¡Parió la abuela!: La Feria

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SR. LÓPEZ

Tío Óscar (lado materno-toluqueño), trabajó en algo que era de alto peligro en Pemex de los 19 años hasta que se retiró, a los 39 de edad. Sí debe haber sido de alto peligro, porque le pagaban dinerales y desde su retiro jamás volvió a dar golpe (y vivió muchos años más, siempre arribita de bien). Por lo mismo del alto peligro no se casó sino hasta que se retiró y para sorpresa general, se fue a un pueblo de Michoacán (Cieneguitas), de donde regresó a los seis meses ya casado… sin decirle nada a nadie, nomás un día se presentó a una comida de domingo con toda la tribu reunida y presentó a su esposa: enmudeció la concurrencia, las señoras pálidas de envidia y los señores colorados por súbita subida de presión sanguínea: era mo-un-men-tal, ¿sí se fijó?: MO-UN-MEN-TAL, pero en serio, de cine, para pantalla Cinemascope: descendiente de italianos, alta, rubia de ojos azules y todo lo demás como mejor se lo imagine usted… y de 19 añitos de edad (el tío Óscar era bien plantado, no se crea, pero junto a ella era Quasimodo). Alessandra se llamaba, le decíamos tía Ale. Tuvieron cinco hijos y fueron muy felices (que se sepa), con una peculiaridad, tía Ale odiaba la cocina y comía solo comida italiana (con excepción de las comidas familiares en que deglutía con trabajos las delicias de nuestra cocina mexicana, ¡sí señor!). El caso es que a tía Ale le llevaban todo, diario, de un restaurante italiano muy caro: era una fortuna lo que costaba el chistecito. Un día, la imprudente tía Beatriz, le dijo al tío Óscar era una locura, que pusiera remedio, que contratara cocinera, que hiciera algo, y el tío, con la cara de gato que se acaba de zampar un ratón, le respondió calmo: -Tía ¿ya vio a Alessandra?… lo que me gaste en ella es barato… nomás la quiero contenta, no se apure –y tenía razón (usted no puede opinar porque no la conoció, pero créale a este menda: lo que costara era poco). Punto redondo.

Cosas hay en la vida que no se deciden por su costo sino con criterio diferente. Nadie pide cotizaciones para ver qué médico cobra más barata la cirugía de un hijo; ni decide casarse con la mujer que pida menos gasto; por ejemplo.

Pero hay otros asuntos en los que es inevitable decidir por costos y beneficios (parece mentira que haya que decir estas cosas); por ejemplo: es indudable que por un principio de lógica y respeto propio, México debería producir todos sus combustibles… sí, a menos que salga más caro el caldo que las albóndigas.

Es del todo inútil recordar que los anteriores gobernantes del país, dejaron caer a Pemex, cierto (y ni les van a hacer nada). Pero ahora ya estando así las cosas, lo que se haga con la principal empresa de la nación y con el petróleo y el gas que tenemos, son decisiones de orden económico, financiero, técnico y comercial (y sería más importante recuperar la autosuficiencia alimentaria, antes que intentar una Cruzada Energética: ¡la comida es primero!… en fin).

El Presidente anunció en diciembre pasado que se hará una refinería de petróleo en Dos Bocas, Tabasco, a un costo de 160 mil millones de pesos (ocho mil millones de dólares); y para eso, en este 2019, el Presupuesto de Egresos nacional, destina 50 mil millones solo para su planeación (casi la tercera parte del costo anunciado… o sea). Aparte y para entusiasmo de todos nosotros, orgullosos tenochcas simplex, nuestro Presidente nos hizo saber que la construcción inicia el 2 de junio próximo y estará terminada, reluciente y produciendo, en mayo de 2022. ¡Hossana!

El gobierno hizo la licitación (concurso) de la refinería y la declaró desierta: todos los participantes calcularon en mucho más el costo y el plazo. Pero… no contábamos con la astucia modelo Chapulín Colorado de nuestras autoridades: ahora Pemex mismo diseñará la planta y la construirá, en ese costo y ese plazo. ¡Me canso ganso!

El 9 de abril pasado, el IMCO (Instituto Mexicano para la Competitividad A.C.), centro de investigación muy seriecito, presentó un diagnóstico sobre Dos Bocas, concluyendo que “traerá más costos que beneficios para Pemex y para México, al tener una probabilidad de apenas 2% de ser rentable, a partir del análisis de 30 milescenarios financieros, a diferencia de la evaluación de un solo escenario exigido por la SHCP. Cada uno de esos escenarios sigue los lineamientos establecidos por la SHCP para evaluar la rentabilidad financiera de proyectos de infraestructura (…); y remata: “Es importante subrayar que este ejercicio no considera la obligada construcción de infraestructura adicional, como ductos e instalaciones de almacenamiento, o la remodelación del puerto de Dos Bocas, Tabasco para recibir buques de hondo calado” (ya de entrada: falta).

IMCO coincide en las causas de esta tragedia de Pemex: “baja utilización de la capacidad instalada y el estancamiento de la inversión pública en la infraestructura del Sistema Nacional de Refinación”… sí tiene razón el Presidente, pero la solución no es esa.

IMCO propone otras soluciones, empezando por cancelar Dos Bocas e invertir en adecuar y poner a plena producción nuestras actuales seis refinerías; invertirle más a la exploración y producción de crudo (para tener más qué refinar en nuestras actuales refinerías); hacer nuevas refinerías asociados con capital privado (porque el dinero con nombre y apellido no corre riesgos, lo malo es el dinero público, ese se puede dilapidar); y asociarse con refinerías yanquis del sur de los EUA, siguiendo el modelo de la actual asociación público-privada de Pemex con la Royal Dutch Shell (refinería Deer Park, Texas), surtiendo crudo mexicano.

No nos hagamos bolas: refinar sí es mejor negocio que vender crudo. Pero refinar asociado con empresas privadas. Pemex no puede ni tiene el capital, se va a hacer esta refinería (no lo dude), pero con recursos del país. Nadie considera viable el proyecto, pero se va a hacer, cueste lo que cueste, se termine cuando se termine: a trancas y barrancas.O sea: ser tantos, ser pobres y ¡parió la abuela!

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