LA FERIA/Sr. López
Hace mucho le conté de lo desagradable que era ver que en casa de tía Maruca, mandaba y con malos modos, un compadre de su marido, el inútil tío Neto, que no abría el pico. Ya larga y felizmente viuda, este irreverente le preguntó a la noble ancianita, cómo aguantó eso y dijo: -Nos mantenía… -¡ah!, bueno.
Acaba de pasar el espantoso ridículo del presidente Gustavo Petro de Colombia al que la dignidad le duró unas 18 horas, desde su bizarra y valentona respuesta al Trump a que su Canciller (un tal Murillo), saliera a decir que estaba superado el ‘impasse’, para no decir a las claras que aceptaron las imposiciones y condiciones del patán de la Casa Blanca. Todas.
No podía ser de otra manera, la economía de Colombia es 7,400% menor que la de EEUU, y las raquíticas exportaciones de la hermana república, son por ahí de 50 mil millones de dólares al año, menos que nuestras remesas, digo, las comparaciones son odiosas pero ¡cómo sirven!; y de esas exportaciones el 30% va al imperio yanqui. Y ya salió el peine. Los EEUU son un imperio, son el imperio.
Disgusta a los gobernantes de EEUU y no lo aceptan, pero eso son. Y en la más completa acepción del término.
Imperio por tener colonias de las que se han hecho a la mala y a la peor: Hawái (que se robaron en 1898 y lo hicieron “estado” en 1959); las Filipinas (robadas en 1901 a España, se independizaron en 1945); Guam, las Islas Vírgenes, Samoa, las Islas Marianas, Puerto Rico (“estado libre asociado”, robado a España), más cerca de cien islas en el Pacífico y el Caribe que nomás las declararon suyas. En los EEUU saca ronchas llamarlas colonias, usan el eufemismo de decirles “territorios”… bueno, pero de ellos.
Sin olvidar la mitad del territorio mexicano que compraron aprovechando que tenían ocupado el país por sus ejércitos; ni que le robaron Cuba a España y estuvo bajo su dominio pleno de 1898 a 1959, cuando en gran bandido Fidel Castro, se quedó con la isla (y ahora sus sucesores).
Imperio económico hegemónico (China, favor de esperar turno, tomen asiento, va para largo), su Producto Interno Bruto es poquito más del 25% de todo el mundo, sumado; su moneda es la usada en el comercio mundial y referente de no pocas del mundo; y aparte, amos y señores de las entidades financieras globales y de los mayores bancos. Por cierto, son el imperio tecnológico, sin la menor duda (China, otra vez, favor de esperar… y no se entusiasmen mucho con su DeepSeek de inteligencia artificial baratita, eso lo paran con un arancelazo o la simple prohibición de su uso… con capaces de eso y más).
Imperio militar incontestable, primero en la historia que mantiene con su flota armada, el control simultáneo de todas las rutas comerciales en todos los océanos; sin mencionar, claro, las 800 bases militares que tiene en más de 70 países.
No son ganas de ponerlo de mal humor pero nada más en tiempos recientes, sin pudores de colegial, se metieron en guerras como la de Corea, Vietnam, Irak, Afganistán y la del Golfo. Los EEUU no son la Coca Cola, Britney Spears ni Disneylandia, son sus más de 114 guerras (solo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, unas 69). Y recuerde que son el único país que ha realizado bombardeos atómicos, dos, porque tenían dos tipos de bombas atómicas y había que probarlas, aunque hubiera que freír a más de 250 mil personas. El rostro del tío Sam tiene granos purulentos y afilada dentadura.
Los EEUU son el imperio. Punto. Y como buen imperio, son capaces de acometer las más censurables acciones con tal de no ceder… y no ceden.
Por supuesto algún día caerán. Es así la historia de nuestra especie, nada es eterno. Pero no se ve en el horizonte su fin. Por más que digan lo contrario los agoreros del tremendismo que vende y vende bien.
Otros han intentado organizarse como imperio si no competidor de los EEUU, sin su influencia. Han fracasado. Empezando por el Grupo de Visegrado desde 1991, heredero del Imperio austro-húngaro, alianza de Eslovaquia, Hungría, Polonia y la República Checa, que ahora por bien servidos se dan si consiguen defender sus intereses ante la Unión Europea.
Luego, Turquía (heredera del Imperio otomano), con su “neootomanismo”, para ser una potencia regional y mundial, cosa que su primer Ministro de Recep Tayyip Erdogan, puso en pausa. No se fuera a poner trompudo EEUU.
También la Rusia de Putin con su caricatura del zarismo y de la Unión Soviética, estaba decidido a imponerse como potencia en el ámbito europeo y del Medio Oriente, para rescatar su perdido papel de igualdad ante los EEUU. Y ya ve, con Ucrania ha topado.
Hay quien considera que la Unión Europea sin estridencias quiso ser un imperio al unirse, pero han quedado en un condominio imperial dependiente de ¡Alemania!; proyecto fallido de origen, en Europa se especializan en comerse vivos entre ellos.
Hay a quien le preocupa un posible imperio islámico… olvidan que son países y etnias irreconciliables, que el tío Sam así mantiene. No prevalecerán, se los impide el mero hecho de ser lo que son, islámicos. Es desagradable pero en el mundo manda el tío Sam, con sus achuchones y problemas, pero sigue mandando.
Su principal debilidad es su necedad en lavarse la cara y aparentar que son defensores de la democracia y los derechos humanos, respetando el orden y las reglas de instituciones multilaterales y el derecho internacional. No es cierto. Son defensores de sus intereses, esto es, del dinero.
Se puede aprovechar con inteligencia esa aspiración yanqui a aparentar decencia, buscando acuerdos, por supuesto, pero sabiendo que no se les puede retar.
Pero, mejor, se puede aprovechar el rudimentario cerebro del tal Trump. En este mundo no se puede regresar al sistema de Bretton Woods con su proteccionismo comercial; y es muy mala idea imponer aranceles y hacer la guerra a la inmigración, va a contrapelo de la realidad que suele ser muy necia. Entonces, para que allá mismo le paren el alto, que acá lo dejen actuar, a ver si su imperio resiste un día sin mexicanos.