Chascos, fiascos y metidas de pata: La Feria

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Sr. López

La presidencia de la república y la institución matrimonial tienen algo en común… no, no lo que está pensando, qué feo ser así; este menda se refiere a que al principio de la relación conyugal, todo son pudores y delicadezas. La recién señora, aunque no fume, prende un cigarrillo en el baño antes de dejar que entre su flamante esposo. Él, por su parte, sale a “dar una vuelta” -aunque sean las dos de la mañana-, porque la ley de Gay-Lussac es implacable y con la presión de los gases no se juega. Ella usa lencería que incendiaría un depósito de hielo y pantuflas con moñitos; él se baña antes de acostarse y se pone loción hasta en zonas de alto riesgo… pero con los años, con la confianza, no es tan raro que él se haga el dormido para soltar flatulencias, se acueste sudado con los calzones que usó todo el día y una camiseta de la Comex; que ella antes de ir al tálamo se cubra la cara con cremas hediondas, use calcetas de futbol, pijamas de franela que sosiegan a un erotómano, pantuflas de peluche -“pero calientitas”-, y que el baño sea una zona de efluvios letales. Aparte: de “mi vida”, se pasa a “oye, tú” y de “como tú quieras”, a “siempre se ha de hacer tu gusto”… no siempre ni todos, mucho menos todas (y si es usted casado, diga que son cosas que le han contado).
Este nuestro Presidente siempre se vio cómodo en el poder. Algunos malquerientes suyos (¡oh, sí!, hay), dicen que no sabe ejercer el poder, que no estaba preparado para la fatigosa tarea de dar resultados, que lo suyo es ser candidato, oponerse, descalificar, señalar, acusar… bueno, ha de ser, pero así y contra todo, llegó a donde llegó: a Palacio Nacional, donde por cierto, dispuso que él será el último Presidente que viva ahí, pues lo convertirá en museo (a uno no le crea nada, vea la madrugadora del 26 de octubre de 2021); buena idea, después de él, nadie, no vayan a mancillar el sacro recinto; lo malo es que el sacrificado tenochca simplex pagará la restauración de Los Pinos, o la construcción de otra residencia oficial a menos que siguiendo su ejemplo de historicidad extrema, el próximo decida vivir en el mal llamado Castillo de Chapultepec que es más bien un alcázar, pero esos ‘prolijosos’ detalles de la lengua importan poco, digo, con cien mil asesinados y ya casi medio millón de muertos por la pandemia, quién se anda fijando en cositas.
El asunto es que nuestro Presidente desde el primer minuto que asumió el cargo (y desde antes, Peña Nieto mediante), lo ejerció con soltura ratificada en sus conferencias madrugadoras (en la mexicanísima acepción de ‘madrugar’, comerse el mandado y tener diario a la prensa muy ocupada en los temas que ‘el señor’, tuvo a bien ventilar desde Palacio); y sí, pero no sabíamos que se estaba conteniendo, que no se había soltado la greña y ayer lo hizo, probando que domina el cargo, lo fuerte que se sabe, lo mucho de lo que es capaz.
Se lo comento por el ‘salmeronazo’; efectivamente, la Cancillería de Panamá solicitó por escrito a la nuestra que por favor, por favorcito, no fuera a mandarles la solicitud de beneplácito al nombramiento del mequetrefe que responde al nombre de Pedro Salmerón Sanginés, porque con la pena, no lo iban a aceptar como embajador de México en su país… y ayer el Presidente llegó a la madrugadora blandiendo el cucharón más grande que encontró en las cocinas de Palacio y dijo “(…) como si fuese la Santa Inquisición la ministra o canciller de Panamá se inconformó que porque estaban en desacuerdo”, bueno, sí, pero también estaba difícil que un país aceptara a un señor envuelto en escándalos de abuso sexual como representante de México en su territorio, aceptando que no ha sido procesado por esas acusaciones, no, pero eso no le quita la fama pública, cosa que no va a entender la diplomacia de chancla pata de gallo que se practica en estos días.
El Presidente llevaba la respuesta al rechazo de Panamá y anticipó que ahora va a proponer a Jesusa Rodríguez como embajadora, que es como decirle a ese país “síganle y les mando a Alfredo Adame”, sin descalificar los méritos diplomáticos de doña Jesusa como bien sabidos son.
Por si usted se distrajo y no siguió el desempeño de doña Chucha como senadora suplente, se le recuerda cuando llegó al Pleno del Senado con decenas de artistas disfrazados de cabezas olmecas, para presentar una iniciativa para “salvar el maíz” de los transgénicos; el video que ‘subió’ denunciando que comer tacos de carnitas, era celebrar la caída del imperio azteca, extremo que explicó con sesudo análisis: “Los españoles traían los cerdos y los mexicanos pusieron las tortillas” (bendita la hora sostiene este López); o su otro video contra la celebración de la Navidad por “el asesinato de 40 millones de animales” para las cenas (¡chispas!, eso es hilar fino); y como doña Chucha es brava, defendió la salud nacional proponiendo expulsar de México a la Coca Cola (cien mil empleos directos y un millón de indirectos, sí, que los dejen sin chamba por vender aguas negras del imperialismo yanqui).
Lo que tal vez no sabe el Presidente es que doña Chucha hizo exactamente lo que le recrimina él a la Canciller de Panamá, cuando desde el Senado se opuso a la candidatura de Félix Salgado Macedonio a Gobernador de Guerrero, por estar acusado de violación y abuso sexual contra cinco mujeres; y se opuso perteneciendo a Morena, o sea, aguerrida, es.
El Macedonio y el Salmerón, recibieron similar defensa presidencial, sobre el primero clamó, “no investigan, calumnian”, “politiquería”, “¿de parte de quién?”, “le fabrican delitos” y sobre el agradabilísimo Salmerón, dijo, “presenten pruebas”, “(…) no existe una denuncia formal”, “campaña de linchamiento encabezada por Denise Dresser”, “hay un componente conservador en todo esto, sin duda”. Y el Macedonio y el Salmerón cayeron, pese a la defensa del Presidente.
El Presidente, mal y de malas. El resto del periodo promete emociones fuertes y si no se modera, más chascos, fiascos y metidas de pata.

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