lo que es. No necesita alardear; al contrario, parece un poco tímida. De hecho, prefiere la entrevista platicada.

Le fastidio haciendo un poco de video con mi celular y con la pregunta que, dice, todos le hacen: Cuál es su marca favorita de cámara. Rehúye un poco para responder, pero es contundente: la que te acomoda, a la que te acostumbras.

Dasha Horita Ocampo, quien ha vivido en Toluca, Villahermosa, Monterrey y Xalapa, pero ahora llevatres años avecindada en Brasil, no se queda con las ganas de darme unos “tips” del uso de la luz, “materia prima” en la fotografía y de hacermeretrato.

Desde el principio de la entrevista en el La FazendaHotel, en Unión Juárez, Chiapas, me siento intimidado. Cómo un tecleador de historias le está tomando fotos a una profesional que ha hecho trabajos para Cemex, el Tec de Monterrey o para la revista México Desconocido, además de participar en exposiciones y tomar miles de fotos en sus viajes por el mundo.

Dasha posa para la cámara, muestra distintos ángulos que se complementan con este hermoso paisaje de “La Suiza Chiapaneca” y responde, entre risas a mis preguntas. Son las 7:30 de la mañana y después de un sorbo de café, comienza la plática.

FRIDAS BRASILEÑAS

Dasha presume ser igual de chiapaneca que el tamal de chipilín, aunque su madre es tabasqueña y su padre de origen japonés. Ambos “pata de chucho”. De hecho, fueron ellos quienes le contagiaron el amor por la fotografía, en especial por la de retrato, la de rostros, la que captura el alma.

Dasha, esposa y madre de dos hijas, de 18 y 16 años, vive en Brasil, pero su ombligo está en Tapachula, aunque prefiere el frío de Unión Juárez, donde su madre ha montado grandes exposiciones en dos hoteles y un restaurante donde presume el talento de quien no tiene ningún inconveniente en describirse como una “fotógrafa de bodas”.

“Como toda mamá, ella es mi fan y valora mi trabajo. Cuando puso su restaurante Donde Moraima, Hotel Casa Moraima y La Fazenda Hotel, dijo con qué chingaos adorno y pues puso mis fotografías”, cuenta, además de soltar una carcajada que parece asustar a una parvada de pájaros que trinan en los árboles que cercan el hotel donde están hospedados unos aventureros que subieron el Tacaná en las últimas horas.

La comunicóloga de profesión, y a quien me encuentro de “chiripa” en Unión Juárez, vino a Chiapas para visitar a su madre, pero su destino es Toluca, donde fue requerida para un trabajo y luego regresará a tierras cariocas donde hace lo que sabe hacer: retratar gente.

“Ahora lo próximo que voy a hacer es exponer en el Memorial de América Latina, ahí en Sao Paulo, un trabajo que he estado haciendo que es retratar Fridas…”

¿Fridas brasileñas?, pregunto, y ella responde con un sí prolongado y una carcajada…

¿Dónde encuentras a las Fridas?

—Es que cualquier mujer puede ser Frida. Yo llevo la indumentaria, quizá trato de exagerar un poco los rasgos, marcarles un poco las cejas y ya, pero sobre todo es la actitud de Frida lo que trato de retratar, esa actitud icónica de Frida.

—¿Y cómo consigues a las Fridas en Brasil?

—Pues las que se dejan, responde, y vuelve a soltar una risa que contrasta con la quietud de La Fazenda, un hotel a donde para ingresar, en lugar de tocar un timbre, tocas una campana.

¿Cómo es que llegas a Brasil?

—En realidad es por mi esposo, que es Ingeniero Químico y trabaja para Coca Cola, dice, con humildad.

LA FOTO DIGITAL 

Dasha Horita, quien está de acuerdo en que cada fotografía, especialmente la de retrato, se queda con un pedazo del alma de quien es fotografiado, no esconde su descontento con ciertos “avances tecnológicos” de esta profesión.

No está de acuerdo en el exagerado uso del Photoshop, sino en planear y esforzarse desde la captura de la imagen. “Pero qué quieres ser, un buen fotógrafo o un photoshopero.”

Dice también que, en efecto, la fotografía digital y los celulares “democratizaron la fotografía”, pero no sustituyeron al fotógrafo.

—¿Qué piensas del cambio de la fotografía de rollo a la digital?

—Yo pienso que democratizó la fotografía porque la puso al alcance de todo el mundo. Todo el mundo que tiene un celular puede hacer fotografía hoy en día. 

—¿Todo mundo puede ser un fotógrafo?

—Con entrenamiento y pasión yo creo que sí

—¿Pero qué piensas de todo ese fenómeno que hay de la fotografía digital?

—Yo creo que es tanta la exposición a la fotografía que vamos perdiendo sensibilidad. Hay personas que dicen, para qué contrato a un fotógrafo de bodas si con mi celular yo puedo hacer las mismas fotos, y entonces ya no ven ellos diferencia entre las fotos que ellos toman con las fotos de un profesional. Como que ya se perdió ahí, sensibilidad para apreciar algo mucho mejor hecho.

“No porque ya compraste una súper cámara y ya compraste unos lentes que tienes ahí empolvados ya eres fotógrafo.”

—¿Cuál crees que sea la magia de la fotografía, a diferencia de las redes, de la televisión o del cine?

—Creo que se conjugan varios elementos, como la luz, que es la materia prima de la fotografía; pero en el caso del retrato no es solo la luz, no es solo tener bien iluminado a tu sujeto, sino es provocarle algo para que esta persona logre expresar algo con su rostro, con su mirada. Que esa persona realmente te transmita algo.

