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El municipio de Huixtán, en la región de los Altos de Chiapas, mantiene viva una de sus festividades más emblemáticas: el Tanchak, un carnaval que se distingue de otras celebraciones de la región, por su particularidad de llevarse a cabo en tres o cuatro domingos consecutivos antes del Domingo de Ramos.
Su inicio marca la cuenta regresiva hacia la Semana Santa, comenzando antes del Miércoles de Ceniza.

En esta celebración participan hombres de diversas edades, desde niños hasta adultos, quienes conforman un grupo y se trasladan a la cabecera municipal, conocida como «Jteklum», para ejecutar la danza que da vida al carnaval. Los personajes principales de la festividad son el «mol pots», que representa al abuelo o viejo barbón; la «k’ame’el», que simboliza a la abuela o mujer mayor; y los «tanchaketik», hombres que cubren su cuerpo con ceniza y cal en un simbolismo ancestral.
Mientras los dos primeros personajes portan el traje tradicional de la comunidad tsotsil de Huixtán, el resto de los danzantes visten solo el pantalón de la vestimenta típica y una faja, dejando su torso cubierto con un pañuelo que lleva la imagen de la Virgen de Guadalupe. Su piel, cubierta con «ixlante» (lodo blanco), resalta el impacto visual de la festividad. Además, portan animales disecados propios de la biodiversidad local, una práctica que refuerza la conexión con la naturaleza y las creencias ancestrales.
Dentro de la danza, otros personajes enriquecen la representación, como el «vakax», que emula a un toro al portar cuernos de ganado y ejecutar brincos y movimientos característicos de este animal. Se cree que su presencia es una referencia a la introducción del ganado durante la época colonial. Asimismo, el caporal aparece con su «xoka» (soga o lazo), simbolizando el control sobre el toro y reforzando la influencia española en la tradición.
El Tanchak es una manifestación cultural que conjuga elementos prehispánicos y coloniales, reflejando la fusión de creencias y costumbres a lo largo de los siglos. Este carnaval no solo reafirma la identidad del pueblo tsotsil de Huixtán, sino que también representa un valioso testimonio del sincretismo cultural en Chiapas.
(Con información de Noé Farrera)