Nos fallaron: La Feria

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Sr. López

Pepina, prima del lado materno toluqueño de este menda, era ‘interesada’, como llamamos en México a quienes aman al dinero por sobre de todas las cosas. Además, era ‘noviera’ y eso no necesita explicación. Así las cosas, cuando se puso en serio a buscar uno para casarse, confió a este menda que no quería uno con gran futuro, sino uno ya rico. Y se le hizo. Suertuda la Pepina.
¡Aleluya!, se acabaron las campañas. El país está en los tres días de reflexión (no se ría), para decidir su voto sin la maléfica influencia de estrategas electorales ni operadores a sueldo, como esos a los que llaman Servidores de la Nación, cuando son servidores de su patrón, que les paga con el dinero de nosotros.
Eso de que el tenochca simplex se ponga a reflexionar es cosa seria. Está en el artículo 251 de la Ley de Instituciones y Procedimientos Electorales, que la ciudadanía se ponga a cavilar tres días completos sobre su voto y decida a cuáles candidatos elegir. Así que ¡a pensar!… tenemos leyes dignas del Risámetro.
Aunque lo diga la ley, este menda no imagina a los casi 98.5 millones de mexicanos que pueden votar, meditando como lamas tibetanos, ni como ‘El pensador’ de Rodin, para sesudamente decidir a quién otorgan su voto.
No es así, porque hay electores que lo tienen decidido desde antes de que se supieran los nombres de los candidatos; unos porque creen en el Presidente, en su movimiento, más que en los consejos de su abuela; otros por exactamente lo contrario: a la vista de estos casi seis años de pifias y mentiras, no votarían por nada que provenga del Presidente, de Morena ni sus aliados, ni bajo amenaza de divorcio. Esos dos grupos de tan firmes convicciones, los aferrados, son aquellos a los que nada les hace cambiar su decisión.
Hay otros electores, los que deciden según les cae cada candidato. También hay los que votan a lo loco, según les ‘late’.
También, como se eligen más de 20 mil cargos públicos, hay voto diferenciado, por ejemplo en Chiapas: la gente va a retacar las urnas por Eduardo Ramírez, candidato a Gobernador, sin que importe quien lo postuló, que igual ganaría de parte de los Boy Scouts o el Club Quintito, sin que eso signifique que los que votarán por él, se seguirán de frente y sin retoque, tachando en las boletas a los otros candidatos de los partidos que lo abanderan. Para nada.
Pero, eso sí, todos muy dueños de su decisión. No se vale insultar ni despreciar al que vota distinto que uno. No. En democracia el voto se respeta. Sea el que sea, sea como sea. Es mal sistema, por supuesto, que nadie decide nada en su vida, según vote la familia o el vecindario, ni a qué dentista ir, ni con quien casarse, ni la escuela de los hijos… ¡vaya!, ni equipo de futbol. Pero mientras no se descubra una mejor manera de decidir sobre los asuntos que afectan a la sociedad, a la sociedad completa, tenemos que aferrarnos a la democracia electoral. Ni modo. Así nos ha ido, pero las otras opciones son todas peores.
Por supuesto destaca sobre todas las candidaturas, la de Presidenta de la república y en segundo plano los ocho gobiernos estatales y la Jefatura de Gobierno de la CdMx. Quiera el Buen Dios, que la gallarda raza de bronce tenga clara la inmensa importancia de no ir a meter la pata a la hora de votar por los integrantes del Congreso de la Unión, diputados federales y senadores.
Lo ha dicho clarito doña Sheinbaum, quiere mayoría calificada en el Poder Legislativo federal (dos tercios de las curules, en ambas cámaras), para poder modificar -junto con 17 legislaturas locales-, la Constitución conforme al Plan C del actual Presidente, que ya está presentado en la Cámara de Diputados y es espeluznante: eliminar al INE y dominar al Poder Judicial, entre otros navajazos a la vida nacional… y tenga muy presente que doña Sheinbaum aclaró que ese Plan C será parte de su plan de gobierno.
Pero aun no ganando la presidencia de la república doña Sheinbaum, si Morena & Cía., se hacen con mayoría calificada en el Congreso y controlan 17 legislaturas locales, igual podrán hacer charamuscas con la Constitución, esa nuestra Constitución que así, viejita y parchada, nos garantiza derechos, división de poderes, órganos autónomos y que podamos seguir teniendo elecciones libres.
Si les damos el Congreso a Morena & Asociados, sea quien sea Presidenta, perdemos el país. Serían perfectamente legales las deformaciones a nuestra Constitución… y dicen que no piensan en Venezuela.
Un consejo: no se deje marear por las encuestas que dan por hecha la victoria de Morena & Asociados. En el año 2000, recuerde usted que 10 encuestas decían que Vicente Fox podía ganar y 45 daban por seguro triunfador a Francisco Labastida… y ya ve.
En el mundo actual es cada vez más frecuente que las encuestas fallen. Nada más recuerde que era seguro que Hillary Clinton le iba a ganar al Trump; que daban por hecho que la Gran Bretaña se quedaba en la Unión Europea, derrotando al ‘Brexit’; que los colombianos iban a respaldar el ‘acuerdo de paz’ entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC; que David Cameron no sería reelegido primer ministro británico. Y tantas pifias más, como las elecciones en España, Turquía, Ecuador y Argentina.
No, las encuestas ya no auguran con certeza lo que pasará y ya se estudia cómo hacerlas sin preguntarle a la gente, con Big Data, analizando con inteligencia artificial volúmenes masivos de datos contenidos en las plataformas digitales, para deducir las tendencias electorales de millones de personas, sin acudir a las respuestas de unos pocos miles, que nunca se sabe si dijeron la verdad.
Eso ya se verá, pero mientras, en México, el domingo próximo votará la ciudadanía y como casi siempre, esa misma noche sabremos la tendencia de los comicios, aunque luego habrá que esperar la calificación del proceso, que hasta ahora y desde que hay elecciones de verdad, nunca ha discrepado de los resultados del INE. Nunca.
Vote como quiera pero vote… y no se crea mucho las promesas de los que ya nos fallaron.

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