Eduardo Grajales
Recientemente se dieron a conocer los resultados individualizados a aspirantes a plazas magisteriales 2023-2024 por parte de la Unidad del Sistema para la Carrera de las y los Maestros (USICAMM), donde saltan algunos datos que podrían tornarse preocupantes, a juzgar de los estándares de calidad de la actual administración, que aspira a lograr la excelencia educativa.
Aunque no hay un estudio formal, ni información oficial existente, algunos datos publicados por organizaciones de maestros e incluso por algunos aspirantes, permiten observar una disminución considerable tanto en el promedio general, como en el factor Apreciación de conocimientos de la evaluación docente.
De acuerdo a una muestra extraída de información recabada en sondeos públicos y resultados hechos llegar voluntariamente a quien esto escribe, los promedios finales más altos en el contexto nacional y en los diferentes tipos de valoración difícilmente alcanzan los 8 puntos de 10, siendo 8 y 7 el segmento más reducido. El grueso se concentra en puntajes de 6 y 5.
En tanto, para el caso del factor Apreciación de conocimientos, los promedios más altos oscilan entre 20 a 24 con pocos elementos en ese rango, siendo el grueso los promedios de 14 a 18, de un total de 30 puntos, considerados como máximo para ese factor.
A juzgar por los resultados del concurso anterior, estos promedios no son tan distantes empero en aquella ocasión el estándar fue más alto, pues hubo promedios generales de 9 en los diferentes tipos de valoración, y la mayor parte se ubicó en promedios aceptables de 8 y 7.
Aunque reitero, estos no son datos concluyentes si no inferencias propias, el hecho da cuenta de la disminución en los promedios de la evaluación nacional para plaza docente, así como también la falta de rigurosidad en los procesos de asignación de plazas, como si se tenía previsto en años anteriores, donde la autoridad estaba impedida a contratar a promedios no aprobatorios.
Hasta donde se ha podido observar en las listas de asignación de plazas de años pasados, disponibles en la página de USICAMM, se identifica que en varios estados se ha contratado a personal docente con promedios generales de hasta 5 puntos, y algunos otros casos hasta menos.
Si bien es cierto que este número no representa la calidad del desempeño de un maestr@, si es indicativo de las ventanas de oportunidad que debe atender -sobre todo si ha sido contratado- pues es revelador de su conocimiento teórico-práctico, del tipo de pedagogía que implementará, así como de la posibilidad de que cumpla o no el nuevo marco legal educativo vigente.
Lo anterior, conlleva una reflexión profunda por parte de las autoridades sobre la calidad y nivel de desempeño de las y los maestros que están siendo contratados para enfrenar los retos de una educación moderna y cambiante, y de la necesidad que hay de reforzar los procesos de formación, particularmente en escuelas normales, cuyo espíritu es la formación de formadores.
Pero también implica analizar lo que se está haciendo en universidades públicas y privadas, de las cuales egresa año con año miles de profesionales que en determinado momento buscarán tomar parte en la carrera magisterial.
Es relevante que la USICAMM, como organismo encargado de estas tareas, realice investigaciones e informe de las dinámicas de sus procesos, y transparente los resultados para que los analistas podamos profundizar con información real y contribuyamos más que con críticas, con soluciones que coadyuven al logro de la excelencia educativa en México.
Hasta ahora la Unidad no goza de ello ni en la población docente, ni en la de aspirantes, ni en la de los opinólogos educativos. Su imagen es más bien la de una institución poco transparente y parcial, carente de equidad y legalidad en sus procesos.
Para muestra basta decir que, a casi un año de concluir la actual administración que le dio vida, su Sistema Transparente de Administración de Plazas (SATAP) es deficiente, sus Convocatorias se incumplen en sus términos y tampoco informan a cabalidad el número de plazas a concursar, lo cual deben ser principios básicos para no confundir a las y los aspirantes.
En el trayecto de los procedimientos es bien sabido que la Unidad acostumbra continuamente a cambiar las reglas, como sucedió hace poco con licenciados en Psicología participantes a plazas de educación especial, a quienes les anuncio la disminución de su puntaje en el factor Formación docente, argumentando que su carrera no es afín a las ciencias educativas, lo cual es un despropósito, pues es bien sabido que la Psicología es la gran aportadora de los conocimientos pedagógicos hoy día vigentes.
Si queremos lograr la excelencia educativa es momento de apretar las tuercas en los procedimientos y la evaluación para el acceso al Sistema de la Carrera de las y los Maestros, fortalecer la capacitación de egresados de instituciones de educación superior públicas y privadas, mejorar los mecanismos de la Unidad y establecer otros más rigurosos en la contratación del personal docente, de lo contrario seguiremos abonando a la eterna espiral de la simulación en la búsqueda por la calidad educativa.