Tuxtla Gutiérrez, tercer informe

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José Antonio Molina Farro

El mayor compromiso con el futuro es dárselo al presente”. Miguel de Unamuno

El Presidente Municipal de Tuxtla Gutiérrez, Carlos Morales Vázquez, rindió su tercer informe de gobierno. Lo hizo en un lenguaje llano y conciso. Habló de  avances alcanzados con la participación de todos, en los asuntos que a todos afectan. También habló de insuficiencias y de lo mucho que falta por hacer. Enfatizó en el ciudadano como agente de cambio, y su convicción de que la ciudadanía está convirtiéndose, conforme la sociedad se hace más compleja, en un actor político de peso frente al municipio. El presidente hizo una radiografía de la realidad municipal y de su agenda política, económica, social y cultural, a tres años de su gestión al frente del Ayuntamiento. Con visión de futuro, se concentró sustancialmente en temas del presente, como el haber recuperado la confianza ciudadana después de varios años de inmisericorde saqueo, el saneamiento de las finanzas públicas, la revisión a fondo de la administración para erradicar fallas, ineficiencias y vicios estructurales, así como el fortalecimiento de la gobernabilidad. Este informe no fue punto de llegada sino de partida para profundizar en lo trascendente, con experiencias sistematizadas para avanzar sin tropezar. El informe es de tal riqueza que mueve a muchas reflexiones.

El desarrollo es, por definición un fenómeno de largo plazo, que exige la continuidad de políticas públicas que han demostrado su eficacia. La reelección del presidente municipal, avalada por el voto popular mayoritario y relegitimada en el ejercicio de gobierno, permitirá avanzar y profundizar en políticas de muy amplio beneficio para los tuxtlecos. La perniciosa política de avance y freno, progreso y retroceso, característica de administraciones estatales y municipales  quedó atrás, al menos en esta ocasión en el nivel municipal.

La administración pública municipal constituye un servicio a la ciudadanía que hoy, en Tuxtla Gutiérrez, se presta con legalidad, honradez, eficiencia, transparencia y rendición de cuentas, como medio de evaluación de su desempeño. Y algo nada menor, aunque parezca tautológico. Se ha puesto en práctica una administración pública orientada hacia el público, sin reducir al administrado a una condición de cliente, soslayando su papel como agente fundamental de cambio, como el poder legitimador que garantiza la gobernabilidad. En un loable esfuerzo de compactación y síntesis abordó con sencillez, pero también con datos duros, problemas complejos y temas cercanos a la gente, agua potable, vialidades, recolección de basura, salud, educación y cultura, corresponsabilidad, Estado de derecho, justicia distributiva, seguridad pública, recursos naturales, preservación de la identidad étnica y cultural, desarrollo económico sustentable, participación ciudadana, deporte y recuperación de espacios públicos, igualdad de género y cultura de la no violencia contra las mujeres, incorporación de los jóvenes en el mercado laboral, reforestación, valores y solidaridad, etc. 

Carlos Morales es un dirigente natural que desborda espontaneidad y alegría, sin la menor inclinación a la demagogia ni talento para ello. Alérgico a lo solemne, transmite autoridad y fortalece autoestima al reconocer la eficiencia de sus colaboradores, aunque es implacable en sus exigencias de trabajar más y no caer en autocomplacencias por lo logrado, pues sabe que no avanzar es retroceder. Sus inconmovibles convicciones políticas no le impiden reconocer el valor de la amistad, la lealtad y la honradez de sus colaboradores, aunque a veces su confianza haya sido traicionada, especialmente por aquéllos a quienes bastante ayudó. Libre de toda vanidad y esnobismo trata a todos como iguales, en una conexión íntima con una sociedad viva y demandante. La complejidad de los problemas de la capital y sus exigencias, no lo apartan de su amor y devoción a la familia, a su esposa, a sus hijos, a sus nietas, para quienes siempre dedica tiempo, en retroalimentación generosa.

Grandeza espiritual. Hay teóricos que nos quieren vender la idea de que el concepto de  grandeza es una ilusión, una idea explotada por propagandistas de  políticos de su predilección. En mi opinión, Carlos Morales es una rara avis, un gran hombre no sólo como atributo  específicamente moral, lo es porque ha sabido movilizar fuerzas para hacer avanzar a Tuxtla en un grado excepcional en tan sólo tres años, con resultados improbables para muchos en tan poco tiempo. Me lo dijo hace más de treinta años: “Nada es más gratificante que contribuir a conformar una sociedad con grandeza espiritual, y que los hijos de nuestros hijos puedan decir que cuando fuimos puestos a prueba no titubeamos, y seguimos adelante en nuestros sueños de un Chiapas  más justo y menos desigual”. Lo digo sin hipérbole, no tengo empacho en afirmarlo, Carlos Morales Vázquez es, sin duda, uno de los hombres de acción más importantes de las últimas décadas.  

P. S. “Es tanto lo que nos falta por alcanzar, por abrazar, por amar, y ninguno de nosotros reconocerá su humanidad si antes no reconocemos la de los otros”. Carlos Fuentes 

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