Sr. López
Estimados traidores a la patria: Por este conducto se les solicita -si para ello no tienen inconveniente-, aprobar las reformas constitucionales anexas, a fin de disminuir su representación en el Congreso, ahorcar económicamente a sus partidos, desaparecer al INE, crear por mis calzones otro instituto y aumentar mi poder -el presidencial-, acotando el federalismo y limitando el municipio libre. Sin otro particular, quedo de ustedes. Atentamente. Andrés Manuel López Obrador.
No dice eso la iniciativa de reforma constitucional que ayer presentó el Presidente a la Cámara de Diputados, pero hágase de cuenta.
Se anunció como reforma democrática, pero es una reforma política nacional equivalente a cambiar del todo el sentido democrático electoral del país, debilita los poderes legislativos, federal y estatales, y mangonea la gobernanza de los municipios.
Es un cambio estructural del Estado mexicano que fortalece al Presidente, debilitando al Congreso de la Unión (las dos cámaras federales y las estatales), y acotando a los ayuntamientos.
La iniciativa, por lo poco que se dijo ayer, propone eliminar al INE sustituyéndolo con un Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) y quitar a todos los magistrados del Tribunal Federal Electoral para elegir mediante voto popular, tanto a los consejeros electorales del INEC como a los magistrados del Tribunal, de entre los candidatos que propondrían los tres poderes, lo que significa que el Presidente pondría los candidatos del Poder Ejecutivo; el Presidente pondría los candidatos del Poder legislativo (donde su partido tiene mayoría simple); y el tercer lote de candidatos los pondría el Poder Judicial, lo que en términos prácticos significa que dos terceras partes de los prospectos los pone el Presidente (… sí, seguro se los aprueba la oposición). Aparte se propone eliminar diputados y senadores plurinominales (debilitando a la oposición que va a estar muy de acuerdo). Y habrá que esperar a saber si de verdad sigue autónomo el tal INEC.
También, desaparece organismos estatales y tribunales electorales locales, limpiándose con la soberanía de los estados de la república, el extremo inferior del presidencial sistema digestivo, regresando el país a tiempos del centralismo de otro López, Antonio López de don Santa Anna (¡sí, transformación!); disminuye el número de regidores de los ayuntamientos (en la mejor tradición del trato de los hacendados de antes con la peonada); da presupuesto solo a las campañas políticas y quita el presupuesto ordinario a los partidos políticos (¿qué inconveniente puede tener la oposición?); y que el gobierno pueda hacer propaganda durante las campañas políticas (no hay que ser díscolos).
Desaparecido el INE, sustituido por el INEC que propone el Presidente, este tendría solo siete miembros (no los 11 de ahora), y solo tendría la función de instalar casillas electorales y contar los votos. Todo lo demás, desaparece, el gobierno organizaría los procesos electorales… ¡mapaches nacionales, uníos, va a haber fiesta!
Y claro que también se habló ayer de hacer “más barata” la democracia, así se dijo: “(se) busca básicamente como primer objetivo hacer más barata la democracia en nuestro país”. ¿Primer objetivo que sea más barata?, bueno, eso es abaratar y sus sinónimos son rebajar, depreciar, desvalorizar, devaluar, saldar, disminuir. Claro que quedaríamos con una democracia barata.
¿Y sabe cuál sería el gran ahorro, según dijeron?… 24 mil millones de pesos… la tercera parte del 1%, el 0.33% del presupuesto nacional que es de 7 billones 88,250 millones 300 mil pesos. O sea, una cifra de niñitos en el recreo (en la tienda de la escuela). Nada. Y eso, si fuera cierto, porque ya ve usted que luego hay otros datos.
El Presidente justifica su iniciativa diciendo que es “para que se garanticen elecciones limpias, libres, y que dejemos de una vez atrás para siempre la historia de fraudes electorales”. ¡Ah, caray!, ¿fraudes dijo?… con estas leyes que tenemos y con este INE que es nuestro, él ganó las elecciones para ser Presidente y su partido ganó el gobierno de nueve estados en 2021… ¿habrán hecho trampa y el INE fue su cómplice?… y uno en la baba, qué vergüenza. Bueno, ya lo va a corregir para lo futuro nuestro Presidente.
Una cosa delicada de la iniciativa es lo del gasto de los partidos. Si no van a tener un quinto del erario para sus gastos ordinarios, ¿de dónde van a sacar el dinero?, dijeron en la presentación que deberán cobrar cuotas a sus agremiados, a sus miembros… ¡sí, cómo no!… la iniciativa parece no concebir la posibilidad de que entre el dinero de los malandrines a los partidos… y entraría, eso es una oportunidad dorada para el crimen organizado que ya lo ha hecho así en otros países, ¿cómo proponen impedirlo… y cómo conseguirían impedirlo?… claro que ahora lo pueden hacer los tramposos de siempre, pero ya sin dinero para existir como partidos, el incentivo es inmenso y la delincuencia organizada tiene dinero por toneladas (ni lo cuentan, no pueden, es demasiado, lo pesan por kilo y tonelada, en serio).
No se necesita ser un doctor en ciencias ocultas para adivinar que esta iniciativa está muerta de origen.
¿Qué quiere el Presidente?, ayer lo dijo: cada partido político deberá asumir su responsabilidad por la forma en que voten como sucedió con la iniciativa de reforma eléctrica en la que la oposición frenó su aprobación; y añadió: “¿Que cada quien asuma su responsabilidad, pero nosotros cumplir con la nuestra, que sea el Congreso que libremente debata, que vea si conviene o no conviene, que sea transparente el debate”. Pues transparente puede ser y también puede ser transparente la intención de añadir al cargo de traidores a la patria el de enemigos de la democracia.
Más le vale a los partidos de oposición seguir el consejo presidencial de asumir su responsabilidad, ahora sí, en serio, aunque desde Palacio se oiga cantar: “Si nos dejan, nos vamos a vivir a un mundo nuevo”. Si los dejan.