Sr. López
En la familia materno-toluqueña de este menda, como ya sabe, no había divorcios, se separaban, y tía Lucha se separó tres veces del borrachazo tío Luis, que la quería mucho y le rogaba hasta que volvían. La cuarta vez, la tía le puso las cosas claras: -Primero dejas la parranda y luego volvemos –y tío Luis, lastimero le contestó: -Quiéreme sin condiciones, Luchita -no volvieron.
Doña Claudita, entre noviembre y enero estará en precampaña; después, entre marzo y mayo del 2024, estará en campaña. ¿Qué les dirá a los guerrerenses?… ¿o de plano, mejor no irá a ese estado a pedir el voto?
Y no pregunta este menda qué les dirá doña Xóchitl, porque ya dijo lo que había que decir: hay que entrarle todos, parejo, sin banderías ni egoísmo. Así se dirigió al Presidente:
“Usted encabece personalmente desde Acapulco, todos los trabajos durante la emergencia. Yo como ingeniera me pongo a su disposición en todo lo que pueda cooperar (…) Señor Presidente hoy no es momento de divisiones o reclamos (…) Por favor, recapacite, esto no es política, esto es una emergencia, ni el gobierno podrá solo, ni habrá ejército suficiente (…) no es momento de sacar raja política, no es momento de pensar en elecciones. Hoy es momento de pensar en la gente de Guerrero (…)”.
Doña Xóchitl se los comió a todos, a los de Morena y del gabinete porque no pueden hablar sin la precisa señal que, mañanera mediante, reciban; y actuar, menos, porque es el Presidente y solo el Presidente el que decide y comunica a la nación lo que decidió, para que quede claro que él es el muñequito del pastel, la trompa del tren, la novia de la boda, la quinceañera de la fiesta, la flor más bella del ejido, la reina de la primavera… la piñata de la posada.
El problema es para la candidata de la transformación con cambio, doña Sheinbaum, quien propone (¡ay, cuánto ingenio!), la construcción del segundo piso de la Cuarta Transformación. Ella sin sombra de duda, es la candidata designada por el Presidente y recibirá (recibe), todo el apoyo presidencial y gubernamental. Pero la esbelta dama no tiene escapatoria si no quiere que su líder y guía la defenestre y la deje vestida y alborotada; por eso va a apechugar con todo el saldo de este sexenio ‘terribilis’, va a cargar todos los pasivos de este gobierno ‘horribilis’, de esta presidencia infame.
La tiene muy difícil doña Claudita. En política es raro el triunfo a resultas de proponer seguir igual, con lo mismo y si se puede, peor. Ni los candidatos el otrora PRI imperial seguían ese guión.
Y se aclara que se usa el término ‘infame’ por un afán de precisión, no por ganas de adjetivar para zaherir sino para describir con economía de palabras este inmenso chasco nacional. Infame es la palabra precisa que describe la totalidad de la 4T:
Según el diccionario, infame es el que carece de honra, crédito y estimación; y este gobierno, lo sepa o no, carece de honra pues no cumple sus compromisos ni honra su palabra; carece de crédito porque como probaron las elecciones del 2021, dilapidó el apoyo de la mitad de sus 30 millones de electores (a pesar de sus programas sociales), y defraudó a un país que contra toda esperanza se esperanzó. El primer efecto de sus pertinaces desatinos fue perder la estimación, el aprecio de lo que llama “pueblo bueno” con tufo a condescendencia insultante. Y la segunda acepción de ‘infame’ en el diccionario, es: el muy malo y vil en su especie, advirtiendo a usted que ‘vil’ es aquél que falta o corresponde mal a la confianza que en él se puso. Le insisto, es sin ánimo de agraviar, es con ganas de reseñar sin medida ni clemencia.
Y por si quedan tenochcas con dudas, el huracán Otis de un soplido las despejó y sus efectos indudablemente impactaron en Palacio Nacional.
Hoy se cumple una semana de que el huracán Otis destrozó Acapulco y otros municipios de Guerrero. Ayer en la madrugadora presidencial, desde Palacio Nacional, el Secretario de la Defensa y Obras Públicas, informó que entre la dependencia a su cargo y la Secretaría de Marina, Aduanas y Aeropuertos, han entregado 69,865 despensas y 234,664 botellas de agua… ¡ah!, perdón, y 34,502 comidas calientes preparadas en las dos cocinas de las fuerzas armadas. Si se toma en cuenta que son cerca de 800 mil damnificados esas cifras saben a burla. En Guerrero están sin comer y sin agua para beber. Punto.
Por su parte, la secretaria de Bienestar hizo saber que hasta la noche del lunes ya habían censado a 32,644 viviendas y pequeños y medianos negocios, labor heroica de los criados de Obrador… no, perdón, de los Siervos de la Nación. A este paso van a terminar su censo el día que San Juan baja el dedo (nunca). Y duele saber que solo los censados recibirán apoyo. Esto es la versión de emergencia de la austeridad republicana de la Cuarta Transformación.
Por su lado el Presidente informó: “Hoy vamos a decidir ya de las acciones, empezando con los ya censados para que no se nos acumule y no se nos demore el apoyo a la gente, tenemos ya que tener un corte hoy para mañana comenzar a entregar los apoyos de manera directa a la gente, lo que tiene que ver con vivienda y el apoyo para pequeños negocios”.
O sea, van a empezar con 32,644 beneficiarios… siendo cientos de miles. Le faltó agregar, como decía el Mostachón al Wash and Ware, de Los Polivoces: ¿Hay cariño o no hay cariño?… ¡cómo los quiero condenadotes!
Como sea, es oficial: a una semana de la tragedia, comenzará la entrega de apoyo económico en mano, de uno en uno. Y la entrega de despensas al ritmo actual, es de menos de 10 mil diarias… con 800 mil sin qué comer, sin agua para beber. Algo anda muy mal. El gobierno federal puede hacer mucho más. Si asumiendo el costo, pidiera a las grandes cadenas de súper mercados y a las empresas refresqueras, que dirigieran sus flotillas a Guerrero, para este séptimo día de la tragedia, hambre y sed no habría.
Pero, ¡que no decaiga ese ánimo!, el Presidente se comprometió a que no va a haber amarga navidad. Está sembrando vientos.