Nos conviene

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LA FERIA/ Sr. López

Tía Lupe -de las toluqueñas-, se puso de novia de un refugiado español que estaba de presumir de guapo. El gallardo doncel le advirtió que era republicano… está bien, dijo ella (ni entendió); después, le confió que no estaba ni bautizado… no importa, aceptó la tía, cada vez más entusiasmada. Y cuando ya solo faltaba formalizar la pedida de mano, el Adonis, le advirtió que detestaba lo picante: se acabó el romance: -Con todo puedo pero no voy a dejar el chile -explicó.

Como son ya largas las décadas del país en bonanza, progreso, paz, seguridad y tranquilidad; considerando insuperables los avances en salud, educación pública y tecnología; tomando en cuenta que el gobierno de México y sus funcionarios, son el principal referente mundial en gobernanza, eficacia y honestidad, se inicia la búsqueda del perfeccionamiento de la identidad nacional: decolonizarnos. ¡Órale!

Así es, con ustedes el ‘decolonialismo’ (no confundir con ‘deScolonialismo’, eso ya se hizo cuando los españoles nos independizaron de España, después de que los indios hicieron la conquista). De-co-lo-nia-lismo.

Eso lo definió un peruano, Aníbal Quijano Obregón (1930-2018), sociólogo marxista-leninista, indigenista, vinculado al ‘mariateguismo’, por Juan Carlos Mariátegui (1894-1930), un peruano también, que trató sobre el desarrollo del marxismo-leninismo e indigenismo en toda América Latina, en búsqueda de “opciones analíticas y prácticas que se enfrentan y se desvinculan de la (…) matriz colonial del poder”. Esa “matriz”, en el caso de Hispanoamérica, es España, que lo de decirnos Latinoamérica es cuento de Napoleón III, por ahí de 1830, para sacar a España de nuestra inmensa región aunque fuera tantito y abrir cancha a su país, Francia.

Eso del mariateguismo, conecta con el etnocentrismo de movimientos indigenistas como el del simpático boliviano Evo Morales y su Movimiento Al Socialismo que se define a sí mismo como Socialismo democrático, Socialismo del siglo XXI, Estatismo, Indigenismo, Bolivarianismo, Plurinacionalismo, Populismo de izquierda. Un molazo…

La cosa es seria, en 2023, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), publicó un librito, ‘Decolonialidad, emancipación y utopías en América Latina y el Caribe’, y ya se va incorporando el tema a la conversación política en México.

El Instituto Nacional de Formación Política del partido en el poder, Morena, habla de “La descolonización del pensamiento, arma para la liberación popular” (¿liberación popular?… primera noticia), que en sus propias palabras es (agárrese), “el proceso crítico que busca desmantelar la imposición de la ‘racionalidad occidental’ y sus estructuras de poder que históricamente, han colonizado la producción de conocimiento, las estructuras políticas y la propia cultura” (parece que usan descolonizar por decolonizar pero da lo mismo, se entiende para dónde va la yunta… al marxismo-leninista, disfrazado de un indigenismo chistoso, contra todo lo que huela a España).

No se puede ocultar la tendencia más que socialista, marxista-leninista de esto de decolonizarnos. Como si no hubiera caído la URSS abrumada por su fracaso, como si no hubiera Cuba, Venezuela o Nicaragua.

No se vaya usted a preocupar de más, pero doña Sheinbaum así piensa, por eso el 15 de septiembre de 2021 puso en Facebook: “Agradezco a La Jornada la publicación del discurso que pronuncié ayer en la recepción de firmas por la descolonización del Paseo de la Reforma” (y quitó la estatua a Cristóbal Colón… ¡así se forjó el acero!).

No es cosa de tomarse todo a cachondeo, aceptemos la decolonización. Vamos a decolonizarnos, borremos toda influencia de esa renegrida “racionalidad occidental” (léase española). Muy bien.

Para empezar, que dejen de hablarnos en español. Congruencia, señoras y señores decolonizadores, nada de hablar en el idioma de España. También debemos expulsar de nuestra indigenista patria, la bandera, que nuestros ancestros no usaban, ellos con los ‘plantis’ estaban muy bien, con sus glifos para identificarse en las guerras; y escudos, tampoco, nada: a la basura, que la heráldica es un asquito.

Nada de abecedario, esa exótica invención traída por los infames españoles: de regreso al papel de amate y a los jeroglíficos. Nada de música ni de esas notas de la escala inventadas por un monje, cero, y quedan vetados los instrumentos musicales, todos impuestos por los españoles, urge el retorno del cascabel, la sonaja y el ‘teponaztli’.

Fuera también la maldecida aritmética y la numeración decimal. Por supuesto el derecho queda cancelado, primero que nada, la Constitución; se debe reimplantar el derecho indígena y la pena de muerte; las mujeres regresarán a su subordinación al hombre y sin derechos políticos, incluida la señora de Palacio, aunque se cambie el nombre a Cladiazuma Sheinbaumyotzin Pardocalli… a su casita doña.

Nada de que la sociedad se forma por iguales con los mismos derechos, no señor, la sociedad quedará organizada como debe ser, como estaba antes de la llegada de esos salvajes ibéricos: nobleza (‘pipiltin’), plebeyos (‘macehualtin’), y esclavos (‘tlacotin’), porque habrá esclavos una vez bien decolonizada la patria.

Es de urgente necesidad demoler todo rastro “colonial”, ciudades, pueblos, templos, monumentos, acueductos, todo lo que huela a español. Y pero-por-supuesto, debe prohibirse esa extraña religión que impusieron a la mala (Virgen de Guadalupe incluida). ¡Ah! y no habrá elecciones jamás, para eso se debe reimplantar el consejo electoral compuesto por nobles, sacerdotes y líderes militares, como hacían los seráficos mexicas (que no aztecas).

Aparte de lo que olvide este menda, sin duda debemos renunciar a los territorios que nos heredaron los infames españoles y quedarnos solo con el territorio mexica: Valle de México y sus alrededores, más Oaxaca, Guerrero, Puebla, Morelos, y algunas partes de Veracruz e Hidalgo y quedan independientes, todo el norte, Yucatán y por supuesto Chiapas… ¡áchis!, a lo mejor nos conviene.

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