Sr. López
Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda, aparte de ser gandalla “summa cum laude”, era inteligentísimo. Nunca estudiaba y sacaba casi siempre 10 o mínimo, 9 de calificación. Por eso tía Gracia le pidió que preparara en matemáticas a su hijo Mario (a) el Mantecas. Pepe fue unos tres o cuatro días a dar clases al Mantecas y luego aconsejó a la tía que lo mejor que podía hacer su nene era no presentar el examen: -Si va, saca cero; si no se presenta le toca cinco, le conviene –fue, sacó cero.
Un buen indicador de que alguien no está preparado para ser Presidente de México, es que se crea todopoderoso, intocable e impune y que puede desentenderse de toda crítica o juicio proveniente del extranjero.
No son todopoderosos nuestros presidentes; fueron, sí, en tiempos ya idos, ya no, al menos desde 1997. Ahora, les guste o no (no les gusta), deben acordar con los opositores, andarse con cuidado con los órganos constitucionales autónomos y llevar la fiesta en paz con organizaciones ciudadanas.
No son intocables ni impunes y aunque no se les juzgue, pierden siempre el pleito en el tribunal de la opinión pública y publicada, cuyas sentencias son inapelables y les pegan donde más les duele, el ego (casos de estudio: López Portillo, Salinas de Gortari y Peña Nieto, todos con su biografía en el bote de la basura).
Que se pueden abanicar con todo señalamiento proveniente del extranjero, es de risa a la luz de los compromisos ineludibles que significan los acuerdos y convenios firmados por el país con medio mundo (de cumplimiento obligatorio).
México tiene Tratados de Libre Comercio firmados con 46 países; Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones, con 33 países; y nueve Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial, dentro de la Asociación Latinoamericana de Integración.
Sume nuestra participación en la Organización Mundial del Comercio (OMC); la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE); y el Mecanismo de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).
De enorme importancia, no se le pase, es que México pertenece a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde 1945 y a la fecha en nuestro país, la ONU se integra por más de 20 agencias. Está difícil tomarles el pelo, están aquí, observan, toman nota.
Aparte, pertenecemos a otros 32 organismos internacionales (como el Fondo Monetario Internacional); 42 regionales y otros sobre asuntos como la aviación, las telecomunicaciones o el deporte. Datos al 11 de abril de 2018 de la Secretaría de Economía; y al 2014 de la Secretaría de Relaciones Exteriores, no anda uno inventando.
Bueno, pues sin ánimo vindicativo ni ganas de moler, se solicita valiente que le explique a nuestro actual Presidente de la república, la madeja de compromisos y obligaciones a que están sujetos el país y su gobierno, derivados de nuestra pertenencia a la comunidad internacional y los convenios y acuerdos a que estamos sujetos porque de otra manera, México sería un país paria.
Acomoda refrescar la memoria: los Estados parias son aquellos aislados por la diplomacia mundial y sancionados, por no respetar las normas internacionales, no cooperar con la comunidad internacional o tener régimen autocrático, autoritario o dictatorial, como Cuba, Corea del Norte, Eritrea y otros de dar pena, que ni sabe uno dónde quedan.
Lo cierto es que México es un país importante en la comunidad mundial. Muy importante. Cinco veces ha formado parte del Comité de Seguridad de la ONU y es uno de sus 10 principales contribuyentes financieros (y el dinerito ayuda al respeto, ya sabe). Somos el país con más tratados internacionales de comercio del planeta y de hecho, México es considerado como el país que más sabe del tema (y nos consultan… bueno, nos consultaban).
Así las cosas, México se somete al Examen Periódico Universal (EPU) del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en su sede en Ginebra. Todos los 193 países pertenecientes a la ONU, se someten.
En la cuarta evaluación de México del miércoles 24 de este mes de enero, solo faltó que le dieran pamba a quien encabezó la delegación mexicana México, Joel A. Hernández García, subsecretario para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Fueron 116 países los que evaluaron la situación de los derechos humanos en el actual gobierno, el de Andrés Manuel López Obrador. Salió fatal.
La delegación tenochca, habló de los maravillosos resultados de la 4T en el combate a la pobreza y la desigualdad. La respuesta de los presentes fue lamentar que nuestra delegación haya intentado justificar sus cifras de desaparecidos y reafirmaron la crisis de derechos humanos en México; 28 países calificaron como urgente garantizar en México la libertad de expresión y el ejercicio del periodismo; contra la afirmación presidencial de que en México hay más libertad de expresión que nunca, Venezuela (!) instó a México a “trabajar en ese ámbito”; y el representante de Irán (!!) dijo: “quisiéramos expresar preocupaciones por las restricciones no justificadas que se han impuesto al ejercicio de la libertad de expresión y al derecho a la participación política en México”.
Los participantes manifestaron especial preocupación por la falta de transparencia y rendición de cuentas de este gobierno, y por los efectos de la violencia y la inseguridad.
Tundieron a la delegación de la 4T. Los EUA afirmaron: “nos preocupan las amenazas a la libertad de los periodistas”. Costa Rica y los Países Bajos demandaron al gobierno mexicano investigar el espionaje a civiles. Chile que se elimine el arraigo. El Reino Unido que se informe qué acciones va a tomar México para desmilitarizar a la Guardia Nacional.
Mientras, el mismo miércoles, la titular impuesta por el Presidente en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Rosario Piedra Ibarra, propuso su desaparición ante el Congreso.
De veras Presidente, en este mundo matraca, todo se sabe y ya nada tiene arreglo, ya se supo.