—¿Tú crees que en una imagen de rostro se queda el alma de una persona?

—A mí me pasa eso cuando veo fotos antiguas. 

—¿El fotógrafo de hoy tiene más ventaja que los de antes?

—Es lo que digo. Ahorita es prueba y error, prueba y error. Ahorita ya capturas video y te das el lujo de seleccionar cuadro por cuadro.

Dasha añora aquellos tiempos del cuarto oscuro, del revelado a mano y las cámaras mecánicas.

Expresa su respeto por quienes ahora graban en video y se atreven a esculcar cuadro por cuadro, para obtener la mejor imagen, pero respeta por igual a esos fotógrafos que van de boda en boda, de bautizo en bautizo.

—¿Qué piensas del trabajo de los fotógrafos de pueblo, de los que van de boda en boda, de bautizo en bautizo?

—Yo respeto mucho su trabajo y ojalá no desaparezca porque, como todo mundo tiene un celular, piensa ya no es necesario contratar a estas personas que de eso viven…

IMÁGENES

¿Cuál fue tu primera cámara?

—Creo que fue una Nikon F5 totalmente manual, pero en realidad tomaba las que tenía mi padre. Él es médico y él siempre fue un aficionado a la fotografía, él era muy aventurero junto con mi mamá y se iban mucho a la Selva Lacandona. “Algún día debo montar una exposición, porque, de verdad, mi padre, siendo un autodidacta, hizo un trabajo muy especial; él tuvo una gran influencia en mí”, dice, sin olvidar su taza de café y sin dejar de reír por casi todo.

—¿Tuviste tu caja oscura?

—No, mi caja oscura no, pero sí mi cuarto oscuro, que era mi baño. Y algo que descubrí desde un principio es que siempre me gustó tener a alguien en frente, tener una interacción con la persona.

—¿Por qué rostros, por qué personas?

—Por esa interacción que ocurre en el momento. El retratista provoca las cosas, que la gente exprese sensaciones, sentimientos, expresiones. Aunque se escucha mal, es como tener cierto poder sobre la persona, quien se suelta y se deja llevar.

—¿Qué es más complicado, captar la esencia de una persona o el paisaje?

—Para mí, lo más complicado son los paisajes, porque se requiere mucha paciencia.

¿Cuál fue tu primer retrato que hiciste?

—Mi hermana, que es un poco menor que yo. 

¿Cómo es que empiezas en la fotografía, si estudiaste Ciencias de la Comunicación?

—Creo que fue como mi pasión siempre. Además, creo que siempre quise ser mi propio jefe. Un poco como mi madre.

“La verdad me gusta mucho esa libertad de que no tengo un jefe y cuando alguien me contrata tengo que hacer mi mejor trabajo en ese momento y eso me gusta mucho.”

(Dasha se sonroja cuando le planteo, un día antes, hacer la entrevista, pero al mismo tiempo, dice, sesiente emocionada y agradecida).

A DÓNDE VA LA FOTOGRAFÍA

Decían que la radio y la televisión iban a morir con las redes sociales y el Youtube, pero ahí siguen. ¿Crees que pase algo así con la fotografía?

—De que desaparece no creo que desaparezca, sino al contrario. Cada vez vamos a estar más expuestos a la imagen, pero yo creo que siempre se van a buscar cosas más fáciles de hacer fotografía y yo veo en el video las cosas más fáciles de hacer fotografía. Simplemente un Iphone te da esta opción del live, que en unos segunditos te da la oportunidad de escoger un cuadro.

“Yo sé que ahora hay fotógrafos de boda, fotógrafos de eventos, que están tomando el video y al cliente le entregan las dos cosas y las fotos las agarraron del video.”

¿Crees que una fotografía si no se imprime no es una fotografía?

—Yo estoy convencida de que hay que tocar la fotografía en papel. No la valoras lo mismo si la estás viendo en tu celular, en tu computadora. Cuando la tienes impresa y la colocas en tu casa en lugar especial, le estás dando su lugar a esa fotografía. 

“Las fotos buenas, las fotos importantes tienen que quedar impresas”, dice Dasha, quien se declara enemiga de las selfies, aunque halaga al Instagram y confiesa haber dejado el Twitter por “salud mental”.

¿Qué le aconsejas a quienes tienen una cámara y quieren tomar fotografías, pero no son fotógrafos?

—Que tomen muchas fotos, pero cásate con algo, clávate con algo. Yo pienso que hay que buscar la especialización y tómatelo como un deporte de alto rendimiento.

—¿La cámara no hace al fotógrafo?

—Para nada. 

¿Crees que la fotografía podría ser una buena opción para enseñar en las escuelas, que se ha desaprovechado?

—Yo diría, en serio, papás, en lugar de darle a los chavos el celular para que vean mucha babosada todo el día, usen el celular para hacer fotografía, para hacer video, pero para crear, no para estarte alimentando de alguien más, de lo que te ponen en las redes.

—¿Qué es lo más conmovedor que te ha pasado tomando fotos?

—Pues una vez, a una mamá que le entrego las fotos y se pone a llorar y me dice, es que sabes qué, yo nunca me consideré bonita.

—¿Cuánto es lo que más o lo menos que te has tardado en tomar un retrato?

—A veces es muy poco tiempo, es un instante, dice mientras recuerda una foto tomada en Petra,Jordania, la cual está expuesta en el lobby del Hotel Casa Moraima, por decisión de su madre, su más grande fan.

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