LA FERIA/Sr. López
Allá en Autlán, por generaciones se enfrentaron a puñetazos y balazos los de la familia de la abuela Elena con unos vecinos de rancho que movían cercas y mojoneras. Después de muertos, heridos y chamacas robadas, por fin se arreglaron las cabezas de los dos clanes. Deslindaron las tierras y firmaron ante el Alcalde que les pidió se dieran la mano y a la abuela le contaban que su abuelo dijo, desenfundando: -Lo de las tierras ya quedó… ‘ora falta lo demás -y a tiros lo demás. Quedó vivo el abuelo de la abuela, claro, si no este López no estaría tecleando.
Sin citas, a volapié: la Presidenta de la república se mantiene firme en no recibir a los de la CNTE. Hace bien.
También en su llamado al diálogo para que los maleantes (es el término preciso: malean, dañan, burlan la ley; siendo adjetivo, en el caso los líderes de la CNTE, es sustantivo, eso son), para que los maleantes se reúnan con Gobernación, Educación, Issste y Hacienda, para que dialoguen.
Y ayer, vuelta a lo mismo: “No va a haber represión”.
¿En manos de quién estamos?; no es injuria ni retórica. ¿En manos de quién estamos? A veces dan ganas de que ser licenciado en derecho fuera requisito insalvable para acceder a la titularidad del Poder Ejecutivo, con su salpicadita de filosofía, nunca estorba. Dan ganas.
Algunos no pocos políticos (no todos), emborronan el sentido de las palabras de tanto repetirlas. Entre esos políticos de medio pelo, que son muchos y están de moda (viera usted qué fructífero es adocenarse), se usa la palabra dialogar para aparentar talante democrático, rectitud de intenciones, cuando dialogar es sostener una conversación en busca de avenencia, concordancia, y concordar es ajustar lo discorde.
No hay diálogo posible con quien ha probado por décadas, que no admite sino la total aceptación de sus exigencias y que cuando aparenta llegar a acuerdos, realmente hace un repliegue táctico para volver a las andadas y cometer mayores actos de extorsión al Estado, lo llaman lucha. Y sus medios de lucha son perjudicar al alumnado, dejándolo sin clases, y a la sociedad con bloqueos y vandalismo.
No lo veremos pero sería lindo que el gobierno rechazara conversar con los del cártel magisterial. Que la Secretaria de Gobernación, saliera a decir muy fresca: -No hay diálogo, la ley no está sujeta a acuerdos; la ley no se negocia -se repite, no lo veremos
Pero sería un alivio que nuestros altos funcionarios dijeran que en apego al artículo 8 de la Constitución, todo ciudadano tiene derecho de petición, “siempre que ésta se formule por escrito, de manera pacífica y respetuosa”, que se atenderán las peticiones laborales de la CNTE y como marca la ley, en breve tiempo se les contestará mediante “acuerdo escrito de la autoridad”. No lo veremos.
En el caso de la CNTE (que sin forzar las cosas debieran ser las siglas del Cártel Nacional de Trepadores y Extorsionistas), con lo de ejercer el derecho de petición de manera pacífica y respetuosa, basta para echarles la puerta en las narices. Y que arda Troya. Contra y por encima del Estado no hay nada.
Aquí llegamos a lo de que no habrá represión. Se hace evidente que para el gobierno, represión es sinónimo de aplicar la ley, de hacerla respetar, de mantener el orden público. Represión en nuestro idioma es el acto ejercido desde el poder para contener, detener o castigar con violencia, actuaciones políticas o sociales. No es el caso.
No es represión impedir el asedio y bloqueo de vías de comunicación y servicios públicos de la importancia de la educación, que con violencia impone la CNTE. Si fuera represión, deberían desaparecer los cuerpos de policía y el ejército que tenemos no en previsión de que nos invada Belice, sino para garantizar la seguridad interna del país y para auxiliar a la población en situaciones de necesidad pública… como circular libremente, recibir educación, acceder a aeropuertos o a ¡Palacio Nacional!
Acomoda recordar a Solón, uno de los Siete Sabios de la Grecia arcaica. Vivió en Atenas hace 26 siglos (por ahí del año 638 al 558, antes de Cristo, claro), y se le recuerda especialmente por su talla de legislador. No escribió pero lo citan algunos como Aristóteles, Plutarco, Diógenes, Demóstenes y otros.
Se le atribuye por buenas razones, la ‘Elegía 3’ o ‘Eunomia’ (buen gobierno, a brocha gorda), en que plantea su pensamiento político. Fue arconte (gobernador), y atendió los no pocos líos que aquejaban a Atenas, entonces sujeta a las leyes de Dracón, tan duras que todavía llamamos draconiano a lo muy severo; él las cambió por otras que hoy serían violaciones a los derechos humanos, pero entonces fueron delicia de chicos y grandes.
Una parte de su ‘Eunomia’, en versión adaptada a nuestro modo de hablar (queda advertido), dice: “Mi corazón me impulsa a enseñar a los atenienses esto: que muchísimas desdichas procura a la ciudad el mal gobierno y que el bueno lo deja todo en buen orden y equilibrio; a menudo apresa a los injustos con cepos y grillos, alisa asperezas, detiene el exceso, borra el abuso y agosta los brotes de un progresivo desastre, endereza sentencias torcidas, suaviza los actos soberbios, hace que cesen los ánimos de discordia civil, calma la ira de la funesta disputa y con buen gobierno todos los asuntos humanos son rectos y ecuánimes”.
Se dijo hace más de 2,600 años y sigue vigente. El buen gobierno apresa a los injustos, detiene excesos y abusos, arrasa el progresivo desastre, ataja la discordia civil y la disputa, y los asuntos humanos son rectos y ecuánimes (imparciales). Con buen gobierno.
Nada pasará, lo de la CNTE y el gobierno, es una mascarada. Ambas partes se usan a su conveniencia. Nunca hay solución, hay enjuagues y arreglos groseros. Quienes están en el poder desde 2018, son la restauración del peor priismo, son iguales.
Hay transformación y humanismo solo en el discurso. Parafraseando a Lenin, son la expresión más acabada del oportunismo y del sentido social entendido como filantropía con dinero ajeno. Son árbol que nació torcido.