Ciro Castillo
A unos días de que se realicen elecciones en seis entidades federativas, el diario La Jornada, quien se ha vuelto uno de los medios que defienden a capa y espada a la 4T, difundió información respecto a lo que piensan inversionistas nacionales e internacionales: el candidato de Morena ganará los comicios de 2024.
Según este diario, siempre echado a la izquierda, tres de cada cuatro “grandes inversionistas” consultados por Credit Suisse, “una importante firma financiera”, creen que la suerte ya está echada para dentro de dos años.
Creemos que, por la fotografía del momento, no se requiere ser adivino para entender que él o la postulada por el partido guinda será el triunfador en la siguiente contienda presidencial.
Y cómo por qué razón estamos tan seguros, se preguntará usted.
La respuesta es sencilla: porque las riendas de la política mexicana, nos guste o no, estemos de acuerdo o no, en este momento las lleva el inquilino de Palacio Nacional.
El mismo que de lunes a viernes encabeza una conferencia matutina en la que pone “como laso de cochino” al “periodo neoliberal” es quien toma las decisiones.
Lo que diga su dedito se hace, aunque un importante sector social, más que cuando llegó al poder, esté en desacuerdo y cansado.
Que cuál ha sido su éxito. Pues mantener un discurso de confrontación contra todos aquellos que de una u otra manera perdieron prestigio ante la lastimada sociedad mexicana.
Ha sabido mandar el mensaje de que, en su gobierno, los pobres son primero, aunque no necesariamente los resultados hablen por sí mismos.
Dice, y quizá con razón, que ya no es como antes, aunque en temas de inseguridad los avances sean pocos o casi nulos.
Parece contradictorio, pero así es: la gente no le cree a su gobierno, pero consideran que el tabasqueño está haciendo su mayor esfuerzo y es una buena persona.
La gente piensa que el fundador de Morena ha puesto su mayor empeño en acabar con la corrupción, aunque su equipo y la estructura gubernamental digan lo contrario.
El reporte del diario al que nos referimos dice que el 74 por ciento de los inversionistas nacionales y extranjeros consultados “consideran que el próximo presidente saldrá del partido fundado por el actual mandatario Andrés Manuel López Obrador”, el mismo que contradictoriamente se ha pasado los primeros cuatro años de su sexenio atacando a los “fifís”, pero hace poco dijo que a los ricos no les ha ido mal en su gobierno, es decir, no han dejado de ganar dinero.
En conclusión, parece que los inversionistas, muchos de los cuales, tras bambalinas, seguramente están en desacuerdo con las formas de AMLO para manejar a la nación mexicana, siguen confiando en el país.
En el discurso oficial, puede que los ricos sean los “malosos”, los de “cuello blanco”, pero en la realidad, los pobres, los que son primero en las políticas cuatroteistas, siguen estando igual o peor que las pocas familias que controlan los dineros de esta nación que, no se derrumba, a pesar de todo…
Carestía
El reportero Rodolfo Flores, de Cuarto Poder, presentó este fin de semana un texto basado en un informe semanal de Profeco, el cual indica que, paradójicamente, la tienda Soriana Híper de Tuxtla Gutiérrez vende la canasta básica más cara de todo México en el estado más empobrecido (que no es lo mismo que pobre).
El reporte fue presentado en la mañanera a principios de la semana pasada y consta de 24 productos de primera necesidad, entre los que destaca el aceite de canola y el frijol negro, los cuales han aumentado mucho sus precios.
De acuerdo con un sondeo realizado por el reportero, la carestía que se vive actualmente y que, curiosamente, pega más a los que son prioridad en este sexenio, a quienes ha obligado a comprar “de a poquito”.
Un aguacate, unos tres chiles, algunos tomates y cilantro para una salsa”. De la carne, ni se diga: el kilo de pollo y de res tiene ahora sus precios más elevados.
Comprar una despensa completa para una familia de cuatro integrantes supera los tres mil pesos y no alcanza para el mes completo.
Si no fuera porque el gobierno mexicano sigue subsidiando la gasolina, la cosa sería peor…
Aderezos
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