Sr. López
Para cuando usted lea esto, ya sabrá qué pasó en las elecciones. En cambio, su texto servidor escribe antes de que se celebren los comicios, sin tener la menor idea de su resultado.
El domingo, después de las diez de la noche, si todo salió como siempre, el INE emitió primero, el resultado del Conteo Rápido, sobre los comicios de Presidenta de la república y de los gobernadores de Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz, Yucatán y la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México; junto con diputados federales y senadores.
Al mismo tiempo, el INE procedió con el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), que suma los datos proporcionados por los funcionarios de las casillas, para darlos a conocer en tiempo real a través de internet, la misma noche de las elecciones. Pero son resultados preliminares.
El resultado definitivo se dará a conocer el miércoles próximo y se obtiene de la revisión en cada uno de los 300 Consejos Distritales, de todas las actas de escrutinio y cómputo de cada casilla de cada uno de los 300 distritos electorales. Así se determina la verdadera votación que obtuvo cada candidato. Ese es el resultado definitivo y tan definitivo es que no se puede cambiar sino mediante sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Desde 1997 no ha habido en el resultado definitivo, variación que altere los resultados anunciados por el INE con su Conteo Rápido y el PREP. Así de bien trabajan en el INE.
Así que usted, que estuvo atento hasta cerca de la media noche de ayer, ya sabe qué resultó. Tal vez ganaron el Congreso y la presidencia de la república los candidatos preferidos de usted, felicidades. Tal vez, no, ni modo.
Ya con resultados definitivos, vienen las inconformidades de los que digan que les hicieron trampa, que resuelven las salas regionales del TEPJF, a más tardar el 3 de agosto. Ahí pueden cambiar las tornas (voltearse la tortilla), ha sucedido, pero nunca en una elección presidencial. No se apure (ni se entusiasme).
Ya con eso resuelto, la Sala Superior del TEPJF tendrá que elegir al sexto magistrado que se integrará a la Sala Superior para validar las elecciones no más allá del 6 de septiembre. Esto es porque la ley obliga a que se califique la elección por al menos seis de los siete magistrados que integran la Sala Superior del TEPJF y solo tiene cinco desde el 31 de octubre del año pasado, cuando dos terminaron su periodo, y por órdenes del huésped de Palacio a sus senadores, no se nombró a los sustitutos. Pero no afecta en nada porque el artículo 167 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, lo tiene previsto: en ese caso se nombra de entre los magistrados locales, al de mayor antigüedad en el cargo y si hay dos o más con la misma antigüedad, al de mayor edad. Y hay ‘quorum’, punto redondo, se acabó el cuento.
Y se acabó el cuento porque para invalidar unas elecciones, se deben dar dos condiciones: que haya irregularidades determinantes en el resultado del 25% de las casillas (más de 42,500), y que, además, la diferencia entre primero y segundo lugar, sea inferior al 5% de los votos. Las dos… imposible
Por otro lado, se acumularon en un solo día las elecciones locales: del total de 2,459 municipios del país, hubo comicios en 1,808 ayuntamientos y alcaldes en 30 de las 32 entidades federativas y las 16 alcaldías de la Ciudad de México; y las de diputados locales de todos los estados, excepto Coahuila; más ocho gobernadores y Jefe de Gobierno de la capital nacional. Junto, claro, con las elecciones federales de Presidenta de la república y legisladores del Congreso de la Unión. Y por esa imprudencia política, que contamina lo federal por lo local, es previsible que sí haya sido muy copiosa la concurrencia a las casillas electorales, porque lo local motiva mucho a mucha gente.
¿Cuánta es mucha?, pues arriba del 63% del listado nominal (los tenochcas con credencial para votar)… ojalá así haya sido, no solo porque da mayor legitimidad a los que resultan elegidos, sino porque así se equilibra el muy disparejo piso de este proceso en el que el gobierno federal -sin disimulos-, intervino desde antes del inicio formal de precampañas. Ya es agua derramada, no tiene remedio, así fue.
Así, cuando usted lee esto, ya sabe si ganó la presidencia de la república doña Sheinbaum o doña Xóchitl y lo más, más, pero mucho más importante: cómo quedó conformado el Congreso de la Unión. Si Morena & Asociados, lograron obtener el 66% de las curules federales, el país estará en riesgo cierto de graves turbulencias. Ni lo mande Dios.
Pero, haya salido como haya salido, haya ganado quien haya ganado, toca respetar los resultados. Eso sí.
Por supuesto es de esperar que si perdió doña Sheinbaum o no ganaron Morena & Cía., el 66% del Congreso -o las dos-, el señor de Palacio haga otro de sus numeritos o con el aún menguante poder que le da ser el Ejecutivo federal, haga un numerote. No se preocupe, quedará en agua de borrajas.
Recuerde, cuando este Presidente estaba en plenitud de poder, se tragó los adversos resultados de las elecciones del 2021. En el apogeo de su mandato y Zaldívar mediante, no pudo con la Suprema Corte que invalidó sus majaderas leyes inconstitucionales. Ni desde la cima de sus facultades, dobló al Congreso, que no le aprobó ninguna de las reformas constitucionales que hubieran deformado al país para transformarlo en lo que él soñó: que todo México fuera su finca, asegurando para él, el carácter de Jefe Máximo. Hizo mucho daño pero infinitamente menos del que quería hacer.
Y ni se le ocurra pensar que nuestras fuerzas armadas, tomarán partido con el todavía Presidente, para imponer al país su voluntad de él; eso es imposible no solo porque nuestros militares sí son patriotas, sino porque nada les puede ofrecer el Presidente saliente: ya les dio todo y ellos se pondrán al mando de la que haya resultado la próxima Presidenta, sin dudar, sin correr ningún riesgo, tan campantes.