¡Otra, otra!: La Feria

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SR. LÓPEZ

Danielito le hemos dicho siempre a un primo que ahora anda en los 70 de edad. Danielito puede oírse como diminutivo de cariño, pero no en este caso, le decimos así por sucociente de inteligencia de caracol de jardín: es muy tonto; un ejemplo: para no reprobar materias en la escuela no le ponía su nombre a los exámenes… todos los maestros sabían que era él el único tonto que hacía eso.

Es bien sabido por usted que nuestro Presidente tiene meses diciendo que no es apropiado medir el Producto Interno Bruto(PIB), sino el ‘Bienestar’, pues el crecimiento económico no refleja necesariamente beneficios para el pueblo (se solicita definir qué es eso de ‘pueblo’, pues descontando lasacepciones de ‘ciudad, villa, poblado de menor categoría y país’, nos restan la de ‘conjunto de personas de un lugar, región o país’, con lo que resultaría que también son pueblo de México, fifís, conservadores, neoliberales, opositores y -¡Dios nos libre!-, hasta los ricos; quedando a salvo de tales confusiones solo la acepción de ‘gente común y humilde de una población’, que parece ser a la que se refiere el discurso presidencial, más aún cuando dice ‘mi pueblo’, aunque la frase tenga aromas de monarquía pues ni el país ni nosotros somos de él, sino que él es nuestro empleado, con estupendas prestaciones, por cierto). Bueno…

Ayer mismo, el Presidente anunció en su gustado programa matutino de variedades, que está preparando un “indicador alternativo” para medir la felicidad y el bienestar en México, y aclaró, generoso que es con nosotros los del peladaje: “Y otro ingrediente en este nuevo parámetro, en este nuevo paradigma, es la felicidad del pueblo. No les va a gustar a los tecnócratas, pero ya ven que si no les gusta a ellos a lo mejor es bueno para nosotros. Se mide, hay países en donde se mide el nivel de felicidad y eso es parte del bienestar”.

Y tiene razón. Cuando la tiene, la tiene. Sí es cierto que se mide el nivel de felicidad de los habitantes de los países y a mayor abundamiento, lo mide la ONU (Organización de las Naciones Unidas, díganle lo que significa ONU, ya ven que ¡trae tantas cosas en la cabeza!)

Aparte de la ONU hay gobiernos que por su cuenta y a su modo miden qué tan felices son los habitantes de sus países, en Bután (no le digo dónde está, ahí busque en San Google), desde 1972 miden el índice de Felicidad Nacional Bruta, usando como parámetros el desarrollo económico sostenible, la preservación de sus valores culturales, la conservación de la naturaleza y el buen gobierno (sin mala fe llamo su atención al primer indicador: el crecimiento económico… el PIB, pues). El Reino Unido y Francia, miden la felicidad de sus habitantes de manera más pragmática, sus indicadores son si la gente comió lo que quiso las dos semanas anteriores a la encuesta y si puede pagarse vacaciones (cada quién).

Estamos: no es novedad y no espanta tecnócratas; la mismísima OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), retacada de neoliberales, mide la felicidad mediante 24 preguntas, entre ellas si se tiene empleo, si el ingreso es suficiente, si se tiene casa propia, servicios comunitarios, educación, etc. (dinero, otra vez el maldito dinero).

Recurramos mejor a los indicadores de la ONU que aceptan 156 países del mundo (incluido México): primero hacen una evaluación con la Gallup (empresa privada con sede en Washington, D.C., dedicada a las encuestas, fundada en 1935), que le pide a la gente califique de 0 a 10 su vida (0, la peor vida posible; 10, la mejor); y luego los técnicos de la ONU consideran los siguientes factores en cada país: PIB (¡maldita sea!), esperanza de vida, generosidad, apoyo social, libertad,corrupción y otros. Lo que resulte lo contrastan país por país, con un país imaginario(Distopía), que sería el peor país del mundo (Distopía, palabra inventada como opuesto a Utopía, ¡cuánto ingenio!).

Para la ONU, México está algunas veces en el lugar 23 de felicidad, a veces en el 25… pero en Latinoamérica, solo nos gana Costa Rica (lugar 13)… por cierto: Venezuela está en el 102 y Cuba no aparece en el informe de la ONU (aunque son muy alegres, siguen huyendo de su bellísima isla: muy contentos no han de estar).

Como se ve, en todos los métodos aparece el PIB, rutilante, con foquitos alrededor como anuncio de los cines de antes. ¿Por qué esa necedad?… porque aunque el dinero no sea la felicidad, deja a una cuadra (como enseña el sabio don Raúl). Sí, damas y caballeros, para comer se necesita dinero, para vestir, para ir a la escuela, para comprar un purgante, para todo, hasta para echar una cana al aire. Y acabar con la desigualdad es un cuentazo: siempre habrá desigualdad, hasta entre ricos la hay. Lo que no debe haber son las carencias que sufre más de la mitad del país y eso solo se resuelve creando riqueza… ricos, pues.

Resumiendo: la propuesta del Presidente de la república no es buena, es buenísima, porque aparte de medir el PIB, se evaluarán los servicios públicos de educación y salud, la seguridad y la corrupción… lo que augura resultados nada agradables.

Este gobierno aún no consigue dar resultados en seguridad pública, salud, educación, ni empleo… bueno, ni en nada. Hasta el momento sigue batallando para empujar al elefante (dicho por el Presidente), y por sacarle la vuelta al PIB, que es un frío dato numérico que los presenta como a Danielito, va a meterse en un berenjenal peor, aunque lo previsible sea que nos digan que estamos felices, felices, felices, pero la realidad es terca, terca, terca, y la gente no se traga cuentos -diga lo que diga la propaganda-… preparémonos para que los señorones del periodismo que acuden diario a la mañanera aplaudan hasta el desmayo cuando escuchen a ya saben quién, cantándoles aquella de Luis Alcaraz:  ‘Por vivir en quinto patio, desprecian mis besos, un cariño verdadero, sin mentiras ni maldad (…) nada me importa, que critiquen la humildad de mi cariño, el dinero no es la vida, es tan solo vanidad’… ¡otra, otra!

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