Tan lejos de Dios: Ensalada de Grillos

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Ciro Castillo

Son las 7 de la mañana y un hombre de tez morena extiende los brazos al cielo, lanzando una plegaria; pide “al creador” que deje a cientos de migrantes llegar a la tierra prometida: Estados Unidos.

“Ese señor es todo un personaje”, me cuenta Daniel Díaz, el fotorreportero de Cuarto Poder que viajó a Tapachula para ser testigo de cómo, la cuarta caravana migratoria fue disuelta, en medio de quejas de algunas organizaciones de derechos humanos que critican la mano dura del gobierno federal, pero ¿y qué pasa con los ciudadanos mexicanos afectados por esta crisis humanitaria?

El hombre, quien fue portada en medios nacionales como El Universal, viste playera café descolorida, pantalón de mezclilla y zapatos negros. El sol le da en la espalda.

“Ya ha estado en otras caravanas”; de hecho, no viajó con unos 600 migrantes que alcanzaron a llegar a Huixtla el sábado en la noche, donde fueron recibidos con agua y alimentos por un grupo de personas encabezados por el sacerdote de la parroquia de San Francisco de Asís.

En la madrugada del domingo, elementos de la Guardia Nacional y Migración dispersaron a la nueva ola de indocumentados. Hubo gritos desesperados de mujeres y niños.

A pesar de que los “sin papeles” opusieron resistencia y descalabraron a tres agentes, unos 150 fueron detenidos, otros se entregaron para evitar la confrontación y el resto huyó hacia el río Huixtla, que está muy cerca. Hasta allá fue el párroco al día siguiente a buscarles, a bordo de una camioneta y regalarles café.

El hondureño que encabezó la plegaria a la que se sumaron salvadoreños, haitianos, nicaragüenses y uno que otro guatemalteco no parece migrante, sino más bien un activista que sabe lo que hace y lo que dice.

“El señor alentaba a los demás migrantes. Lo han visto en varias caravanas”, continúa Daniel Díaz, quien no hace mucho era un adolescente que quería jugar futbol profesional y ahora está convertido en un fotorreportero enjundioso.

“Insultaba a los policías, y hacía reír a los migrantes. Aquí mandan los migrantes. Ustedes son corruptos. Arriba los hondureños”, exclamaba el hombre, quien sigue ahí, en alguna parte de Tapachula, de la Frontera Sur o en su país, esperando a que llegue otra caravana, a cuyos integrantes excitará de nuevo…

De los brazos abiertos a la contención

“El giro completo a la política migratoria de parte del gobierno mexicano ha sido uno de los primeros goles que ha asestado la administración” de Andrés Manuel López Obrador, escribimos el 27 de enero de 2019.

Eran los primeros meses de la administración del tabasqueño, quien abrió la posibilidad de que unas 10 mil tarjetas humanitarias fueran entregadas a los migrantes, quienes, quizá no podrían cumplir el sueño americano, pero sí el mexicano.

La voz se corrió en Centroamérica. Era momento de aprovechar la apertura del gobierno de la 4T, quien más pronto que tarde, tendría que meter reversa.

Además de las amenazadas de Donald Trump, quien ya estaba en campaña para intentar la reelección, Olga Sánchez Cordero, entonces titular de Gobernación, pareció recular tras una reunión consu homóloga Kirstjen Nielsen, en Miami. No lo dijo, pero pareció que le leyeron la cartilla.

Para abril de 2019, el discurso obradorista con respecto a la política migratoria había cambiado. La Guardia Nacional y Migración tenían orden de actuar, de evitar que avanzaran los migrantes, pero respetando sus derechos humanos.

En junio de ese mismo año, de plano, la administración de Donald Trump le había tomado la medida a México. Su “muro fronterizo” al que se había referido, se trasladó de la Frontera Norte al Suchiate, donde cientos de elementos de la Guardia Nacional y agentes migratorios contenían o, al menos intentaban contener a los migrantes.

Los tiempos cambian

Ahora, cuando el señor del copete “meco” se ha ido de la Casa Blanca y gobierna Joe Biden, que es igual o peor que el anterior en el tema migratorio, AMLO está volcado por completo en convencerse yconvencer a la opinión pública, pero sobre todo al gobierno de los Estados Unidos de que la única manera de contener las oleadas migratorias es invertir en Centroamérica unos 4 mil 500 millones de pesos, los cuales serían aplicados en programas como Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro.

En junio de 2019, con la visita del entonces recién estrenado presidente de El Salvador, Nayib Bukele, Obrador dio un giro a su discurso.

Hizo alusión a la Biblia para mandar el mensaje de que los mexicanos tienen que velar por el prójimo y recibir a los migrantes, pero al mismo tiempo la contención seguía, como ahora.

Con Joe Biden, quien ha enviado en varias ocasiones a la vicepresidenta, Kamala Harris, el mandatario mexicano no ha chocado, pero ha hecho todo lo que le piden.

Insiste en que la única forma de atacar de fondo el problema migratorio es invirtiendo en el Sur de México y en el Triángulo Norte; sin embargo, los operativos de Migración y la Guardia Nacional no han cesado ni cesarán.

El Presidente de México está como al principio, entre la espada y la pared. No puede quedar mal con el gobierno norteamericano, quien presiona con sus llamadas y visitas al país, para que la 4T le haga la chamba; sin embargo, tampoco se le puede pasar la mano en las acciones de contención hacia los migrantes, porque no quiere ser visto como un represor o poco humanista. Qué complicado…

Aderezos

-No me ayudes compadre. Flaco favor le hicieron al PAN los blanquiazules que se fotografiaron con el líder del partido de ultraderecha español VOX.

-Carlos Palomeque “renuncia” a la dirigencia panista en Chiapas, pero para volverse a candidatear. ¿Qué no hay otro?

-¿A usted dónde le agarró el mega temblor del 7 de septiembre de 2017? ¿Ya se repuso del susto?

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