Ensalada de Grillos/Ciro Castillo
Cada vez resulta más evidente que el llamado cambio climático es una realidad que ya nos alcanzó y difícilmente lo podremos revertir sin la participación de todos.
El año pasado el huracán Otis pasó de categoría uno a categoría cinco en menos de 24 horas, lo cual, dijeron en su momento los especialistas, fue un comportamiento inusual.
En este 2024, el huracán John ingresó a las costas de Guerrero y Oaxaca, se degradó, pero luego regresó al mar para volver a tomar fuerza y dejar severas afectaciones por segundo año consecutivo en Acapulco.
Las imágenes que nos llegan de ese mítico puerto del Pacífico mexicano son devastadoras. Dos al hilo, como si Diosito se hubiese ensañado con ese hermoso lugar, pero no, es el cambio climático…
Todos somos responsables
Pese a lo anterior, una buena parte de los ciudadanos de este país (no tengo referencia de otras naciones) no parece haber hecho conciencia sobre lo que estamos viviendo y podemos vivir en los próximos años.
Todavía vemos en las calles y avenidas de ciudades como Tuxtla Gutiérrez o en las carreteras, a personas que mientras van dentro de un vehículo, simplemente sacan el brazo y avientan la basura.
La mayoría de lo que se lanza por la ventana de un auto es plástico, el cual tarda años y hasta décadas en desintegrarse. Ni siquiera son restos de frutas o alimentos orgánicos que tal vez le harían bien a la tierra, porque hasta eso, nuestros hábitos alimenticios han cambiado sobremanera.
Mucho de ese material, el cual ahora se puede clasificar y reciclar, termina en las alcantarillas, en los arroyos, en los ríos y terminan en el mar.
▫️Seguimos desperdiciando el agua de distintas formas, como si no se fuera a terminar nunca y ya lo hemos visto en ciudades como Monterrey o la propia zona metropolitana de la Ciudad de México, viven con el Jesús en la boca por falta del líquido, vital para muchas actividades humanas.
Es cierto que quizá los grandes consumidores de agua y contaminadores del medio ambiente son las grandes compañías, muchas de ellas, transnacionales, pero también todos ponemos de nuestra parte para seguir dañando a nuestro deteriorado medio ambiente…
Calorones
Esta semana que concluyó el reportero Daniel García publicó información del investigador Williams Vázquez Morales, de la Unión Geofísica Mexicana (UGM), quien durante un seminario de cambio climático habló sobre las llamadas “islas de calor”, las cuales son provocadas por el indiscriminado uso de concreto y la reducción de las áreas verdes.
Puso un ejemplo sencillo de comprender, para quienes vivimos en Tuxtla Gutiérrez: la temperatura del parque central al Jardín Botánico, con una distancia de apenas un kilómetro, varía hasta en seis grados.
La explicación es simple: el centro de la capital del estado, como en la mayoría de las ciudades del país, es una mole de concreto, mientras que el famoso jardín está arbolado y lleno de vegetación.
Quizá por ignorancia o falta de instrucción escolar, seguimos creyendo que una vivienda cundida de concreto nos dará más estatus y en vez de plantar un árbol, preferidos sembrar planchas de cemento…
Tempestades
Otro texto de Daniel García publicado este domingo en Cuarto Poder nos recordó lo poderosos que pueden ser los huracanes cuando golpean un territorio y Chiapas ha tenido al menos tres experiencias de este tipo en los últimos 30 años.
En septiembre y octubre, a los que se les puede considerar como los meses del diluvio, se registran más este tipo de fenómenos por las condiciones atmosféricas de la región en la que nos ubicamos.
El diluvio de Chiapas se le consideró a una semana de 1998 cuando el huracán Mitch y otras tormentas tropicales dejaron devastadores daños en la Costa, pero también en Tuxtla Gutiérrez.
Algo parecido sucedió con el huracán Larry, en 2003, el cual dejó, según cifras oficiales 40 mil damnificados.
Luego sería el huracán Stan, en 2005, el cual también afectó a por lo menos 40 municipios, pero significó un “puyón” para que los gobiernos del estado y el país se actualizaran en materia de Protección Civil.
Hoy podemos decir que hemos avanzado en materia de autoprotección ante fenómenos climáticos y terremotos, sin embargo, seguimos siendo obstinados…
ADEREZOS
-La vida es así, hoy estamos y mañana quién sabe. A la maestra Ifigenia Martínez, a quien como presidenta de la Cámara de Diputados tocó entregar la banda presidencial a Claudia Sheinbaum Pardo, el martes primero de octubre, el destino le dio la oportunidad de participar en un hecho histórico que quizá ella había soñado, pero que, también, quizá imaginó que no sucedería nunca en un país donde predomina el machismo.
A sus 99 años, y tras muchas batallas políticas, falleció dejando sobre todo un legado de congruencia…
-Por su estado de salud, el día del cambio presidencial, Ifigenia Martínez no leyó un mensaje que tenía preparado, el cual valdría la pena analizar, sobre todo ahora que ha dejado el mundo terrenal.
Recupero una parte que me parece crucial para los tiempos que vive México:
“Hoy, más que nunca, necesitamos tender puentes entre todas las fuerzas políticas, dialogar sobre nuestras divergencias y construir, juntas y juntos, un país más justo y solidario”…
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