Sr. López
Sospecha uno que algo anda mal en Palacio. Lee declaraciones oficiales y revisa varios medios de información, creyendo que están torcidas de mala fe. Y no, no están manipuladas. Crecen las sospechas… algo anda mal. Es difícil creer que nuestra máxima autoridad diga y se contradiga; afirme y se desmienta; prometa en público y lo niegue en público; y crece la sospecha: algo anda mal en Palacio.
Ayer se esfumó la duda, convertida en certeza: sí, algo anda mal. Si el Presidente no sabe la tabla del siete, no se vale ponerse exigentes con él, en nada. No es exageración ni mentira, transcribo para usted lo que dijo en su conferencia madrugadora:“Si tenemos de aprobación 70%, ¿cuánto es 70% de aprobación en 90 millones de mexicanos, 80 millones de ciudadanos?, como 50 millones, claro que no pueden venir todos, no van a estar todos, pero así estamos, si no tuviésemos 70% de aprobación, pues ya nos hubiesen derrotado”.
A ver, despacito. El Presidente debería saber sin duda, que las encuestas sitúan su aprobación (al viernes pasado según Consulta Mitofsky), en el 58.9%, muy alta aprobación si es usted un fanático de la 4T; pésima si por el contrario, es usted sobrino de Claudio X. González; pero si no alinea usted en ninguna de esas dos escuadras, simplemente se trata de un porcentaje de aprobación similar al de otros presidentes en su cuarto año de gobierno y -por supuesto-, calificación reprobatoria (mientras 5.99 siga siendo menos que 6, mínima para pasar de panzazo). Como sea, aceptemos que tiene el 70% de popularidad. Muy bien.
Lo que ya está más difícil creer es que él, Presidente de México, no sepa que el electorado suma 93 millones 984 mil 196 ciudadanos (al corte del INE de las elecciones del 2021); aunque bien podría uno aceptar que lo redondeara a 94 millones.
Ya se empieza a alzar autónomamente una ceja al oírlo decir “(…) 90 millones de mexicanos, 80 millones de ciudadanos (…)”; pero, no seamos rigoristas, aceptemos que al momento de hacer su declaración, se le haya escapado la cifra. No pasa nada.
Pero en lo que ya no puede uno ponerse laxo ni comprensivo es en que no sepa el Presidente la tabla del 7; que 70% de 90 millones es 63 millones (se multiplica 7 por 9); o que el 70% de 80 millones, son 56 millones (otra vez: basta con multiplicar 7 por 8).Cuando la respuesta a esas multiplicaciones es “como 50 millones”, la cosa es grave: 50 no es 63; 50 no es 56; Pitágoras sufre, sus tablas de multiplicar no aceptan aproximaciones… aunque tal vez no se enteró uno nunca y resulta que los profesores de Primaria que le tocaron, eran protofifís, precursores del conservadurismo… dispuestos hace 60 años a desacreditar a nuestro Presidente, enseñándonos las tablas de multiplicar (y la regla de tres simple, sofisticación del todo ajena y hasta enemiga del pueblo bueno). Así que son “como 50”.
La porra compadece a Rogelio Ramírez de la O, tercer secretario de Hacienda en esta administración; debe pasarlas canutas a la hora de presentarle las cuentas públicas al Ejecutivo.
La otra cosa singular es la afirmación presidencial de “(…) si no tuviésemos 70% de aprobación, pues ya nos hubiesen derrotado”. ¡Zambomba!… o sea, en Palacio debe haber un escuadrón especial dedicado a secuestrar las ediciones de la prensa impresa y otro saboteador de noticieros en la televisión: ¡que no se entere el Presidente que ya está derrotado!Y sospecha el del teclado que aparte del problema con las tablas de multiplicar, hay otro de percepción y en el peor caso, de intención. Mire usted: el Presidente se ufana de tener el segundo lugar mundial de aprobación entre los jefes de Estado del mundo, solo abajo del Narendra Modi, primer ministro de la India, quien según la Morning Consult tiene el 74% de aprobación, con el nuestro en segundo lugar… con el 66%, que es abajo del 70%; y eso presume, aunque no llega al porcentaje que según él, impediría ser derrotado.
¿Ser derrotado?… un Presidente de México en funciones no puede ser derrotado, podrá ser impopular o detestado, pero nada lo derrota, nada le quita La Silla de debajo de sus sacras posaderas… mal asunto que el Ejecutivo se crea candidato a ‘La Flor más Bella del Ejido’, en perpetuas elecciones. No señor, ya fue candidato, ya ganó, ya asumió el cargo y lo único que tiene que hacer es trabajar respetando la Constitución, le guste al que le guste y le incomode a quien sea: si respeta la ley el Presidente está blindado ante la crítica del día y de la historia.
Otra cosa sería que sin andar poniendo atención a encuestas de valor por definir, el Presidente analizara las cifras duras, por ejemplo, las que resultan de los procesos electorales o las consultas legalmente realizadas.
Sabido es que ganó la presidencia con la sideral cantidad de 30 millones 113 mil 483 votos para Morena… que para las elecciones del 6 de junio de 2021, bajaron a 16 millones 759 mil 917 papeletas a favor de Morena… y en la consulta de revocación de mandato, con el Presidente enfrentado a nadie, solo consiguió 15 millones 159 mil 321 votos. En números gruesos: el Presidente ha perdido a la mitad de sus electores, ha regresado a su voto duro de siempre.
Y él sabe que 15 y pico millones de votos no le alcanzarán a ninguna de sus corcholatas para ganar la presidencia. En los comicios de 2021, PAN, PRI y PRD, sumaron casi 19.5 millones de votos y con Movimiento Ciudadano llegaron a poquito menos de 23 millones; en tanto que Morena con sus partiditos rémora sumó apenitas arriba de 21 millones… y revertir esas cifras es muy difícil particularmente porque en las boletas no aparecerá Andrés Manuel López Obrador.
Los partidos opositores harían mal en dedicar sus esfuerzos a atacar al Presidente. No será candidato a nada y su terquedad de montar a doña Claudita como candidata sucederlo, lo llevará a la sorpresa de la derrota electoral, porque aparte del pleito interno que está causando en Morena, la doñita es anticlimática y motiva menos que una visita al proctólogo por el puro gusto