Solamente la puntita: Ensalada de Grillos

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CIRO CASTILLO

Hace mucho tiempo, cuando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador habló de la creación de la Guardia Nacional, escribimos que no quedaba de otra.

Ya Felipe Calderón había sacado al Ejército Mexicano a las calles y Enrique Peña Nieto, aunque intentó vendernos la idea de que haría algo distinto, tuvo que seguir con la misma estrategia.

Obrador, quien desde campaña había machacado que regresaría al Ejército a los cuarteles, porque las tareas de seguridad no eran chamba de las fuerzas armadas, cayó en lo mismo porque se impuso la terca realidad.

A diferencia de Calderón Hinojosa y Peña Nieto, el que vive en Palacio Nacional logró hacer legal el uso de las fuerzas armadas en tareas de seguridad, aunque los resultados no han sido los que él y todos quisiéramos.

AMLO ha echado mano del Ejército, de la Sedena y conformó una Guardia Nacional, con partes de la milicia, con elementos del Estado Mayor y con los que quisieron de la extinta Policía Federal, pero tampoco ha sido miel sobre hojuelas.

Hacemos todo este relato, para recordar que, así como apoyamos la idea de que no quedaba más que utilizar a las fuerzas armadas en tareas de seguridad, también advertimos de los riesgos.

Si la Sedena y la Marina se corrompen por andar en tareas mundanas como construir un aeropuerto, trasladar libros, combatir el robo de gasolina y hasta cuidar aduanas, entonces qué nos espera. Ya no hay más arriba. 

Hicimos la analogía de una madre que para corregir a su hijo lo castiga y hasta lo golpea sin medida. Si no logra convencerle o persuadirle de que algo no es adecuado, entonces qué sigue. Ni modo que lo asesine.

Es el riesgo que se corría desde que Felipe Calderón, quizá desesperado o quizá ignorante de lo que realmente sucedía, usó al Ejército para combatir a los cárteles de la droga; lo peor, a ciertos cárteles.

Es el riesgo que se corría cuando Enrique Peña Nieto siguió el caminito, quizá por lo mismo, porque miró el monstruo y supo que no quedaba más; sin embargo, ahora vemos las consecuencias: un extitular de la Sedena, preso en Estados Unidos, por presuntas ligas con el narcotráfico.

Dice AMLO que a los actuales titulares de la Sedena y Marina los escogió él y que confía plenamente en ellos, y quizá es cierto, pero ello no quiere decir que las cabezas de las fuerzas armadas y toda la estructura no corre el riesgo de sucumbir ante las tentaciones del dinero que proviene de la delincuencia.

Obrador le cree a sus secretarios de Marina y Sedena, y todos queremos creerles, pero el riesgo de que se corrompan existe.

No queremos “zopilotear” ni ser ave de mal agüero ni echar grilla por echar, pero a lo mejor la detención de Salvador Cienfuegos, por parte de los mañosos gringos que a todo le sacan raja, es solamente puntita…

EL ARTE DE EXPRIMIR

Ahora bien, queda claro que AMLO es un gran vendedor de naranjas, pues a todo lo que se le atraviesa le saca jugo.

Le sacó jugo a la venta y “rifa” del avión presidencial. A la detención de Emilio Lozoya. A la detención de Genaro García Luna y hasta la “inédita” detención de Salvador Cienfuegos.

Primero se declaró conmocionado, luego respaldó a los mandos militares y de marina actuales, pero al final usó el terrible caso para echarle lodo al período neoliberal…

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