Anímese Presidente: La Feria

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Sr. López

Tío Mario era buen hombre pero más flojo que un caracol de jardín. Su esposa, tía María (aunque no lo crea), en cambio, era muy activa y fanática de la limpieza. Una vez sufrieron una tragedia, se les incendió la casa. Los bomberos, como era reglamentario en el Toluca de aquellos años, llegaron una vez que todo eran cenizas, ni modo. Y tío Mario viendo con ella lo que quedó de su casa, le dijo: -¿Ya ves?, y tú, barre y barre -casi lo mata.
Uno no es adivino como para saber quién, entre doña Xóchitl o doña Sheinbaum, será la próxima Presidenta de México. Es bueno saber que será mujer, porque solo por serlo, la ganadora tendrá el enorme incentivo de superar a los 65 varones que han ocupado el cargo, desde Guadalupe Victoria en 1824, hace 200 años; y esto, por equidad, significa que ahora les tocan sus 200 años a las damas, digo, lo parejo es parejo.
Lo serio del asunto es lo serio que está el asunto. Serio en la quinta acepción del diccionario: grave, como cuando decimos que una enfermedad es seria. Y México está seriamente enfermo de violencia.
Dejemos de lado la miscelánea de espinosos problemas que demandan urgente atención, como la salud, la educación o las finanzas nacionales que aparentan una fortaleza muy peculiar con un crecimiento de la economía de por ahí del 4.2% en todo el sexenio, el 0.7% anual, nada… y el mayor déficit en 30 años (el 4.9% del PIB).
Finanzas que pueden ser una bomba de tiempo con Pemex devorando al erario; obras por capricho e imposible amortización; y la mayor deuda en 24 años, con el Presidente insistiendo en que no ha endeudado al país: apenas el 27 de septiembre pasado declaró muy fresco: “Si no hay corrupción, el presupuesto alcanza y rinde, y no hay necesidad de aumentar impuestos ni de endeudar al país”, bueno, pues siguiendo su razonamiento, como ha contratado 2.6 billones de deuda (2 billones 600 mil millones), sí hubo corrupción y peor: el 41% es deuda ilegal, para gasto corriente, no para obras que generen ingresos que paguen el crédito.
Sin embargo de todo eso tan importante, hoy es la inseguridad lo que urge atajar y estando en pleno proceso electoral, la violencia política del crimen organizado, es lo prioritario.
Con datos de la consultora Etellekt y del informe ‘Votar entre Balas: Entendiendo la violencia político criminal en México’, de la consultora Data Cívica, en el proceso electoral del 2021, hubo 1,066 delitos y agresiones atribuidos a la delincuencia organizada, que incluyen 102 homicidios más otros 48 en grado de tentativa; de los 102 asesinados, 36 eran aspirantes y candidatos a distintos cargos, la mayor parte, opositores a los gobiernos estatales.
El año pasado, hubo 574 hechos de violencia política atribuidos también a la delincuencia organizada. Eso en un año sin elecciones ni campañas, cuidado, mucho cuidado. Fueron agredidos ocho precandidatos y un excandidato, hubo en total seis asesinatos, un secuestro y dos atentados. En enero de este año fueron asesinados otros cinco aspirantes a participar en las elecciones, el peor mes en cinco años.
Para preocuparse más es el hecho de que la violencia política se dio en 570 municipios, de todos los estados. Hay en total en el país, 2 mil 475 municipios, incluyendo las 16 alcaldías de la CdMx. Esto es el 23% de los municipios. En casi uno de cada cinco municipios, hubo violencia política del crimen organizado. Es la quinta parte del país. No se puede poner en tela de duda que la delincuencia organizada tiene un claro interés en incidir en las elecciones; y que son de su mayor interés las elecciones locales, las alcaldías, porque el 86% de los atentados y crímenes ocurren contra candidatos o participantes en las campañas de elección de presidentes municipales (el 10% contra aspirantes a cargos de nivel estatal y el 4% a diputaciones federales).
Sin duda saben todo esto las candidatas presidenciales. Y con certeza se puede afirmar que tienen muy presente que el mismísimo Presidente de la república ha declarado verdaderas barbaridades sobre esto, como cuando el 7 de junio de 2021, día siguiente de las elecciones, dijo: “La gente se portó muy bien…y los que pertenecen a la delincuencia organizada, en general bien”… sí lo dijo y sí lo piensa (a menos que tuviera desconectada la boca del cerebro, pero no es el caso).
Un Presidente de la república aprobando la conducta de la delincuencia organizada en unas elecciones en que hubo 1,066 agresiones y 102 homicidios, tendría que darnos alguna explicación. ¿Qué es eso de que los delincuentes en general se portaron bien?… aunque claro, la cosa cobra algo de sentido si recordamos que antes había dicho a principios de su periodo: “No es nuestra función capturar a los capos”, y luego le puso moño cuando declaró: “También cuidamos a los criminales”. Pues al menos eso sí lo está cumpliendo pensaría un mal pensado.
Los comicios de este próximo 2 de junio se realizarán en 170,003 casillas electorales. La Guardia Nacional cuenta con una fuerza operativa de cerca de 120 mil elementos, según su Inspector General Héctor Manuel Román Solares; y hay 29,192 militares comisionados a “Operaciones para la construcción de la paz”, soldados haciéndola de policías, pues. Suman 149,192… digamos 150 mil. Faltan 20 mil para poner uno en cada casilla, suponiendo que sirviera de algo un elemento solito cuidando los comicios. Y no serviría de nada porque no hay modo de cuidar antes las campañas a lo largo y lo ancho de todo el país.
Si le apetece tener agruras léase en Política-Expansión el artículo ‘El narco es el quinto empleador más grande del país, supera a Oxxo y Coppel’. Se estima que la delincuencia organizada son 175 mil criminales. A lo mejor ya es hora de que el Presidente decida dejar de cuidarlos y asuma que sí, claro que sí es su obligación pararlos en seco. Ejército, Marina, Guardia Nacional y policías estatales, sin municipales, suman 620 mil 800 elementos. Y aunque le parezca increíble, quieren barrer, si los dejan. Anímese Presidente.

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