La Feria
Rigurosamente cierto: tío Güicho, de los de Autlán, trataba a su esposa tía Fina (Josefina), con modales exquisitos. Lo muy raro era que el tío usaba máscara, en serio, máscara, jamás mostraba la cara. La cosa fue así: él era un macho terrible, briago y golpeador. La tía le decía y le decía, que no la obligara a poner remedio, pero él, más le pegaba, hasta que un día después de la reglamentaria paliza, se echó a dormir completamente ebrio y ella puso remedio; en sus propias palabras: -Una mano de metate, hace milagros -pues sí.
Antier, los candidatos a la presidencia y vicepresidencia de los EUA, el Trump y el tal Vance, en entrevista por televisión, hicieron varias declaraciones sobre México y nuestro gobierno, como para preocupar a una cabeza olmeca.
El Joker Trump con el Vance a las maracas, se bailaron una polka sobre nuestro gobierno, aunque muchas mentiras, no dijeron, exageraciones sí. Mire usted, el jefe del Cártel Nueva York Vieja Generación, afirmó:
“El problema es que México está petrificado ante los cárteles porque ellos podrían quitar al Presidente en dos minutos”.
¿Ve?, lo de petrificados no es mentira, es la traducción práctica del “abrazos no balazos”. Petrificado significa (tercera acepción), “inmóvil de asombro o de terror”, y sin ser por asombro ni terror, nuestra Guardia Nacional y las fuerzas armadas, están inmóviles, con orden estricta de mantenerse quietecitos, para luego ir a pasearse por los escenarios de violencia y crimen, una vez pasadas las fechorías.
Pero lo que sí es exageración es eso de los dos minutos para quitar al Presidente, porque no lo pueden quitar, ni les interesa quitarlo, porque saben que está pintado en la pared… ¿o usted piensa que a los jefes y matarifes del crimen organizado les da miedo si ven una foto del Presidente?… no señor, le han de prender veladoras. Este ha sido su sexenio.
A pregunta expresa del entrevistador, sobre si sigue con su plan de bombardear los laboratorios de los cárteles del narcotráfico en territorio mexicano, el gañán Trump dijo que sí, con o sin el apoyo de México; lo dijo así:
“A México le vamos a dar poco tiempo para patrullar su frontera. Estoy seguro de que no lo van a hacer bien, y entonces vas a ver cómo empieza la acción”.
Lo del plazo que le vaya a dar a nuestro gobierno para controlar la frontera (¿la del norte o la del sur?… mejor las dos), es cosa de él si regresa a la Casa Blanca, pero lo que es un poquitín insultante es que afirme que está seguro de que no (NO) se hará bien y por lo tanto, empezará la acción (los bombardeos). Y se pregunta uno si el barbaján Oreja Cortada, sabrá que eso es violar nuestra soberanía… ¡claro que lo sabe!, y sabe que si lo hiciera, México no podría más que poner el grito en el cielo y él haría oídos sordos, tan campante. ¿O romperíamos relaciones?, ¿o les declararíamos la guerra? Nada de eso, nos tragaríamos nuestra dignidad (pero ni se apure, el tío Sam no va a desperdiciar misiles en México, nos amenazan con aranceles y ¡listo!).
Después de que el batracio Trump se pavoneó con otras declaraciones muy a su vomitivo estilo, le entró el tal James David Vance: “México se convertirá en un narcoestado a menos de que Estados Unidos intervenga (…) los mexicanos ya no van a ser un país de verdad”. ¡Válganos!
Nuestro gobierno obviamente, debe repudiar semejantes dislates, pero en honor a la verdad, las autoridades de los EUA, tienen información detallada (de-ta-lla-da), sobre la presencia del crimen organizado en nuestro territorio. Afirman que al menos el 30% del país, está dominado por los cárteles y que tienen presencia en prácticamente todo México… y no está fácil refutar eso porque es cierto, con el agravante de que ahora también manda el crimen en la frontera sur. Tal vez no seamos un narcoestado como Siria o Afganistán, pero sí somos un Estado con una muy seria crisis avanzada de criminalidad.
Pero lo terrible es que si nuestro gobierno rechazara enérgicamente la sola posibilidad de que pudiéramos llegar a ser un narcoestado, nos van a recordar que el presidente López Obrador afirmó el 10 de agosto de 2020, refiriéndose a México: “(…) sí se puede hablar de un narcoestado (…)”; y agregó, siempre listo y despierto, que eso era “(…) porque estaba tomado el gobierno”, insinuando que con él al mando (las glorias de los abrazos no balazos), ya no, pero antes, sí. ¡Vaya!
Lo malo fue que aclaró que eso fue: “(por) la gran corrupción que imperaba en el país y los acuerdos que había con la delincuencia organizada”… y como esas dos materias están igual que antes (no es cierto, hay mucha mayor corrupción), y es inocultable que no muchas pero no pocas autoridades necesariamente tienen acuerdos con las bandas del crimen (es imposible que campeen por sus fueros sin ello), pues la conclusión es que seguimos siendo un narcoestado, sin torcer ni tantito el razonamiento de nuestro todavía Presidente (faltan 67 días más… ¡qué nervios!). Lástima pero, a confesión de parte… y por cierto, el tal Trump dijo también: “México va a tener que ser más duro con eso o la respuesta será absoluta”.
El señor que se hospeda en Palacio a nuestras costillas, dice que todo esto son palabras de campaña y que ya luego se olvidan. Pero sería mejor que en México el imperio de la ley fuera la norma y que nadie en el mundo pudiera escupirnos a la cara, sería mejor, era mejor, sí, antes se respetaba a México. ¡Qué tristeza!
Y más vergüenza da enterarse de la carta que le mandó (que dice que le mandó), nuestro Presidente al Trump, para muy comedidamente, aclararle algunas cosas de las que dijo en su discurso de aceptación de la candidatura (¡áchis!, ¿un Presidente escribiéndole a un candidato?…. cosas veredes… da lo mismo), en la carta de doce párrafos, le dice al infamante Trump, ‘amigo’, cinco veces; ‘amistad’, dos; ‘estimado, dos; ‘abrazos’, dos; ‘respeto’, ‘respetuoso’ y ‘cuidadoso’, una vez cada una. Catorce flores.
¡Eso, Presidente!… mas (sin tilde), mas si osare un extraño enemigo…