Volver a confiar: La Feria

0

Sr. López

Allá a principios del siglo pasado, en Autlán, Lilia (una prima de la abuela Elena), se casó con un viudo que le llevaba 40 años, ella tenía 16 y era hermosa, pero él, aparte de bien plantado, grandote y fuerte como mulo, hablando vencía virtudes. Los papás de Lilia entendieron y se celebró el matrimonio, pero añadía la abuela que a las pocas semanas su prima se regresó a su casa como había salido: -El hombrón aquél no podía hacer labor de varón -dijo la abuela-, y nadie entendimos su insistencia en casarse sabiendo que era inútil “pa’ lo mero principal” –dijo la abuela. Cosas de pueblo.
Platicando ayer con un buen amigo, salió el tema de las próximas elecciones del 2 de junio. Estábamos solos. Con tono de confidencia, confesó que va a votar por doña Sheinbaum: -… es un nuevo gobierno… necesita tiempo para consolidarse… han ayudado a mucha gente… fallaron en algunas cosas, pero, estaba todo tan mal… si la escogió el Presidente (a su candidata, se entiende), ha de ser la mejor… hay que confiar –mi amigo es un señor con estudios, buena persona, decente… y piensa que lo mejor es seguir con lo mismo.
Este su texto servidor, no se dedica al proselitismo político pero tampoco es neutro, lo neutro hiede. Sin siquiera insinuarle que cambiara el sentido de su voto, le hizo un repaso de algunas de las iniciativas de reformas a la Constitución que ya presentó el Presidente, para modificar cosas como el INE (desapareciéndolo en los hechos), y el Poder Judicial (para que los jueces sean elegidos mediante voto popular). No le gustó lo que oyó y aceptó que no tenía idea de esas cosas; se preocupó.
Luego y sin pretender la apología del PRI, del PAN ni del PRD, comparé el régimen actual, con el antiguo priismo, el de los tiempos de Echeverría… se parecen tanto que parecen lo mismo. Su argumento de que este es un nuevo gobierno, no se sostiene. No estamos en los albores de un nuevo día para la nación, sino de la restauración de aquél decadente priismo imperial que fue la degradación de un exitoso sistema político no democrático que en su momento fue necesario para construir de casi cero al país después de una infame guerra civil (revolución la llaman los entusiastas), y cuyo creador, Plutarco Elías Calles, nunca dijo que era para siempre. Tampoco le gustó a mi amigo y repitió que no tenía idea de esas cosas; se preocupó otro poquito.
De su propuesta de dar tiempo a esto para que se consolide, le recordé que este gobierno tuvo y tiene toda la autoridad y se han sometido a ella tanto las estructuras de la administración pública (incluidas las fuerzas armadas), como particulares y empresas. Con esa autoridad canceló una obra privada como la cervecera Constellation Brands en Mexicali, contra derecho. Y con la misma autoridad, otorgó y otorga el 80% de los contratos a dedo y emprendió fracasadas acciones en seguridad (con su récord de 180 mil homicidios y el 30% del territorio controlado por el crimen, si no es que más); en salud (con la cancelación del Seguro Popular y los 50 millones que dejó sin servicio; junto con el inexplicable fracaso en la compra de medicamentos y la muerte de niños con cáncer); en educación (fortaleciendo al fétido SNTE, cambiando los libros de texto por libros de adoctrinamiento); y nomás por no dejar, le recordé las obras emblemáticas del sexenio: el fallido aeropuerto AIFA; la refinería de Dos Bocas y el tren Maya, sin terminar estas dos y todas con sobrecostos siderales, imposibles de justificar. De eso sí sabía mi amigo. Este gobierno tuvo toda la autoridad, tomó decisiones y fracasó en sus empeños, dejando al paso, un rastro indeleble de corrupción, como nunca antes se había visto en México. Lo aceptó. Es una evidente realidad innegable.
Sobre su argumento de que han ayudado a mucha gente, le hice reflexionar en los extraños errores en que ha incurrido con sus programas sociales, en especial la pensión para adultos mayores, que se otorga igual a viejos pobres que a viejos ricos (viejo no es mala palabra), junto con la insólita discrepancia entre el número que según el gobierno la recibe y el censo de viejos:
En la nómina del Bienestar hay un millón de viejos inexistentes, cobrando; y no lo pueden negar: el 12 de diciembre pasado, la secretaria del Bienestar Ariadna Montiel Reyes, repitió, porque lo ha dicho más de una vez, que “11 millones 841 mil 561 personas adultas mayores reciben su pensión”, y que ese año eso sumó 339 mil 341 millones de pesos (para este 2024, el monto es de 465 mil 48 millones de pesos).
Pero la dependencia del gobierno responsable de determinar la población mexicana año con año, el Conapo (Consejo Nacional de Población), informó que a mediados del año 2023, el número de adultos mayores de 65 años de edad o más, son del orden de 10.8 millones (si duda que son solo 10.8, puede revisar el dato por su cuenta en https://economia.uaemex.mx/Publicaciones/e1604/9.Panorama-de-la-pension-para-el-bienestar-de-las-personas-adultas-mayores-en-Mexico-2020-2023.pdf; en la página 47; no anda uno inventando cifras).
Digamos que son 11.8 los que están en la nómina de Bienestar y que los del censo son 10.8; la diferencia es de un millón viejos de a tres mil pesos mensuales cada uno (se pagan seis mil por bimestre), arroja una diferencia de 3 mil millones de pesos que cada mes, según la Secretaría del Bienestar, cobran viejos que no existen. Se lo repito en números para que le duela: $3,000’000,000.00 de pesos mensuales que se esfuman en pagos directos imposibles de auditar persona por persona, pero este gobierno tiene el vicio de presumir y dieron los datos que se pueden revisar con el censo de población.

Y aceptando sin conceder, que antes todo estaba fatal, no se entiende que un señor que buscó llegar a la presidencia desde el 2006, repitiendo hasta el hartazgo que tenía la solución para todo lo que estaba mal, a la hora que llegó al poder, resultó impotente ‘pa’ lo mero principal’, que fue cuando mi amigo murmuró: -Está difícil volver a confiar.

Deja una respuesta