Ciro Castillo
Esta vez toca escribir desde el estado de Veracruz, que ahora lleva el nombre de un exgobernador, Ignacio de la Llave, uno de los férreos combatientes de Antonio López de Santa Anna.
Originario del municipio de Orizaba, famoso por su pico, uno de los más altos del país, fue juez y nombrado Defensor de la Patria en 1847.
Me encuentro en Veracruz, el puerto, a donde acudí para compartir con miles de corredores la alegría de una competencia deportiva: el Medio Maratón de Veracruz, en su edición 17.
Es una alegría, porque al igual que la Carrera del Parachico, llevada a cabo el domingo pasado entre Tuxtla Gutiérrez y Chiapa de Corzo, con un kilometraje de 14, es una fiesta.
A este tipo de encuentros, aunque cuenta con participantes de élite, generalmente de origen africano, la gente acude por el gusto de correr y porque generalmente implica un reto personal. Es el corredor quien decide correr y para él, a veces es un cambio de hábitos, a veces es demostrarse que se puede.
-¿Por qué la ciudadanía toma la decisión de desmañanarse, ponerse unos tenis y correr?, pregunté la semana pasada al presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez, Carlos Morales Vázquez, quien es asiduo practicante del atletismo en el Parque Fundamat, que está en proceso de remodelación y mejora.
Quizá porque cada vez hay más personas que se dan cuenta de los beneficios personales, pero también colectivos que genera hacer ejercicio, respondió el munícipe que sigue viviendo como antes de que fuera electo dos veces presidente municipal de la capital chiapaneca, en su misma casa de la colonia Las Palmas, al Oriente de la antigua “Tuchtlán”.
Lo mismo que sucedió una semana atrás en Chiapa de Corzo, con su Fiesta Grande en todo su esplendor, sucede aquí en Veracruz, a donde acuden corredores de todo el país, incluso del extranjero.
Llegan de Ciudad de México, Chihuahua, Querétaro, Tlaxcala, Estado de México y de Chiapas, por supuesto, sin olvidar a los anfritriones.
Los equipos se juntan para el calentamiento. Se motivan. Se acompañan durante la competencia que incluye un recorrido de 21 kilómetros entre los municipios de Boca del Río y Veracruz, pero al final de cuentas, cada uno lleva su propia “manda”, su propio por qué está aquí.
Hay quien se disfraza del hombre araña, de algún personaje de la Guerra de las Galaxias, quien se pone una gorra de La Parka o de Blue Demon, o quien corre guiando a una persona que ha perdido la vista.
Si más mexicanos hiciéramos lo que se hace en estas justas deportivas, quizá el país sería diferente, con menos problemas de obesidad, de adicciones, y de inseguridad.
Si todos hiciéramos lo que hacemos, como dicen los parachicos, “por el gusto de nosotros muchachos”, entonces la película sería distinta…
Buena reputación
Y mientras el mundo vivía el chisme de las indirectas directas de la cantante colombiana Shakira, a su exmarido, Gerard Piqué, en la UNAM tiraron la bolita del caso del presunto plagio de la tesis de licenciatura de la ministra Yasmín Esquivel Mossa.
Palabras más palabras menos, la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón dio la razón a quienes argumentan que la hoy ministra de la Suprema Corte de la Nación (SCJN), como se dice coloquialmente, hizo “chanchuyo” cuando era estudiante.
A pesar de la férrea defensa que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hizo de la jurista, a quien calificó de honesta, su permanencia en la Corte genera muchas dudas.
“Está fuera de lugar que continúe en el puesto y mina la legitimidad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación”, dice el abogado e investigador de la UNAM Tito Garza Onofre, de acuerdo con artículo del diario El País, firmado por la periodista Almudena Barragán.
La pérdida de la “buena reputación” que se exige como requisito para ser ministra del máximo organismo de justicia en México podría generar un mal precedente.
¿Entonces no importan las formas para llegar a un cargo tan importante como ser integrante de este órgano, que, se supone, es garante de imparcialidad a la hora de hacer justicia?
Brito en la ruta correcta
Hace poco escribimos que el diputado Ismael Brito andaba muy movido y que, seguramente, no era obra de la casualidad.
Él, amigo incondicional y leal del gobernador, Rutilio Escandón, fue ampliamente aplaudido este fin de semana por unas 5 mil personas que lo recibieron en los municipios de Reforma y Palenque.
Al encabezar los diálogos para seguir Impulsando el Bienestar y la Mejora de Chiapas, recibió un espaldarazo de habitantes de estos dos lugares y líderes sociales.
“… solo pulsando de viva voz las problemáticas que existen en cada región, se puede trabajar en el sentido correcto”, dijo el legislador morenista, y vaya que tiene razón. Un diputado de oficina sirve de poco o nada…
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