LA FERIA/Sr. López
Tío Emilio era un macho de película en blanco y negro. Con justificada fama de atravesado, en Autlán, los más bravos le sacaban la vuelta, pero en su casa mandaba su esposa, tía Chiquita (Rita de nombre, vaya usted a saber de dónde salió lo de Chiquita, porque además, era un mujerón). “Lo que tú quieras, Chiquita”, “si te parece bien, Chiquita”, “como digas, Chiquita”, decía modoso el bronco tío. Alguna vez preguntó este menda a la abuela Elena cómo había sido eso posible y dijo: -Era capón… le guardaba el secreto -y sí, no tuvieron hijos.
Un problema al comentar la política tenochca, es que los verdaderos sucedidos, las reales maniobras, no están a la vista (no confundir discreción con encubrimiento). Ni en el pasado gobierno con su verborrea imprudente, supimos si las cosas eran como nos decían. De eso, en la prensa surgen las hipótesis presentadas como verdades reveladas por “fuentes que pidieron el anonimato”, para arribar a conclusiones de fantasía.
Hoy y cada vez más, se habla de la debilidad de la Presidenta, cercada por gente estratégicamente colocada por su antecesor en su gabinete, como la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, 30 años muy cercana al señor que nadie sabe si de veras está en Palenque; Ramírez de la O, su secretario de Hacienda que no es de ella; la presupuestalmente poderosísima secretaria del Bienestar, Ariadna Montiel, muy leal al otro desde hace unos 34 años. Así, doña Sheinbaum no tiene bajo su control la gobernabilidad ni el dinero; detalle. Y hay otros pero no hay espacio.
Además en el Congreso, le acomodó a un par muy incómodo, estelarmente Adán Augusto López, como líder de la Cámara de Senadores y al hijo pródigo del cuatroteismo, Ricardo Monreal, en la de Diputados, que ya luego podrá dar el cambiazo, su especialidad.
Hay otros incrustados en los gobiernos estatales y en el partido Morena en donde están Luisa María Alcalde de presidenta y como secretario de Organización, Andy López Beltrán, su hijo (sin pudor). Añada a eso a La Jornada, diario defensor estelar del fundador del cuatroteismo que hoy regaña a doña Sheinbaum (“Mucho cuidado con el tono, chula…”); majaderos.
Abona a esa percepción que la Presidenta realmente admira y respeta a su mentor. Todavía.
Para evadir las suposiciones y el recurso facilón de las fuentes anónimas, se puede recurrir a los hechos duros, públicos, para concluir que sí le están dando la lata a la Presidenta:
Siendo Presidenta electa, el 27 de agosto de este año, en la reunión plenaria de la bancada de los diputados federales de Morena, pidió a los diputados de Morena no “precipitarse” con la reforma al Poder Judicial… un cuerno, la sacaron a trancas y barrancas… y ella tragó.
Otra reforma hecha sin tomar en cuenta a la señora, ya siendo Presidenta en funciones, fue la inútil y redundante “supremacía constitucional”, que empujó Adán Augusto López en la Cámara de Senadores, por sus chones… tragó.
Antes, los “duros”, le reventaron a doña Sheinbaum la candidatura del Batman García Harfuch a la Jefatura de Gobierno de la CdMx. Y el pasado noviembre, le repitieron la dosis con la reelección de Rosario Piedra como titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, contra su voluntad… tragó.
Y no se le pase que el 31 de julio de este año, declaró en conferencia de prensa que la desaparición de los órganos autónomos se iba a evaluar con “detenimiento”, con una perspectiva a largo plazo, y dijo: “Vamos a esperar (…) primero iría a la judicial, más el tema de pueblos indígenas y afromexicanos, y programas sociales (…) y después ya estaríamos revisando las demás”. ¿Después?… ya se la zambutieron… tragó… hasta lo festejó.
Una sola indisciplina a quien sea que esté en La Silla, en este país es impensable. Y a doña Sheinbaum ya van varias que le aplican.
Encima carga con cadáveres políticos ajenos, como el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya o el absolutamente impresentable Cuitláhuac García, exgobernador de Veracruz que ella misma anunció, se incorpora a su gabinete; para ni mencionar a Evelyn Salgado, la gobernadora de parte de su papá en Guerrero. También hay más pero no hay espacio.
Le parecerá que no viene a cuento, pero le cuento: Catón el Viejo (Marco Porcio Catón, 234-149 a.C.), experto militar, gran escritor (por sus libros prevaleció el latín sobre el griego en la literatura romana), mejor orador y político, era una voz a escuchar en el Senado Romano. Lo apodaban El Inteligente (‘Sapiens’), por algo sería.
Como militar se las sabía todas y participó en la Segunda Guerra Púnica contra los cartagineses, a los que Roma puso durísimas condiciones de paz (de eso viene la frase “paz cartaginesa”, refiriéndose a la imposición de condiciones brutales y humillantes de paz). Pero don Catón dormía con un ojo abierto y estaba atento a que Cartago se iba reponiendo y rearmando, por lo que tomó la costumbre de finalizar todos sus discursos, fueran del tema que fueran, con la frase: “Además, creo que Cartago debe ser destruida” (‘Ceterum censeo Carthaginem esse delendam”; por si quiere checar en San Google).
En el senado había quienes se oponían pero los cartagineses se pusieron tontos, Roma les exigió cosas increíbles (entregar 300 hijos de nobles como rehenes permanentes, por ejemplo), y que demolieran su capital y la reconstruyeran lejos de la costa de África, donde estaba; todo aceptaron pero no destruir su propia capital y entonces, los romanos, los atacaron, los derrotaron, arrasaron la ciudad hasta sus cimientos y esclavizaron a todos sus habitantes. Y Cartago, desapareció para siempre, con lo que Roma se quedó como dueña de absoluta del Mediterráneo (al que pusieron, ‘mare nostrum’, ‘nuestro mar’), y de todos los países que tocaba.
Señora Presidenta, tiene que arrasar. Si los EEUU la creen débil, si creen que no tiene el poder en sus manos, van a querer abusar de usted, de México. Créalo, ante su poder, los que la tienen cercada, son capones. Tiene que arrasar con los fieles a otro… que le son infieles.